Estos dos gigantes del negocio de los alimentos sufren un derrumbe de ventas y menores ganancias
A pesar de que ambas lograron resultados positivos entre enero y junio pasados, las consecuencias que en la economía tuvieron las medidas sanitarias para combatir el Covid-19 también se evidencian en el desempeño de las dos principales alimenticias de la Argentina.
Es decir, de Arcor y Molinos Río de la Plata, cuyos balances correspondientes al primer semestre del año muestran números positivos de $1.129 millones y $608 millones, respectivamente.
En el caso de la multinacional con sede en la ciudad cordobesa de Arroyito, la cifra representa un incremento de $195 millones con respecto a los $934 millones que había ganado en los primeros seis meses del 2019.
Pero a pesar de este escenario, Arcor registró un derrumbe de sus ventas, que llegaron a los $72.102 millones en este primer semestre ya que se trata de $5.334 millones menos frente a los $77.436 millones de ventas que había generado durante el primer semestre del 2019.
Las operaciones de Argentina, que incluyen las exportaciones a terceros, representaron el 73,3% de las ventas consolidadas, mientras que las de sociedades del exterior completan el 26,7% restante.
Un dato adicional que también pesa sobre la performance de Arcor durante los primeros meses del año se vincula con la crisis que atraviesa Mastellone Hnos. si se tiene en cuenta que el holding cordobés posee casi el 49% del capital de la fabricantes de productos lácteos bajo la marca La Serenísima.
En el mismo período, la compañía informó una pérdida integral de $1.198 millones generada fundamentalmente por un incremento de sus principales costos operativos que, en promedio, fue del 28%. Entre ellos se destacan las paritarias, la inflación y la devaluación de la moneda nacional. A esto le suma el régimen de Precios Máximos que le impidió contrarrestar los efectos causados por dichas subas de costos.
La situación de Molinos
Para Molinos, en cambio, la rentabilidad del último semestre representó una caída del 58% ($826 millones) respecto de los $1.433 millones de igual período del año anterior.
En cuanto a las ventas, comparando ambos períodos aumentaron en $1.942 millones, de los $19.205 millones del primer semestre del 2019 contra los $21.147 millones del mismo lapso de este año.
Al comparar las ganancias, los primeros seis meses de este año le otorgan a la empresa de la familia Perez Companc una exigua rentabilidad del 2,9% sobre las ventas reportadas.
De esta forma, los balances de las dos mayores productoras de alimentos de la Argentina evidencian el impacto que tuvo en sus operaciones un período mayormente afectado por las medidas sanitarias que tomó el Gobierno para combatir el coronavirus.
Esto, a pesar de que tanto Arcor como Molinos operan en un sector considerado esencial por el Gobierno y que, por lo tanto, ha mantenido su producción más allá de las restricciones sanitarias.
De hecho, el holding de la familia Pagani viene encarando diferentes acciones y políticas de contención de costos fijos y un estricto control de los niveles de stock para lograr mayores eficiencias operativas, con un adecuado manejo del capital de trabajo que le permitió mantener el personal.
También mantiene las políticas tendientes a mantener niveles adecuados de liquidez para, de este modo, asegurar el cumplimiento de sus obligaciones y financiamiento de las operaciones en un contexto de profunda crisis económica y de recesión.
A través de un comunicado, desde Arcor explicaron que el escenario para el desarrollo de los negocios del grupo "cambió en virtud de la situación epidemiológica relacionada al brote del Covid-19, viéndose afectados los volúmenes de ventas de algunos de sus negocios, principalmente en el exterior".
Por su parte, desde la compañía propiedad de la familia Perez Companc también hacen referencia a la complicada situación que atraviesan a partir de las dificultades operativas producidas por la pandemia y de aumentos persistentes en los costos que no han podido ser trasladados a los precios de los productos.
Fuentes cercanas a la empresa transmitieron su preocupación por la caída en los resultados durante este semestre, durante el cual sus costos, en especial las materias primas, aumentaron incesantemente "mientras los precios de sus productos se han mantenido congelados".
Cabe recordar que tanto Molinos Río de la Plata como Arcor se encuentran alcanzadas por las medidas impuestas por el Gobierno para congelar los precios de una gran cantidad de productos a partir del programa de Precios Máximos, y también por los alcances del programa de Precios Cuidados.
"En los últimos años, Molinos viene soportando una exponencial suba de costos asociada, principalmente, al aumento de sus materias primas, que no ha podido trasladar a los precios de sus productos y han sido determinantes en los resultados", resalta la compañía en un comunicado.
Como en el caso de Arcor, también recuerda que "ha llevado a cabo una rigurosa política de productividades, reducción de gastos, desinversión en activos no estratégicos y manejo del capital de trabajo". Y a modo de pedido al Gobierno, desde la compañía hacen referencia a la esperanza de poder adecuar sus precios, al menos parcialmente, al incremento de costos que viene soportando, "siendo esto crítico para alcanzar resultados en línea con la calidad de sus activos marcarios y productivos".