Dos grandes empresas incumplen sus pagos y crece el temor a una ola de default en el sector privado
Durante la mañana del jueves, el movimiento de Vicentín, la sexta exportadora local de productos agrícolas, sacudió fuerte el mapa económico en tiempos de transición política.
El temblor sumó intensidad con lo ocurrido pocas horas después, cuando Celulosa Argentina, otro "peso pesado", reconoció que no alcanzó a cubrir una deuda en dólares y entró en default.
En este contexto, entre los equipos técnicos de Alberto Fernández se encendió una alarma: la posibilidad de un "efecto contagio" y que haya una oleada de empresas de gran porte entrando en default.
Con sus matices, las causas que derivaron en el estado de situación al que arribaron Vicentín y Celulosa Argentina muestran puntos en común. Lo alarmante es que no son pocas las compañías de envergadura que llegan al cambio de Gobierno con números en rojo.
En ese sentido, Molinos Río de la Plata, Arcor y Mastellone, vienen cerrando ejercicios con pérdidas permanentes, y otros actores de la cadena agrocomercial como Los Grobo también enfrentan situaciones complejas en lo financiero. En el ámbito agrícola, no faltan las voces que dan cuenta de otras compañías con complicaciones económicas.
"Si le va mal a un actor como Vicentín, un grande del sector que ostenta ventajas comparativas respecto de otros rubros, orientado a la exportación y con un tipo de cambio cada vez más favorable, en un contexto de producción récord, es lógico suponer que el escenario es mucho más grave para el resto de las actividades", dijo a iProfesional Gustavo Neffa, socio y director de Research for Traders.
"Vamos a empezar a ver con más asiduidad concursos de acreedores o reacciones como las de estas horas. Todo indica que el año que viene no será muy diferente en cuanto a la situación de la economía, con el agravante de que, en el caso de las empresas del agro, la mayoría está apurando las liquidaciones. El sector genera divisas por alrededor de 38.000 millones de dólares anuales. Y ante el temor de la suba de retenciones ocurre que ya han liquidado el 40 por ciento de la cosecha gruesa", añadió.
Neffa sostuvo que, hacia adelante, es posible anticipar mayores complicaciones para las empresas que operan en el ámbito de los bienes no esenciales. La comercialización de automóviles, electrodomésticos y viajes al exterior, continuará viéndose afectada por lo que las compañías no tendrán respiro tampoco en 2020.
"Hoy por hoy buena parte de los productores agropecuarios no transitan un buen pasar. Si hay suba de retenciones, como se viene comentando, habrá un desbalance que se hará sentir muy fuerte en el campo. No hay que sorprenderse si ocurren más situaciones de compromisos que se incumplen", vaticinó.
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Entre los analistas también existe la visión de que lo decidido por Vicentín y Celulosa Argentina guarda relación con el momento de cambio de gobierno que vive el país. Señalan que el incumplimiento también puede responder a una estrategia para obtener determinadas ventajas en una instancia de redefinición política de la Argentina.
"Que dos empresas tan grandes coincidan incluso en el día podría no ser casual. Buena parte de las principales compañías de la Argentina suman años de números rojos. Es particular que comuniquen decisiones tan fuertes en una instancia de cambio de gobierno. No hay que descartar que se trate de una maniobra justamente por el momento político", dijo a este medio otro analista consultado, en estricto off the record.
La misma fuente sostuvo que "anunciar malas noticias a veces genera un poder de lobby muy fuerte que facilita maniobras o favores. Por ejemplo, abre la puerta a eventuales concursos de acreedores que en otro momento serían tildados de sospechosos. O da otro oxígeno para la renegación de alguna que otra deuda".
En sintonía con esto, Neffa también se refirió al "componente político".
"Estamos a punto de terminar otro año, el tercero, con recesión. Sorprende que una agroexportadora tan grande muestre este nivel de problemas a esta altura. Claramente pudo avanzar con un endeudamiento antes de decidirse por la opción de incumplir el pago. Pero no lo hizo. Cualquiera podría pensar que un movimiento así responde al interés por sacar algún tipo de provecho del contexto", aseguró.
Vicentín suspende
El jueves, la alimenticia suspendió los pagos de sus deudas e inició un proceso de reestructuración a partir de una situación de estrés financiero que la afecta actualmente.
"Vicentín S.A.I.C, compañía agroindustrial argentina con 90 años de trayectoria ininterrumpida en el país informa que ha iniciado un proceso de reestructuración de pagos a partir de una situación de estrés financiero que afecta actualmente a la empresa", dijo la firma en un comunicado de prensa.
Se trata de una de las empresas más longevas e importantes de la Argentina, con su actividad diversificada en cereales y oleaginosas. En 2018 la compañía exportó granos y subproductos por 6.300 millones de toneladas, es decir, el 8% del total de lo que la Argentina pudo venderle al mundo.
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Aseguró que su plan de expansión generó un aumento significativo de las toneladas de molienda y exportación, pero la firma se vio "negativamente afectada" por un contexto de crisis recurrentes, aumento de tasas de financiamiento, cierre de mercados y el incremento permanente del costo argentino.
Celulosa no cumplió
Por su parte, Celulosa Argentina no cumplió con el pago de deuda que vencía este jueves 5 de diciembre, según informó a la Bolsa de Comercio.
La firma debía desembolsar 60 millones de dólares en concepto de Obligaciones Negociables clase 10, pero como ya preveía que no iba a poder hacerlo, abrió un canje voluntario. Había ofrecido ON Clase 13 amortizables a seis años, sin quitas de capital o intereses ni quita de tasas. El canje logró una adhesión de 91,77 por ciento, pero los acreedores que no aceptaron no cobrarán, al menos por ahora.
La compañía informó que luego de finalizado el período de suscripción de las nuevas obligaciones negociables, recibió "expresiones de interés" para participar en el canje por parte de ciertos tenedores de obligaciones negociables clase 10 que no lograron presentar sus órdenes a tiempo para ingresar al mismo.
A raíz de ello, Celulosa comunicó, a través de una carta firmada por el responsable de Relaciones con el Mercado Gonzalo Coda, que "ha decidido realizar una reapertura del canje, cuyas características se comunicarán a la brevedad".
"Esto permitiría aumentar el porcentaje de participación, lo cual resulta indispensable considerando la falta de acceso al financiamiento imperante como consecuencia de la crisis económica que atraviesa el país", indicó la empresa que tiene como CEO a José Urtubey, vicepresidente de la Unión Industrial Argentina.
Alimenticias en rojo
Por otro lado, los elevados y permanentes niveles de inflación, las consecuentes devaluaciones ocurridas entre el 2017 y el 2019 y la recesión del mercado interno, con su impacto en el consumo, hacen que las grandes alimenticias locales acumulen pérdidas cercanas a los 10.000 millones de pesos durante los últimos tres años de la era Macri.
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Se trata de los grandes grupos del sector como Molinos Río de la Plata, Arcor y Mastellone, entre otros, que vienen presentando balances en rojo, por lo menos desde el 2017 y que van a terminar el 2019 repitiendo el mismo escenario.
Solamente el año pasado, entre las tres compañías soportaron pérdidas por casi 6.000 millones de pesos, mientras que en el 2017 también evidenciaron balances en rojo.
En el caso de la empresa de la familia Perez Companc, el año pasado perdió $1.702 millones contra un saldo también negativo pero de $187 millones en el 2017, cuando justificó el rojo por los fuertes incrementos en costos que no fueron trasladados a precios.
Por su parte, la láctea dueña de La Serenísima perdió 1.995 de pesos hace un año, evidenciando una de las mayores caídas de su historia. En 2017 su desempeño había sido diferente, con ganancias por 1.156 millones de pesos, en gran parte favorecida por el desmembramiento de SanCor, su principal competidora, que achicó su estructura como forma de sobrevivir a la crisis del sector y a sus propios problemas.
Con respecto a Arcor, en el 2018 registró un balance negativo por $1.011 millones, siendo la segunda vez en su historia en la que la multinacional cordobesa sufría pérdidas en los 60 años que tiene de historia. La anterior había sido en el 2001 cuando soportó un rojo de 50 millones de dólares, a diferencia del 2017 cuyas ganancias llegaron a los 1.118 millones de pesos.
Y en lo que va de este año, entre las tres estarían sumando casi 3.000 millones de pesos de pérdidas, según estimaciones que hacen fuentes conocedoras de un mercado que no logra salir de la crisis y que viene sufriendo la inestabilidad económica y financiera que atraviesa la Argentina.
Los Grobo, a los tumbos
La agropecuaria Los Grobo es otra de las compañías que vienen atravesando turbulencias tras acumular dos ejercicios con pérdidas y consolidar una deuda financiera potente y con vencimiento a corto plazo.
En junio de este año, la empresa que conduce Gustavo Grobocopatel presentó balance anual con rojo de $1.692 millones. Un año antes la pérdida había ascendido a $2.051 millones.
Ya a fines de octubre, Los Grobo mejoró su situación tras reestructurar su deuda financiera vía la obtención de un préstamo de 44 millones de dólares y una recomposición patrimonial mediante una inyección de capital de 100 millones de dólares.
Producto de esos movimientos, calificadoras de riesgo como Fix modificaron su apreciación sobre la compañía, que pasó de "negativa" a "estable". La pregunta es cómo responderá el grupo al cambio de timón político y su efecto en la macroeconomía que promuevan los equipos de Fernández.