Del clonazepam al somnífero: alertan que se disparó fuerte el consumo de psicofármacos por la cuarentena
El encierro, el cambio en la rutina laboral, la soledad o la interacción reducida a la mínima expresión a partir de la imposición de la cuarentena viene alentando hábitos de consumo que colocan en situación de riesgo sanitario a un sinnúmero de personas en las principales ciudades del país.
En ese sentido, fuentes del segmento farmacéutico e incluso voces ligadas a la Defensoría del Pueblo bonaerense alertan sobre el incremento pronunciado que, desde marzo a esta parte, comenzó a evidenciar el consumo de psicofármacos orientados comúnmente al tratamiento de trastornos de ansiedad o sueño.
Clonazepam, zopiclona, lorazepam, aparecen a la cabeza de los medicamentos que muestran una curva ascendente en términos de consumo, según indicaron a iProfesional desde el Sindicato de Farmacéuticos y Bioquímicos.
Desde la entidad indicaron que, si bien la venta de estos compuestos demanda receta médica, se expandió la venta liberada además del recurso de presentar la recomendación de un profesional de la salud a través del celular. Esta compra, se indicó, es otro aspecto de estos tiempos de Covid-19 marcados por el uso expandido del alcohol en gel y el acopio de paracetamol.
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En el seno de la organización aseguran que sólo en lo que va de cuarentena, el consumo de psicofármacos aumentó cerca de un 30 por ciento respecto del primer bimestre del año.
"Es el efecto del encierro, el aislamiento, la angustia, el bombardeo de información negativa. Si vos colocás a una persona en situación de cuarentena eterna, tenés una merma en las defensas y una afectación psicológica importante. Es un escenario en el que ocurre, por ejemplo, un incremento en las enfermedades metabólicas como la diabetes o la hipertensión", explicó a iProfesional Marcelo Peretta, doctor en farmacia y bioquímica, y secretario general de la organización.
"Se está comiendo muy mal, se disparan los problemas mentales. El aislamiento también incentivó la comercialización de analgésicos: los músculos, el cuerpo, todo duele a partir de la inmovilidad. Esto de estar mucho tiempo sentado o en una misma posición prácticamente todos los días también provoca malestar en ese sentido", agregó.
Peretta dijo a iProfesional que "el 30 por ciento de incremento en el consumo de psicofármacos se concentra mayormente en una demanda fuerte de clonazepam, lorazepam y zoplicona" para combatir los ataques de pánico y el insomnio.
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"Si bien no es que se llegó al faltante, el consumo fuerte de ansiolíticos es una tendencia de estas semanas de cuarentena. Mucha gente que antes no tomaba nada ahora recurre a inductores de sueño o antidepresivos para sobrellevar el día a día. Es algo que se da sobre todo en las grandes ciudades, con Buenos Aires a la cabeza. En el interior del país, en los pueblos donde predominan los espacios abiertos, el verde, las viviendas con patio, la tendencia es totalmente diferente", concluyó.
Alcohol y estupefacientes
Por otro lado, las personas consumían alcohol, tabaco y estupefacientes antes de la cuarentena aumentaron esa práctica durante el aislamiento obligatorio dispuesto para mitigar la pandemia de coronavirus, de acuerdo a un trabajo dado a conocer recientemente por la Defensoría del Pueblo bonaerense.
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En un comunicado reciente, el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría expuso que "el 21 por ciento de los encuestados que consume sustancias desde antes de la cuarentena reconoció haber aumentado esta práctica en las últimas semanas".
"Los indicadores más elevados se dan entre quienes beben alcohol (36,5 por ciento) y fuman tabaco (40), y le siguen quienes consumen antidepresivos o ansiolíticos (10,1)".
El Defensor del Pueblo Adjunto y coordinador del Observatorio, Walter Martello, explicó que "el consumo de tabaco, alcohol y drogas empieza a ajustarse a una nueva realidad caracterizada por el Covid-19, la emergencia sanitaria y el aislamiento social obligatorio".
"Por ello, desde el Observatorio decidimos realizar un estudio cuantitativo y cualitativo para analizar algunos de los cambios en torno a ciertas prácticas que se están registrando y elaborar un diagnóstico que nos proporcione herramientas para el diseño de nuevas políticas públicas", destacó.
"Si bien parece ser menor el porcentaje de personas que dicen haber experimentado con nuevas sustancias durante el período de aislamiento, creemos que es un dato que no debe pasar desapercibido: representó el 5 por ciento de los encuestados, es decir, 23 sobre un total de 506 personas que entrevistamos y que formaron parte del estudio. Nos está dando la pauta de una problemática que empieza a aparecer ", agregó.