Obra pública por sistema PPP, víctima del momento político: hay un freno hasta la elección
Con la última devaluación llevando el dólar a un nuevo piso de $57; la inflación que promete volver a subir en los próximos meses, el riesgo país por las nubes y el nuevo mapa político surgido de los resultados de las PASO del 11 de agosto, el Gobierno decidió poner en el freezer la construcción de nuevas rutas y autopistas en el país.
Se trata de millonarias obras que se deben llevar a cabo bajo el esquema de los llamados Proyectos de Participación Público Privada (PPP) anunciados el año pasado por el Ministerio de Transporte de la Nación y diseñados para encarar proyectos que implican desembolsos por u$s15.000 millones hasta el 2029.
El plan global comprende la construcción y puesta a punto de rutas nacionales agrupadas en la Red de Autopistas y Rutas Seguras y obras que se dividen en tres etapas, que en conjunto involucran un desembolso superior a los u$s12.500 millones durante los primeros cuatro años, a los que se le suman otros u$s4.200 millones en los siguientes once.
El proyecto inicialmente obligaba a que el 75% de las obras se debían iniciar en los primeros dos años del proceso. Es decir, entre el 2019 y el 2020. Pero los resultados electorales que implican un seguro cambio de gobierno a partir de diciembre próximo y el nuevo salto del dólar pusieron en un impasse el mega plan pensado por el presidente Mauricio Macri y llevado a la práctica por el ministro Guillermo Dietrich.
Fuentes oficiales hicieron referencia a los problemas para continuar con el cronograma inicial ante una consulta de iProfesional, y admitieron que las obras que todavía no se iniciaron "entraron en un paréntesis" hasta que se acomoden las viables marcoeconómicas que se dispararon a partir de los resultados de las PASO.
"Son obras que requieren financiamiento externo, el cual con un gobierno K desaparece", añadieron los funcionarios, siguiendo la lógica del propio Jefe de Estado de responsabilizar al kirchnerismo por la nueva inestabilidad financiera que sufre la Argentina desde el pasado 12 de agosto, cuando la cotización del dólar pasó de los $47 a los $60 en pocas horas.
Es que, cuando en enero del año pasado, la Dirección Nacional de Vialidad publicó el llamado a oferta pública para estos corredores viales, la cotización del dólar era de $19,94, el riesgo país se ubicaba en 372 puntos, y la tasa de interés de referencia del Banco Central se encontraba en el 28%.
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Una foto totalmente desdibujada si se la compara con el escenario actual, que también incluye el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que se convirtió en un freno adicional a la iniciativa al tener el Gobierno que cumplir con un fuerte plan de ajuste para alcanzar la promesa del déficit cero.
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Hasta ahora, los PPP solamente lograron avanzar en su primera etapa. Comprende obras por u$s8.000 millones, proceso que fue licitado y que contó con 12 ofertas que realizaron 10 consorcios compuestos por 19 empresas nacionales y siete internacionales.
La primera etapa está en manos de las empresas Cartellone, Vial Agro, JCR y Rovella Carranza. También a Paolini, Helport (del grupo Eurnekian), Green S.A, Panedille, Eleprint, Copasa y el grupo asiático China Construction América.
Para garantizar el comienzo de este proyecto, el Gobierno creó un nuevo fideicomiso que canalizará fondos de bancos extranjeros como el Citi, Itaú, Goldman Sachs, JP Morgan y el Deutsche Bank, entre otros.
Con este respaldo, el puntapié inicial de los PPP comenzó de manera parcial en noviembre del año pasado, gracias al aporte de bancos extranjeros que optaron por ayudar al Gobierno que ya se había complicado por la anterior devaluación de agosto y también por los efectos de la causa de los cuadernos, al verse varias empresas adjudicatarias de las obras involucradas en el mayor caso de corrupción de la Argentina llevado a cabo durante el anterior gobierno de Cristina Kirchner.
A los aportes acercados por varias entidades financieras norteamericanas y organismos internacionales, el Gobierno le sumó fondos propios para mantener con vida los PPP y logró que ocho obras de autopistas, rutas seguras y repavimentaciones integrales se fueran ejecutando a buen ritmo hasta ahora.
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También se comenzaron a llevar a cabo trabajos de rehabilitación y mantenimiento que desde el 1 de agosto del año pasado las empresas administradoras de los nuevos corredores están desarrollando a lo largo de más de 3.300 kilómetros de rutas nacionales en Buenos Aires, Córdoba, La Pampa, Mendoza y Santa Fe.
Pero las próximas etapas del plan, seguramente quedarán para que decidan las próximas autoridades nacionales. Se trata de inversiones que ahora podrían quedar postergadas por cerca de u$s10.000 millones en obras que, en gran proporción, estaban destinadas a las provincias incluidas dentro del llamado Plan Belgrano.
Si bien fueron licitados y adjudicados, los proyectos no arrancaron y está claro que no lo harán, por lo menos por este año quedando de lado inicativas para Corrientes, Chaco, Jujuy, Tucumán
De este modo, hasta la fecha. las obras iniciadas comprenden la transformación en autopista de la RN 5 entre Luján y Bragado a lo largo de 20 kilómetros entre Mercedes y Suipacha, localidades vinculadas a la agricultura. El nuevo corredor beneficiará a más de 10.000 usuarios por día y a 1.700 camiones.
Entre Bragado y Anguil está proyectada la construcción de una ruta segura y luego una nueva autopista Anguil-Santa Rosa. El corredor incluye circunvalaciones en Santa Rosa, Suipacha y Chivilcoy.
Son todas obras a cargo de CCA Green SA y forman parte de la administración y desarrollo del Corredor B, que abarca más de 540 km de la RN 5 entre Luján y Santa Rosa.
En febrero pasado comenzaron a ejecutarse las obras de otras dos nuevas autopistas. La primera, la variante a Cañuelas, de 9,5 km de extensión, que bordeará la ciudad y se desarrollará por debajo del puente de La Pérgola. Gracias a esta obra, los usuarios evitarán ingresar a la ciudad y se eliminarán los cruces ferroviarios.
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Más adelante, a la altura de la localidad de Las Flores, se encuentra en marcha la construcción de una variante de 9 kilómetros, cuyo objetivo principal es desviar el tráfico pesado fuera del casco urbano de la ciudad. Beneficiará a más de 6.700 usuarios y reducirá hasta 25 minutos por cada viaje.
Ambas obras forman parte de la Autopista Cañuelas-Azul de la RN 3. Entre Cañuelas y Las Flores, las obras corresponden al Corredor Sur (Ausur SA) mientras que entre Las Flores -incluyendo la Variante a esta localidad, próxima a comenzar- y Azul, corresponden al Corredor A (Cruz del Sur SA), que además incluirá la adecuación a Ruta Segura de la RN 3 desde Azul hasta Coronel Dorrego.
A estos proyectos se suman las iniciadas en marzo para la transformación en autopista de 4 kilómetros de la Ruta Nacional 7 a la altura de Carmen de Areco que forman parte del Corredor C (Vial Andes 7 SAU).
Más cerca en el tiempo, a principios de julio, comenzó la repavimentación integral de 19 km de la Ruta Nacional 226 entre Azul (RN 3) y Olavarría correspondiente al Corredor A, donde se contempla la colocación de más de 4.000 toneladas de asfalto.
Del mismo modo, se inició la construcción de la primera ruta segura correspondiente al Corredor C, que consiste en la adaptación de 46 kilómetros a la modalidad de ruta segura entre Junín y Vedia, ubicadas en el norte bonaerense, una de las regiones más fértiles y productivas de todo el país.
Se incorpora un tercer carril de sobrepaso en determinados tramos del recorrido para hacerlo más seguro y previsible y se contempla el ensanchamiento de la calzada a 7,30 metros, banquinas pavimentadas en todo el trayecto y asfalto modificado para mayor adherencia y evitar los efectos spray y aquaplaning. Durante el mismo mes se puso en marcha la reconstrucción de la calzada -sentido a Capital- de la Autopista Ezeiza-Cañuelas del Corredor Sur.
Finalmente, a fines de julio se dio inicio a la repavimentación integral de la Ruta Nacional 33 entre General Villegas y Rufino, Santa Fe. El proyecto se extiende a lo largo de 100 Km del corredor y contempla taras de repavimentación, bacheo en profundidad y construcción de banquinas. Se estima que la reconstrucción de la ruta mejorará las condiciones de circulación y seguridad vial de más de 2.900 usuarios y viajeros. Las obras forman parte del Corredor F (Corredor Panamericano II).