Uno de los dueños de la Musimundo vuelve a incumplir con el pago de obligaciones a sus acreedores
Carsa, una de las sociedades propietarias de la cadena de electrodomésticos Musimundo, profundiza nuevamente sus problemas financieros. A pesar de haber anunciado en junio pasado que buscaría renegociar su deuda con los acreedores, no podrá pagar los interese de una de su serie de Obligaciones Negociables (ON) que había sido emitida en 2017 por casi $130 millones y que tienen fecha de vencimiento el próximo 31 de agosto.
A principio de año, la empresa había anunciado un acuerdo con sus acreedores para refinanciar el pago de ONs en cuatro cuotas cada una y venía cumpliendo con el compromiso asumido.
Sin embargo, y al igual que cuando comenzó con sus problemas, ahora la empresa vuelve a incumplir y responsabiliza del no pago de este vencimiento a la situación de crisis financiera y caída del consumo que sufre el país, la falta de abastecimiento de productos por parte de sus proveedores y a una considerable caída en sus ventas.
A esto le suma lo que considera "injustificadas" retenciones impositivas por parte de los fiscos de Capital Federal y la provincia de Buenos Aires. Es decir, de Agip y Arba, a las que también acusa de haberle causado un desfinanciamiento adicional importante.
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Así surge de una carta enviada por los ejecutivos de Carsa a la Bolsa de Comercio en la cual admiten el "default" bajo el título de "Aviso de no pago de servicios-ON Serie VIII y ON Serie IX Clase B".
En la nota, la empresa se refiere además a "sobretasas de interés en fideicomisos y ON y gastos de sellados y seguros de caución no cobrados", como otros causantes del nuevo desplante al cumplimiento con sus acreedores.
De acuerdo con la visión de sus directivos, este escenario se suma a la pérdida de ingresos que ya venía soportando para provocar un faltante de caja que no puede financiar con recursos propios ni con créditos bancarios.
Por otra parte, Carsa tampoco pudo colocar con fluidez sus fideicomisos, a pesar de que se trataba de una de las estrategias centrales de su plan de reestructuración financiera presentado y aprobado por sus acreedores hace dos meses.
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"Al haber pocos inversores hemos tenido que pagar tasas mucho más altas a las equivalentes al riesgo Carsa del momento, agravando aún más nuestra caja", argumenta la empresa en el comunicado a la Bolsa.
De todos modos, el desfinanciamiento sufrido y la falta de fluidez en el abastecimiento de productos son, para la compañía, los mayores causantes del "stress financiero" por el que atraviesa.
De hecho, reconoce que hasta abril pasado pudieron hacer frente a la situación, pero ya en mayo se vieron "impedidos" de continuar cumpliendo con adecuadamente con el programa de pagos a proveedores, bancos y bonistas.
Hasta esa fecha, la empresa había logrado saldar casi el 100% de la deuda con sus proveedores, por lo cual consideran que la situación se podrá normalizar. De hecho, en el caso de los fideicomisos llevan pagados cerca de $3.500 millones, lo que evidencia que tiene un buen giro de negocios gracias a cierta reactivación del consumo que llega de la mano de planes como Ahora 12, entre otros.
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De todos modos, ahora la compañía decidió diferir el pago del servicio de intereses bajo las ON en circulación que vencen a fin de mes, con el objetivo de mejorar el abastecimiento de mercadería para, de esa forma, poder potenciar sus ventas y con ello sus futuros ingresos.
"Esta medida se considera estrictamente necesaria para mantener la operatividad de la empresa y mejorar su capacidad de pago de las ON a futuro, lo que en definitiva redundará en beneficio de los obligacionistas", argumenta la empresa para justificar su incumplimiento.
También anticipa, aunque sin fecha cierta, que en el momento en el que cuente con recursos suficientes, realizará el pago del servicio adeudado, más los intereses compensatorios y moratorios previstos en las condiciones de emisión de los títulos no cancelados.
Adicionalmente, la empresa comenta en el documento que ha comenzado a regularizar la deuda que mantenía con sus proveedores "a fin de lograr un fluido abastecimiento", y que ha reiniciado la colocación de sus fideicomisos financieros.
"Se prevé que esto permitirá generar el flujo necesario para afrontar los compromisos asumidos y continuar con habitualidad el negocio", señala con optimismo la compañía, aunque luego advierte que para poder cumplir con esta promesa "se hará indispensable el respaldo de proveedores, bancos, inversores para beneficio de todos".
Hasta ahora, Musimundo lleva cerrados 32 locales tanto en Capital Federal como en varias localidades del interior. La empresa cuenta ahora con 95 sucursales y 2.000 empleados que no verían afectadas sus tareas si se restablecen las condiciones de mercado y la empresa consigue el apoyo de los proveedores para no perder ventas.