El Gobierno analiza habilitar la reapertura de las fábricas de cigarrillos
Luego de casi dos meses de parate total de producción y del desabastecimiento de cigarrillos que existe en los kioscos de todo el país, Massalin Particulares, la ex Nobleza Piccardo y el resto de las tabacaleras más pequeñas como Sarandí, vuelven a retomar sus actividades.
Ambas tabacaleras se encuentran nombradas en el documento que gobernador bonaerense Axel Kiciloff le entregó al presidente Alberto Fernández y que contiene los sectores y las industrias que el gobernador bonaerense quieren incluir entre las exceptuadas para esta nueva etapa de la cuarentena que comenzará el próximo 11 de mayo.
El regreso de esta industria no es un dato menor si se tiene en cuenta que, más allá de no ser un sector esencial, la industria tabacalera es de las más dinámicas de la economía. Por caso, el año pasado se vendieron 1.658 millones de atados de 20 unidades, por $135.101 millones, según datos del Ministerio de Agroindustria.
También porque es un sector importante para las arcas públicas si se tiene en cuenta que más del 80% del precio de un atado de cigarrillos corresponde a impuestos varios y cuya recaudación va a parar a las arcas de la AFIP.
Sólo el año pasado, las fábricas de cigarrillos aportaron más de $100.000 millones en concepto de tributos como los de Adicional de Emergencia, Fondo Especial del Tabaco, Impuestos Internos, IVA e Ingresos Brutos.
Y por cada día en que los cigarrillos no salieron de las fábricas industriales desde el 20 de marzo pasado a la actualidad, dejaron de ingresar $700 millones en impuestos a las arcas de la AFIP.
Según fuentes del sector, las empresas necesitarán por lo menos hasta el próximo lunes para poner totalmente en marcha sus producciones, y recién el miércoles comenzarían a abastecer de manera normal a sus clientes.
Cómo será el protocolo para volver a jugar Fútbol 5
En la actualidad, para los fumadores se hace casi imposible conseguir un paquete de su marca preferida, con lo cual muchos deben conformarse con fumar "lo que hay", que no es mucho y que generalmente corresponde a atados más caros o productos "truchos" y de contrabando.
De esta forma, miles de consumidores se debieron conformar con bajar abruptamente la calidad de lo que consumen y, en otros casos, recurrir al armado casero.
Al no haber sido considerado como servicio esencial en el marco de la cuarentena obligatoria decretada por el Gobierno para combatir el coronavirus, las fábricas de cigarrillos debieron parar la producción desde el pasado 20 de marzo.
La medida afectó tanto a Philips Morris Argentina y British American Tobacco (BAT), que concentran casi el 95% del mercado local, como a las productoras más pequeñas del estilo de Tabacalera Sarandí, ubicada en la localidad bonaerense de Avellaneda, que tiene su planta cerrada con sus 300 operarios sin trabajar pero cobrando la totalidad de sus salarios
En el caso de Philips Morris, que es la líder del negocio con un 67% de market share, en el pa´s opera como Massalin Particulares y entre sus marcas se destaca Marlboro.
Le sigue la ex Nobleza Piccardo, que controla un 20% del negocio, y que produce Lucky Sticke o Pall Mall, entre las más destacadas.
Trabajos desde casa: 8 opciones para poder ganar dinero extra en cuarentena
Tras la extensión por dos etapas del aislamiento social obligatorio, entre el 20 de abril y el 10 de mayo, las dos tabacaleras sufrieron fuerte los embates del freno total, con problemas de abastecimiento y distribución que las llevaron a reclamar urgentes medidas de retorno a las operaciones habituales.
Desde Massalin Particulares expresaron que, a partir de la autorización oficial de reanudar la producción de cigarrillos y respetando las condiciones formuladas por las autoridades pertinentes, se retomarán las tareas en la planta de la empresa, en la localidad de Merlo, provincia de Buenos Aires, desde donde abastece la demanda de todo el país.
Las actividades se reanudarán según los protocolos presentados oportunamente ante la Municipalidad de Merlo, que incluyen dotación mínima de personal, esto es, un tercio del plantel (450 personas); transporte privado para los trabajadores, y estrictos controles de seguridad e higiene al ingreso y en el interior de la planta.
A partir del reinicio de la producción, desde la firma sostienen que en 48 horas habrá abastecimiento de producto en capital y GBA y llevará alrededor de una semana poder cubrir todo el país."
Desde el sector, advierten que por cada día de inactividad se pierden ingresos por $875 millones, de los cuales $ 700 millones corresponden a impuestos. El resto es dinero que pierde el sector, desde el productor primario hasta el último eslabón y el comercio, pasando por la industria y la distribución.
Anualmente se comercializan unos 1.650 millones de atados de 20 cigarrillos, es decir que las ventas, por día y haciendo un promedio, se comercializan 4,5 millones de atados de cigarrillos.
Ya la semana pasada había comenzado el desabastecimiento de cigarrillos en todos los kioscos del país tal como los propios fabricantes habían anticipado que sucedería.
Tanto desde las cámaras empresarias que representan a las fábricas de cigarrillos como desde la que agrupan a los locales comerciales se enviaron sendas cartas a los principales ministros del Gobierno para explicar la acuciante situación de la industria y de los miles de trabajadores afectados por esta situación.
Desde el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, pasando por el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero y el gobernador bonaerense, Axel Kiciloff, recibieron las notas donde se les pide que consideren la reapertura de la industria, teniendo en cuenta que todo el sector desarrolló un protocolo para poder llevar a cabo la actividad sin riesgos de contagio.
Para los kioscos, el desabastecimiento de cigarrillos puede provocar el cierre de un centenar de locales ya que la comercialización de este producto representa, en promedio, el 50% de la facturación de unos 100.000 puestos de venta del país.
A mitad de abril pasado, la cámara empresaria del sector envió a las autoridades una carta solicitando ser incluidas en las actividades consideradas exceptuadas de los decretos que establecieron la cuarentena social obligatoria.
Hubo negociaciones con el ministro Kulfas que tampoco dieron sus frutos, por lo cual las empresas ahora se encolumnan detrás de las provincias productoras de tabaco para encarar un lobby común que les permita retomar la actividad.
Ocurre que si el próximo 10 de mayo, cuando finaliza esta etapa del aislamiento obligatorio, el Gobierno decide mantener a la producción de cigarrillos bajo el cepo sanitario, existe la posibilidad de la pérdida de muchos puestos laborales, con algunos cierres de fábricas y una caída de volumen que sería irrecuperable en este sector Industrial.