La pandemia no perdona: del Tortoni a 36 Billares, el drama que atraviesan hoteles y bares notables de Avenida de Mayo
A tono con el desastre que enfrentan las principales arterias comerciales de la Ciudad, la avenida de Mayo transita la pandemia de Covid-19 poblada de persianas bajas y con comercios de enorme tradición al borde de la quiebra. De los más de 400 emprendimientos consolidados en esa zona, apenas el 10 por ciento muestra hoy algún tipo de actividad.
Los rubros más afectados corresponden a la hotelería, con alrededor de 40 alojamientos paralizados y la pérdida total de un emblema de la actividad como es el caso del hotel Castelar. Pero también enfrentan su peor momento bares notables de la talla de El Tortoni, 36 billares, Ávila y el Iberia.
La gastronomía es otro de los ítems más impactados por la parálisis comercial que originó la pandemia. Según fuentes del rubro, casi la totalidad de los 200 restaurantes instalados en la avenida de Mayo y sus adyacencias exhiben sus puertas cerradas.
Los pocos que mantienen alguna actividad lo hacen bajo la modalidad del delivery o el "take away", lo cual les representa facturaciones menores al 10 por ciento comparado con los números previos a la pandemia.
La arteria en cuestión sufre como pocas el endurecimiento del aislamiento en tanto su movimiento comercial se basa, mayormente, en el movimiento de turistas y el funcionamiento de oficinas públicas y privadas.
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"El 70 por ciento de la actividad en esta zona corresponde a gastronomía y hotelería. Y dependen en mayor medida de la circulación de gente, del turismo proveniente del interior o de países como Brasil. Hoy todo eso desapareció por lo que la situación económica de los emprendimientos es muy grave", comentó a iProfesional Manuel Novo, presidente de la Asociación de Amigos de la Avenida de Mayo.
"Es una avenida, una zona, con poca gente viviendo de forma permanente. Eso también terminó afectando muy fuerte al comercio de proximidad. En el caso de las oficinas, en Avenida de Mayo y sus alrededores hay mucha actividad de organismos públicos. Ese público también desapareció. De cara a la salida de la cuarentena es difícil saber quién podrá reabrir. Muchos empresarios se quedaron sin capital para hacer inversiones y reequipar sus emprendimientos", añadió.
Novo sostuvo que la totalidad de los bares notables se encuentran en una situación dramática. Uno de ellos ya se perdió de forma definitiva: el que funcionaba dentro del hotel Castelar, cerrado de forma definitiva a principios del mes de mayo.
"La London, el Tortoni, Iberia, Ávila, 36 Billares, están en una situación muy complicada y dependen de ayuda para no cerrar. Algunos, como el Tortoni, apenas si hacen alguna venta mediante 'take away'. Si no hay auxilio del Estado se terminarán perdiendo espacios que son emblemas de la historia de la Ciudad", aseguró.
El entrevistado comentó que el Gobierno de la Ciudad sigue de cerca lo que viene ocurriendo en torno a la avenida de Mayo. Y que los comerciantes de la arteria solicitaron facilidades para acceder a créditos a tasa subsidiada así como el aplazamiento del pago de impuestos como el ABL.
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"También se solicitó el permiso para usar el espacio público con fines comerciales. Que se puedan colocar más mesas y sillas en las veredas, que estas se amplíen con esos fines. Hoy tenemos una caída de la actividad comercial del orden del 80 por ciento y subiendo. Confiamos en que se atienda la situación en tanto sabemos que la gente no volverá a avenida de Mayo, al menos no de forma masiva, por un buen tiempo", concluyó.
La situación de El Imparcial y El Globo
El Imparcial y El Globo, dos emblemas de la cocina porteña y referencias gastronómicas obligadas de la zona de Avenida de Mayo, tambalean como nunca en sus respectivas historias.
Golpeados por el parate comercial profundo a raíz de la pandemia, y una incertidumbre que crece a la par de las deudas y las complicaciones para mantener las cartas por efecto de una inflación desatada, ambos emprendimientos vislumbran como nunca antes la posibilidad del cierre definitivo si la cuarentena se extiende hasta agosto.
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"Como ocurre en el sector en general, estamos trabajando mal y desde que comenzó toda esta situación. Estamos apenas sobreviviendo. Vendemos bajo la modalidad del delivery, pero no representa un volumen importante de caja ni mucho menos: apenas si es el 7 por ciento de lo que facturábamos previo a la pandemia", dijo a iProfesional Jorge Dutra, socio tanto en El Imparcial como en El Globo.
"Si no nos dejan abrir completamente para agosto, no se podrá continuar. Pero recuperar de alguna manera el funcionamiento del negocio, durante ese mes ya se debería permitir la apertura de los restaurantes. Los dueños estamos poniendo de nuestros bolsillos para continuar. Resistir de esa forma hasta septiembre se hará imposible", advirtió.
El Imparcial abrió sus puertas en 1860 y rápidamente se consolidó como una embajada de la cocina española en Buenos Aires. El Globo adquirió su nombre en 1908 por sugerencia de uno de los comensales más acérrimos del lugar: Jorge Newbery.
"¿Por qué no le cambiás el nombre a tu restaurante y le ponés 'El Globo' o 'El Pampero'?", interrogó el aviador y dandy al dueño del comedor por aquellos años. Al menos, eso dice la leyenda. El establecimiento, hasta ese momento, era conocido como "Fernández y Fernández Bar & Billares".