La ropa y el calzado, por las nubes: las causas de la suba de precios y qué pasará con la indumentaria del verano
El retorno de los shoppings en Capital Federal vino acompañado de una sorpresa generalizada en torno a los precios de venta de indumentaria y calzado. Pero en el ámbito de los fabricantes reconocen que, más allá de esta novedad visible en los centros comerciales, la suba es generalizada, alcanza a todos los comercios del rubro, y resulta consecuencia directa de variables que van desde el incremento sostenido de los costos de producción hasta el tradicional cambio de temporada.
Desde organizaciones que integran a las empresas y talleres que producen ropa, zapatillas y zapatos indicaron a iProfesional que en el mercado formal el incremento actual es de casi un 50 por ciento respecto de los valores del año pasado. Señalaron, además, que la mayor escalada se da en el ámbito informal -circuito de la calle Avellaneda, Once, Flores y las ferias como "La Salada"-, con precios que en ese nicho treparon casi 90 por ciento de la primavera pasada a la presente.
Ante la consulta de este medio, desde la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI) su gerenta general, Alicia Hernández, sostuvo que la fuerte variación se corresponde con las subas que se dan todos los años "sumado a todo el costo disparado que enfrentan las compañías por efecto del Covid-19 y la cuarentena".
En los últimos días se conoció que un jean de primera marca ya se ofrece a 6.000 pesos, mientras que la oferta de zapatillas predominante ostenta precios que oscilan, también, entre los 6.000 y los casi 20.000 pesos.
Si bien aclaró que el salto de los precios ya está siendo "ablandado" con descuentos -por ejemplo, de hasta un 35 por ciento y vigentes en distintos centros comerciales de la Ciudad-, Hernández comentó que el cambio de temporada "hacía suponer que se darían incrementos más fuertes que otros años por lo atípico de la situación productiva".
"Toda la cadena de producción estuvo cerrada al menos 100 días. Eso derivó en dificultadas para acceder a materias primas como, por citar algunos casos, cierres, botones, telas. Lo que volvió a entregarse llega con subas muy fuertes. Al mismo tiempo, los fabricantes ahora tienen que atender otros costos como el transporte de los empleados. Se disparó el gasto para el sector", dijo.
"Las empresas trasladan a sus empleados en micros contratados. Y no es que esos colectivos viajan llenos: se respeta la distancia social, hay cupos. Todo eso sumó un gasto extra realmente fuerte. Después, numerosos fabricantes del conurbano cuentan con poco personal porque sus operarios son grupo de riesgo por cuestiones de edad o salud. No es que lo que regresaron a la producción lo hicieron con el 100 por ciento de sus respectivos planteles. Eso incide también", añadió.
Hernández explicó que, en un año "normal", el valor de la prenda comprende un 50 por ciento de costo del material y la mitad restante corresponde a la mano de obra. "La pandemia modificó ese porcentaje y ahora el peso del empleo y sus costos está por encima del 60 por ciento", aseguró.
"Ya de por sí, se da un aumento en ese ámbito. Pero hay que pensar en lo que ocurre con esa misma prenda fuera del taller: pasa a la marca, que cumple con determinados impuestos, se mueve mediante un flete que aumentó fuerte por las restricciones para circular, la inversión en publicidad se profundizó para incentivar un consumo en baja, cambió el costo impositivo de las tarjetas por la mayor compra electrónica", detalló.
Para luego añadir: "A eso sumémosle que los fabricantes llegan a esta instancia endeudados por los créditos que sacaron para sobrevivir. Y hoy enfrentan otra vez alquileres de locales y demás. La combinación de esos factores, dramática para muchos, es lo que permite explicar por qué los precios finales subieron tanto".
La directiva reafirmó que "en este contexto de pandemia no habrá ropa barata porque tenemos un problema fuerte de oferta".
Complicaciones de verano
Según la directiva, la complicada situación productiva que atraviesa el rubro derivará en un escenario de faltantes de prendas de cara al verano. Para la entrevistada, la actividad recién alcanzaría la normalidad la temporada primavera-verano del año próximo. "Siempre y cuando exista una vacuna", remarcó.
"Como las producciones estuvieron cerradas, habrá faltante de oferta más allá de que damos por descontado que también tendremos muy baja demanda. Mallas, shorts, bermudas, remeras, es lo que se verá afectado. Por efecto de ese mismo faltante habrá otro efecto fuerte en los precios", anticipó Hernández.
Por último, la gerenta general de CIAI señaló que la cadena también ya sufre dolores de cabeza pensando en el invierno 2021.
"La ropa para esa época comienza a coserse durante el mes de noviembre y los productos comienzan a llegar a los mayoristas a partir de febrero. El faltante de telas nos permite anticipar que la fabricación estará muy complicada para iniciar las prendas de la temporada que viene. Y todo eso redundará en la extensión de la menor oferta y la imposibilidad de fijar precios baratos", concluyó.