Empresas que abandonaron la Argentina por la crisis
La recesión económica iniciada en 2018 con las devaluaciones del peso obligó a varias empresas con marcas emblemáticas en los mercados globales a retirarse de la Argentina.
Una combinación de conflictos en la casa matriz con bajo rendimiento de la operación local es el factor común de las compañías que deciden levantar campamento de varios países a la vez, como anunció en febrero la marca de indumentaria deportiva Nike.
Nike
Tras haber perdido mucho mercado a manos de Adidas, su eterno rival en la Argentina y en el resto del mundo, Nike se va del país y deja sus operaciones locales a manos del Grupo Axo.
Se trata de un operador y distribuidor multicanal que ya tiene los derechos de distribución de la marca de la pipa y de otras 30 empresas en México y Chile y que a partir de este nuevo acuerdo también sumará Chile y Uruguay.
En la Argentina ya opera a través de la marca de ropa Rapsodia, que es propiedad del empresario Francisco De Narváez y el fondo de inversión L Cattertoni y con la cual encaró un plan de expansión a nivel regional.
Además de Rapsodia, el Grupo Axo opera Abercrombie; Calvin Klein; Guess; Hollister; Rapsodia; Speedo; Tommy Hilfiger; Victoria´s Secret y Warner's, entre otras. Y tiene cerca de 5.000 puntos de venta y cerca de 800 almacenes minoristas y tiendas en toda América latina.
La información fue suministrada por Nike a través de un comunicado en el cual se agrega que sus operaciones en Brasil serán traspasadas al Grupo SBF, dueño de la marca Centauro y de la mayor cadena minorista de artículos deportivos de ese país y de toda América latina, con 209 tiendas con fuertes capacidades omnicanal.
Según la explicación oficial, estos cambios se deben a que Nike "está realizando una transición del modelo de negocio en Brasil, Argentina, Chile y Uruguay con alianzas estratégicas con distribuidores, permitiendo así desarrollar un negocio más rentable, eficiente en capital y de mayor valor agregado".
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Si bien en el comunicado se asegura que este movimiento "demuestra el enfoque continuo de Nike para optimizar los modelos operativos de los países en su cartera global", lo cierto es que la compañía norteamericana vino perdiendo mercado en la Argentina, a partir de la crisis económica, la recesión, la devaluación y los cambios en las normas vinculadas a las importaciones.
De hecho, el año pasado había comenzado un proceso de sustitución de producción nacional por ingreso de productos desde el exterior a partir del cierre de varias plantas en las cuales se fabricaban algunos de los modelos de Nike.
Un caso es el de la multinacional Dass, ubicada en la ciudad de Eldorado, provincia de Misiones, que en octubre del año pasado cerró sus puertas y despidió a 400 trabajadores. En los últimos cuatro años, la compañía ya se había desprendido del 80% de la planta que en el 2015 había llegado a los 1400 trabajadores y que en su plenitud llegó a producir 22.000 pares de calzado por día.
Wrangler
También las estadounidenses Wrangler y Lee, dos marcas históricas de indumentaria de jean, bajaron las persianas de sus 10 locales el año pasado y se fueron del país. Ambas etiquetas, propiedad de VF Corporation, también abandonaron Chile y Brasil.
La compañía argumentó un cambio en la estructura del negocio: separó sus marcas en dos compañías independientes. Mantuvo el negocio vinculado a las de indumentaria y calzados (Vans y Timberland) y creó una nueva compañía denominada Kontoor para las de jeanswear (Wrangler y Lee), que es la que abandonó el mercado.
Pero también, en la partida de VF, jugaron otras cuestiones: producir el jean es más caro que en otros países, por ejemplo. Y a esto se suma la importante caída de las ventas que primó en el mercado local.
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Lime
No solo las marcas de ropa se van. La firma estadounidense de monopatines Lime avisó hace unas semanas que dejó Buenos Aires, después de haberse instalado en el país en septiembre.
La firma abandonó la Ciudad junto con otras 11 plazas, incluidas varias en Estados Unidos (Atlanta, Phoenix, San Diego y San Antonio). También se fue de Austria, Colombia, Uruguay, Perú, México y Brasil. La retirada en este caso tiene que ver con la búsqueda de rentabilidad durante 2020.
Norwegian
JetSmart anunció en diciembre que se quedaba con la operación de Norwegian Argentina, empresa que abandona el país. Fue la primera baja de "la revolución de los aviones" low cost que promocionó el gobierno de Mauricio Macri.
El acuerdo incluyó el traspaso del total del negocio: las rutas y, en principio, la absorción de los 200 empleados de la empresa en el país. JetSmart llegó a la Argentina en 2018 luego de comprar la empresa Alas del Sur, que ya tenía rutas otorgadas por el Gobierno.
Es parte de Indigo Partners, un fondo de inversión privado basado en Phoenix, Arizona, en EE. UU., que invierte en aviación de bajo costo desde hace 15 años y fue fundado por el empresario aeronáutico Bill Franke. La operación regional tiene base en Chile, donde opera 13 rutas desde 2017.
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Franke asegura ser "padre del modelo ultra low cost". Indigo transporta 1,4 millones de pasajeros y controla otras compañías de bajo costo, como Wizz Air (Europa), Volaris (México) y Frontier Airlines (Estados Unidos).
Norwegian, que empezó a volar en 2018, se va del país en medio de un contexto económico local desfavorable para el sector y una situación compleja a nivel global para una compañía que busca el equilibrio financiero y que está readecuando operaciones en Europa.
También la golpeó el escándalo de las fallas de los Boeing 737 MAX que obligó que 18 de sus aviones no puedan volar desde comienzos de este año.
Automotrices
El 19 de diciembre, antes de que el Gobierno nacional promulgara la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en el marco de la Emergencia Pública, la Cámara de Importadores y Distribuidores Oficiales de Automotores (Cidoa) advirtió que, si el proyecto avanzaba, más de veinte marcas podrían irse del país.
Ahora, con la medida ya confirmada, la advertencia toma más fuerza: "Estos gravámenes de tal magnitud pondrán en serio riesgo la continuidad de empresas dedicadas a la importación, la mayoría de ellas de empresarios argentinos", lamentó Cidoa.
Los nuevos gravámenes del impuesto automotor entraron en vigencia el 1 de enero de 2020. Desde ese día, los vehículos con precio mayorista desde $1.300.000 (unos $1.700.000 al público) pagan un impuesto del 20 por ciento (tasa efectiva del 25%) y desde $2.400.000 (alrededor del $3.100.000 al público), uno del 35 por ciento (tasa efectiva del 54%).
A través de un comunicado oficial, la cámara alertó que "los precios resultantes de la aplicación de la escala determinada pueden sacar del mercado a las más de 20 marcas asociadas", y lamentó "imaginables consecuencias para 176 concesionarios, 311 talleres post venta y 8600 puestos de trabajo directos".
Cidoa agrupa a veintidós empresas importadoras de autos. En su mayoría, son chinas, pero también hay algunas europeas, estadounidenses, japonesas y coreanas.
Algunas de las 22 importadoras de autos en "serio riesgo" son las siguientes: Alfa Romeo (Italia), Jaguar (Gran Bretaña), Land Rover (Gran Bretaña), Mack (Estados Unidos), Mini (Gran Bretaña), Porsche (Alemania), Volvo (Suecia), Hyundai (Corea del Sur), Isuzu (Japón), Kia (Corea del Sur), Subaru (Japón), Suzuki (Japón), y Chery (China).