TRAS EL ANUNCIO DE DANONE

Un país "cancelado": por qué se quieren ir de Argentina las empresas de retail y consumo masivo

En círculos empresarios se comparte una perspectiva desfavorable para el país en cuanto a crecimiento. Los factores que alimentan esa visión
NEGOCIOS - 19 de Octubre, 2020

El anuncio de Danone de poner en "revisión" sus operaciones locales y la insistencia de Walmart en abandonar el país ponen en evidencia lo que los empresarios locales ya vienen advirtiendo sobre el gobierno de Alberto Fernández y también sobre el futuro de la economía del país.

Es decir, la desconfianza hacia las medidas que el equipo económico que encabeza Martín Guzmán aplica para intentar revertir la grave crisis.

De hecho, anticipa la opinión de los mercados internacionales a las próximas decisiones que anunciará el Ministro de Economía, y profundizan la falta de credibilidad en un gabinete al que consideran desgastado desde su imagen y sin plafón para convencer a los inversores internacionales sobre la viabilidad de sus políticas económicas.

Es, además, una respuesta a la declaración de Máximo Kirchner, para quien los mercados deben entender que la economía la maneja el Gobierno.

El jefe del Frente de Todos en la Cámara de Diputados se había referido de este modo a la situación que atraviesa el país tras la pandemia y la crisis que se potenció con el dólar blue en $178 y que apuró el anuncio de nuevas medidas financieras y cambiarias.

Argentina, un país "cancelado"

Si bien es correcta la mirada del hijo de CFK, para las corporaciones globales existe una doble visión sobre lo que está ocurriendo con sus negocios en la Argentina y sobre la posibilidad de permanecer en el país en momentos en los cuales los nocivos efectos de la pandemia del Covid-19 también golpean las operaciones de estos grupos en otros mercados considerados más estables.

Una opinión más que nada coincidente entre las corporaciones extranjeras relacionadas con el mundo del retail y del consumo masivo, por lo cual también se puede sumar a Falabella, Starbucks y Burger King a los grupos que consideran que el país está "cancelado", tal como se escuchó decir durante el 56 Coloquio de IDEA que culminó la semana pasada.

Por un lado, advierten que sus operaciones locales acumulan ya cinco años de fuertes caídas tanto de rentabilidad como de ventas y no avizoran un cambio de expectativas en el corto plazo.

Por el contrario, la constante recesión que sufre la economía doméstica, el permanente desplome del consumo y del poder adquisitivo de la sociedad, la mitad de la población empobrecida y un PBI per cápita de los más decadentes del mundo parece ser un escenario que vino para quedarse.

La decisión de Falabella generó alarma y reforzó la idea del "éxodo" de empresas.

Por otro, deben soportar gobiernos que fracasan en sus intentos por reducir la inflación o remontar el consumo aplicando hasta el cansancio recetas que terminan minando la competitividad de las empresas, generando más competencia desleal y desalentando inversiones como pueden ser las políticas de  precios máximos, la ley de góndolas y otro tipo de regulaciones del mismo estilo.

En este camino identifican al debate parlamentario que se está dando sobre el formato de etiquetado que deben llevar las marcas en sus productos para avisar a los consumidores de los eventuales problemas que suponen su consumo. Un estilo similar al que adoptó Chile, donde las etiquetas se asemejan a las que se utiliza en la industria tabacalera para advertir los daños del cigarrillo sobe la salud.

"O sea, cuando la operación que tenés en el exterior sea la empresa que sea, te reporta un ebitda de 2% en la moneda dura, que tampoco podes girar dividendos, y que además tenés cada vez más problemas, la pregunta es para qué te quedas en ese mercado, que se convierte en indefendible en cualquier corporación", analiza un importante hombre de negocios local que sigue de cerca este tipo de operaciones.

Estrategias que no le achacan solamente al actual gobierno de Alberto Fernández sino también a los cuatro años de gestión de Mauricio Macri en la Casa Rosada o los anteriores intentos de la administración de Cristina Kirchner. Todos echaron mano a las mismas fórmulas supuestamente exitosas pero que terminaron en fracaso y profundizando las desigualdades y la compleja crisis que sufre la economía.

Es decir, una combinación de factores macro, con las consecuencias del coronavirus y con un fuerte contenido local que viene obligando a las casas matrices en el exterior a tener salir al rescate de sus filiales locales, distrayendo fondos en momentos en los que otros mercados de mayor peso, más rentables y con economías más confiables también se encuentran necesitados de auxilios similares a partir del daño causado por el Covid-19.

El caso de Danone

Es en esta dirección que la multinacional francesa Danone acaba de avisar que va a enfocar su atención en países donde puede revertir la situación más rápido y desarrollar planes de expansión para la post-pandemia que le permitan retornos que hoy no le ofrece la Argentina.

La noticia, que se conoció durante la mañana de este lunes 19 de octubre, repercute más que nada en las operaciones de yogures y agua mineral de Danone Argentina. En el caso del primer sector, en los últimos cinco años se derrumbó 50% haciendo casi inviable la operación, mientras que la producción y venta de aguas minerales sufrió una caída similar.

En este marco, el grupo analizará el pobre desempeño de esos activos para determinar si se encuentran alineados con las metas y objetivos globales. De no ser así, podría iniciar un proceso de venta de la marca de agua mineral Villavicencio y de los postres y yogures que en el 2000 le compró a Mastellone Hnos.

Diferente es el caso de su sociedad con Arcor para controlar el capital de la dueña de la marca La Serenísima. Se trata de un joint venture con la empresa de la familia Pagani que se lleva a cabo mediante la participación de Danone en Bagley, de la cual controla el 49% mientras que el 51% restante está en manos de la dueña del Bon o Bon.

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Ambas empresas a su vez, ya poseen el 49% de Mastellone, donde otro 3% es propiedad de un fondo inversor que dirige Luis Agote, actual presidente de la láctea, y el resto sigue en manos de la familia fundadora.

Se trata de un esquema de negocios que Danone no habría puesto bajo la misma revisión que el resto de sus actividades locales y que, se entiende, podría mantenerse de manera independiente a la supuesta venta de las otras operaciones del grupo francés.

En el caso de Walmart volvió a la carga para encontrar un "socio estratégico" en el país, solo que esta vez lo hizo recargado y hasta aceptaría desprenderse del 100% de sus operaciones, tal como ya lo hizo en Gran Bretaña.

La cadena había suspendido la búsqueda por la pandemia pero ahora aceleró el proceso y ya tiene cinco candidatos en espera de que sus propuestas sean analizadas por los ejecutivos del grupo con sede en Estados Unidos.

Según una nota publicada por el diario La Nación, el Citibank, organizador del proceso, tiene en su poder las carpetas de las ofertas acercadas por el fondo de inversión Inverlat, dueño de Havanna; el empresario Francisco de Narváez; los hermanos Fabián y Gustavo Papini y Diego Solá Prats en sociedad con el fondo de inversión Carval; el Grupo Werthein, y un quinto grupo, del que no trascendió el nombre y que está liderado por un fondo de inversión internacional.

Es decir, de cinco posibles compradores, cuatro son locales, lo cual muestra que su modelo de negocios estará mejor cuidado en manos de inversores que conozcan mejor los vaivenes y la volatilidad de la economía doméstica que los grandes jugadores internacionales.

Ocurre que, tanto en el caso de Walmart, como en los de Danone y Falabella, una vez vendidas sus filiales locales deberán ser reorganizadas y reestructuradas para la realidad actual del mercado pero evitando conflictos con los sindicatos como los que debió sufrir Carrefour en el 2018, cuando quiso acomodar sus números a la recesión y terminó negociando con las entonces autoridades nacionales y los líderes gremiales un proceso diferente que no terminó de resolver sus problemas.

En el caso de Walmart,  cuenta con 92 locales, de los cuales 29 operan bajo la marca Walmart; 61 son Changomas y dos son mayoristas con el nombre de Punto Mayorista.

Con respecto a Danone, las palabras de su CEO global sobre la decisión de analizar las operaciones locales pueden ser interpretadas como una decisión del grupo francés por estudiar activos que no mueven la aguja porque son demasiado pequeños o porque requieren doblar su tamaño localmente, lo cual consideran inviable y por eso los podrían ofrecer a un jugador local.

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