Una petrolera entra en default por el impacto del coronavirus en sus negocios
La compañía productora de hidrocarburos Medanito acaba de avisar que no podrá evitar su default. La empresa viene, desde enero del 2019 negociando la reestructuración de un préstamo por u$s80 millones con un grupo de bancos que le fue otorgado en el 2017. La fecha de pago era en febrero del año pasado, pero la empresa le pidió a sus tenedores de deuda más tiempo para hacer frente a ese compromiso.
En realidad, lo hizo 11 veces y tenía que cumplir el 31 de marzo pasado. Pero de nuevo no pudo hacerlo, argumentando haber sufrido las consecuencias de las medidas para combatir el coronavirus en sus ingresos. Del mismo modo, incumplirá con el pago de u$s20 millones de una serie de Obligaciones Negociables (ON) Clase 10 que tenían la misma fecha de vencimiento.
Por eso y mediante un comunicado a la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, la petrolera anticipa la imposibilidad de cancelar ninguno de esos compromisos financieros que había asumido en el marco de esa refinanciación de su pasivo y que vencieron a fines de marzo pasado.
En el caso de las ON Clase 10, había logrado el aval del 96,52% de los tenedores de estos títulos para estirar los plazos hasta fin de mes. Lo mismo con el préstamo sindicado que había suscripto el 18 de octubre del 2017.
"Las referidas imposibilidades de pago fueron agravadas principalmente por ciertos factores externos que afectaron adversamente a la sociedad y a sus operaciones", señala la nota de Medanito, en la cual se hace referencia al fuerte impacto negativo que la pandemia del Covid-19 tiene sobre sus operaciones.
"Las medidas que se adoptaron en consecuencia para paliar sus efectos han generado y continuarán generando distintos obstáculos e impedimentos para que la sociedad cumpla en tiempo y forma distintas obligaciones (incluyendo las obligaciones de pago bajo las ONs y bajo el Préstamo)", admite la compañía petrolera.
Agrega que toda esta situación causada por la emergencia sanitaria se agrava aún más por la crisis internacional del sector petrolero iniciada a principios de marzo debido a la caída abrupta del precio internacional del barril del petróleo como consecuencia de las negociaciones entre los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y aliados no miembros encabezados por Rusia.
Además, y por motivo de la pandemia, la demanda del petróleo cayó drásticamente y del mismo modo aún más su precio, respecto del cual –en las condiciones existentes– no puede tenerse ningún tipo de certeza.
Este escenario hizo que las refinerías suspendan sus operaciones y la compra de combustible crudo, sin vislumbrar por ahora cuando se normalizará la actividad.
En este caso, ya YPF le remitió sendas notificaciones tanto a Medanito como a su controlada, Chañares Energía, informando que suspende en forma transitoria y hasta nuevo aviso las compras de petróleo crudo.
"Ante la emergencia sanitaria y la crisis de la industria del petróleo, la sociedad se encuentra forzada a reducir al mínimo sus operaciones y estructura de costos a fin de garantizar el principio de empresa en march y morigerar todos los impactos negativos y adversos que tiene y tendrá esta situación en sus resultados", escenifica.
Y luego de detallar estos motivos que abren una gran incertidumbre sobre el devenir de los acontecimientos referidos, informa que su decisión es privilegiar los compromisos que se encuentren estrictamente asociados a sus operaciones, incluyendo especialmente los laborales y de la seguridad social asumidos con todos sus colaboradores.
Añade que una vez que pueda asegurar la recomposición de sus operaciones y flujos de fondos hará frente a sus compromisos financieros.
No le será fácil logar salir del default si se tiene en cuenta los graves problemas que la petrolera viene acumulando, en especial su elevada deuda financiera que, a septiembre del año pasado ascendía a $7.061 millones y que está compuesta por el préstamo sindicado de u$s80 millones y las ON Clase 10 por u$s20 millones.
A esto le suma fuertes pérdidas, como la del año pasado, que fue superior al 15% de su patrimonio neto, al cerrar el 2019 con un rojo de $6.800 millones en comparación con los $3.100 millones del 2018.