ANSES podría vender sus acciones en la fabricante de hamburguesas Paty
Después de haber vendido sus acciones en Petrobras Argentina en el 2016 y en Solvay Indupa en el 2017, ahora la ANSES podría salir del capital de otra empresa local.
Se trata de Quickfood, uno de los principales frigoríficos de la Argentina y dueño de la marca de hamburguesas más famosa del país como es Paty. En la empresa, propiedad del grupo brasileño Marfrig, el organismo estatal posee el 5,31% de las acciones a través del Fondo de Garantías de Sustentabilidad (FGS) y la misma cantidad de votos en la Asamblea.
Fuentes del mercado financiero local anticiparon a iProfesional que para la ANSES sería buen negocio desprenderse de esas tenencias en el marco de una salida del régimen de oferta pública que Marfrig está llevando a cabo para las acciones de Quickfood.
Esto porque además el FGS debería previsionar el activo al 99,99% de su valor de mercado, según normativa y ya no tendría un sector transparente para negociar las acciones.
El canal de salida de Quickfood que podría utilizar el FGS es la OPA que el directorio de Marfrig aprobó el 24 de enero pasado para deslistar a la dueña de Paty del mercado local de capitales.
Esta iniciativa le generaría al FGS poseer acciones totalmente ilíquidas con riesgos de resultados negativos para el resto de la cartera de este fondo que administra el ente a cargo de Emilio Basabilvaso.
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Actualmente, Quickfood tiene emitidas 579.003.138 de acciones, de las cuales 532.041.681 son de titularidad en forma directa del holding brasileño. En consecuencia, la OPA está dirigida a las 46.961.457 de acciones en manos de otros inversores, entre ellos la ANSES, y que representan el 8,11% del capital social y de los votos del frigorífico local.
En este marco, el argumento esgrimido para impulsar el ingreso en la OPA es que el FGS obtendría una importante ganancia, ya que el valor ofrecido por Marfrig de $4,70 por acción es superior al de $4,60 en el que actualmente se cotizan los títulos de Quickfood.
También se vincula al escaso volumen de acciones que hoy opera el frigorífico y que ni siquiera igualan el volumen de acciones que el FGS posee Quickfood, por lo que sería imposible que el organismo oficial pueda vender esos títulos al precio de mercado ni de que cobre el monto resultante teórico.
Es más, una operación de ese estilo le llevaría al ente oficial aproximadamente seis años, con la posibilidad de afectar a la baja los precios de mercado, de no asegurar un valor razonable al estilo del que obtiene al ingresar a la OPA.
Es decir, sería para el FGS la única chance de desprenderse de sus acciones en Quickfood, percibiendo íntegramente el monto resultante del valor ofrecido y sin afectar el precio de mercado. Y obtendría alrededor de $145 millones, una buena cifra si se tiene en cuenta que las actividades de la empresa elaboradora y comercializadora de alimentos procesados congelados también se encuentran afectadas por la recesión de la economía.
Por lo menos, en el mercado doméstico, donde opera dos plantas en la provincia de Santa Fe dedicadas a la producción y envasado de hamburguesas, a la faena de bovinos y a la producción de vegetales congelados. Una tercera adicional, ubicada en la provincia de Buenos Aires se dedica a la elaboración de salchichas y fiambres. Tiene también una planta frigorífica destinada al mercado externo, principalmente a Europa, siendo una de las principales licitantes de la cuota Hilton, seguido por Brasil y Asia.
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En la actualidad, Quicfkood es líder en el mercado de hamburguesas, representando casi dos tercios del total, y tras la compra de las marcas Vienissima y Hamond, mantiene también un tercio del mercado de salchichas.
Pero el año pasado, sus actividades se vieron afectadas por la devaluación del dólar y por la imposibilidad de poder trasladar la suba de costos que este cambio generó al precio de sus productos como consecuencia de la fuerte contracción de la demanda local.
La situación generó una erosión de los márgenes del negocio principalmente en el segundo semestre del 2017 y la obligó tener que solicitar la apertura de un procedimiento preventivo de crisis ante el entonces Ministerio de Trabajo, vinculado a las tareas de planta de Baradero.
Tras superar estos problemas, el efecto del incremento de los reintegros a la exportación de carne vacuna y su ampliación a los procesados cárnicos impactó positivamente en los márgenes de sus exportaciones.
De todos modos, su último balance anual del año pasado arrojó pérdidas por $126 millones, obligando a sus ex propietarios de Brazil Foods (BRF) a tener que aportar fondos para sostener sus actividades.
Lo mismo habían hecho en otras dos oportunidades anteriores. Una en diciembre del 2016, cuando se produjo un aumento de capital con el objetivo de cerrar el año con Patrimonio Neto positivo. La suba alcanzó los $360 millones y el aporte del controlante fue realizado a través de la capitalización de una deuda. A su vez, se revaluaron bienes de uso para favorecer la recomposición patrimonial de la compañía. En esta operación, el FGS participó en la emisión para mantener su participación accionaria, aportando $6,4 millones.
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Dicha emisión se realizó a $3,34 por acción, mientras que la cotización promedio del mes previo al aviso de suscripción era de $30,94, lo cual produjo una caída en el precio de mercado a un valor intermedio ($14 por acción) entre el precio de emisión y el de mercado.
La segunda suscripción de acciones fue en diciembre del 2017, cuando BRF aportó $865,9 millones a cuenta de futuros aumentos de capital para continuar recomponiendo la situación patrimonial. Nuevamente, el FGS participó en la emisión para mantener su participación accionaria, aportando $50 millones.
Unos meses después, BRF realizó un aporte irrevocable por u$s34 millones a cuenta de futuros aumentos de capital. Y el dos de enero pasado vendió sus tenencias a Marfrig, que pagó u$s54.8 millones, con un precio promedio de los valores negociables durante el semestre anterior a la fecha de la operación de $4,31.
De este modo, el grupo brasileño heredó una compañía que tuvo resultados operativos y netos negativos durante los últimos seis años, producto del escaso margen bruto del negocio, con costos crecientes año tras año y márgenes netos que han ido empeorando hasta lograr en el 2017 el valor más bajo como porcentaje de ventas, con una caída del 9,89%.
De hecho, la recesión económica, la elevada inflación y la caída del consumo podrían seguir complicando aún más las ventas y márgenes de la compañía en el mercado interno.
Hasta el momento, el grupo de control pudo hacer frente a esa situación con aportes de capital e informó que evalúa la posibilidad deslistar a la compañía del régimen de oferta pública.