Argentinos, de salida: impuesto a la riqueza y depreciación del dólar "soja" aceleran el interés por los campos en Uruguay
La decisión oficial de motorizar un impuesto a la riqueza, sumado a la depreciación que exhibe el dólar que percibe el productor sojero por el descuento derivado de las retenciones -$50 versus $130 que cotiza el "blue"-, reavivó el interés de empresarios e inversores argentinos por hacerse con tierras del otro lado del Río de la Plata.
La tendencia fue confirmada a iProfesional por actores del segmento inmobiliario rural tanto de Argentina como en el mismo Uruguay, quienes coincidieron en que consultas y operaciones crecen a la par de los vaivenes de la economía doméstica y la búsqueda de previsibilidad jurídica a largo plazo.
Si bien los expertos consultados reconocen que, en términos de rentabilidad, los mejores lotes charrúas hoy por hoy apenas empatan las marcas de los campos de rendimiento intermedio en Argentina -siendo que en Uruguay no rigen retenciones a las exportaciones-, la decisión de negociar tierras refiere a la búsqueda de diversificar inversiones, blindar reservas de valor y hacer base con vistas a una posterior radicación en el vecino país.
"Las decisiones que se vienen tomando en términos jurídicos y económicos alientan el desánimo y las ganas de emigrar de muchos inversores. Uruguay transmite la idea de seguridad, aparte de que la idiosincrasia es muy similar y está la facilidad del idioma", comentó a iProfesional Federico Nordheimer, director de la comercializadora homónima.
"La renta de un campo en Uruguay es positiva aunque no muy diferente a la local con retenciones incluidas. La diferencia está en la existencia o no de dolores de cabeza para los que poseen un capital: el país vecino transmite transparencia, un rumbo económico determinado, estabilidad en las reglas que impone el Estado. Aparte, con una inversión inferior a los 400.000 dólares se puede acceder a la ciudadanía o la radicación. Para muchos es asegurarse una tranquilidad", añadió.
Nordheimer comentó que las consultas de argentinos "que buscan irse" aumentaron en las últimas semanas, con foco en lotes ubicados en el centro y sur de Uruguay.
"Hay interés creciente en campos cerca de Colonia, Montevideo o Punta del Este, por mencionar algunas zonas. Por lo general, las averiguaciones se ajustan a establecimientos que tienen menos de 1.000 hectáreas y una tendencia a la producción agrícola antes que ganadera. Para quienes están interesados en producir también es clave que Uruguay no cambia las reglas de exportación como ocurre acá cada tanto para determinados cultivos", especificó.
El experto sostuvo que otro aspecto que opera a favor de Uruguay está en el valor bajo de la tierra, con cotizaciones que en sus puntos más altos se encuadran con los precios de provincias locales como Entre Ríos.
"Hoy un muy buen campo ostenta un precio por hectárea del orden de los 8.000 dólares, con picos de hasta 10.000 aunque esto ya bordea la exageración. Pero esos lotes, justamente, es muy raro que se encuentren a la venta. La tierra es más barata que en Argentina por una cuestión de calidad. Acá tenemos mayor profundidad de tierra negra, campos sin ondulaciones, por citar algunas características", precisó.
Ver para comprar
Según Nordheimer, el cierre de las operaciones por las que ya hay consultas está atado a la decisión argentina de abrir las fronteras. Las compras, anticipó, comenzarán a tomar mayor forma en cuanto se reinstale la circulación entre países.
"Quien quiere comprar un campo siempre visita el lote antes de cerrar la operación. No es como comprar una cochera. Para lograr eso primero se necesitan las fronteras abiertas, de modo que todo gira en torno a que se otorgue esa posibilidad. Mientras tanto, los inversores argentinos siguen olfateando la cancha", concluyó.
Desde la comercializadora uruguaya Terramar su director, Ignacio González, sostuvo ante iProfesional que el sector inmobiliario oriental vive un momento de vaivén a partir de este renovado intento argentino por sumar mayor presencia del otro lado del Río de la Plata.
"El interés empezó a hacer visible con los cambios de gobierno que ocurrieron tanto en Argentina como en Uruguay. La incertidumbre que se generó en Argentina a partir de la pandemia y la cuarentena hizo que los argentinos hagan más visibles sus intenciones. Muchos se quedaron, por ejemplo, en Punta del Este tras las vacaciones de verano", comentó.
"En el caso de la intención de adquirir campos, eso ahora generó un efecto muy particular: ante los rumores de que los argentinos vendrán a invertir fuerte, muchos uruguayos se apuraron a comprar. Los locales comenzaron a cerrar operaciones y eso comenzó a apuntalar los precios, que cayeron fuertes a partir de 2014", precisó.
Precios bajos en Uruguay
González aseguró ante iProfesional que los valores de la tierra "hace dos años que están quietos", con valores hasta un 40 por ciento más baratos que un lustro atrás. "La hectárea en zonas muy buenas para la soja, por ejemplo cerca del puerto de Palmira, están en el orden de los 8.000 o 9.000 dólares", destacó.
El experto aclaró que los campos más cotizados ostentan superficies que van de las 50 a las 500 hectáreas. "Los lotes más grandes, del orden de las 1.000 a 4.000 hectáreas, se ubican más por la zona de Villa Soriano o el departamento de Flores", indicó.
El directivo de Terramar sostuvo que "los argentinos apuntan al campo como refugio de valor, aunque hay inversores que tienen intenciones de producir en tanto en Uruguay no rigen retenciones".
"Muchos muestran interés porque con una inversión no demasiado elevada acceden a beneficios como la residencia fiscal. Un detalle interesante es que muchos argentinos que buscan adquirir campos ofrecen como parte de pago una propiedad justamente en Argentina. Uno deduce que esto ocurre por las complicaciones para vender inmuebles que tienen lugar en el país vecino", concluyó.