Una empresa energética sale a buscar fondos para financiar planes de expansión

Luego de los primeros impactos que en sus negocios generaron la presencia de varios de sus ejecutivos en la causa de los cuadernos de Oscar Centeno, la mayoría de las empresas involucradas en la investigación intentan retomar el ritmo de sus operaciones.

En algunos casos, los coletazos del caso que descubrió la mayor trama de corrupción de la Argentina fueron mayores que en otros. De hecho, hay empresas que todavía mantienen en el freezer varios de sus proyectos.

Más que nada porque se trata de contratos con el Estado que están siendo revisado o porque sufren problemas para obtener financiamiento ya que los bancos rechazan otorgar líneas de crédito a empresas involucradas en el pago de coimas y sobornos debido a las estrictas normas de compliance que deben cumplir.

Otras intentan terminar con este “fantasma” y buscan normalizar sus operaciones mediante la obtención de fondos frescos que le permitan financiar esos planes de expansión que quedaron en veremos.

En este conjunto se encuentra MSU Energy, cuyo principal ejecutivo y accionista Manuel Santos Uribelarrea, debió dar un paso al costado en sus tareas administrativas luego de haber aparecido mencionado en los cuadernos de Oscar Centeno, el chofer del ex subsecretario de Coordinación y Control de Gestión de Planificación, Roberto Baratta.

Si bien MSU y Uribelarrea pisan fuerte en el área sojera, durante el anterior gobierno K incursionaron en el segmento de energías renovables, creando la empresa MSU Energy, que posee actividades en el segmento de generación de energía termoeléctrica, con proyectos en marcha por alrededor de u$s900 millones.

La empresa ya posee y opera tres plantas térmicas a ciclo abierto con una capacidad instalada de 450MW. Dos están ubicadas en la provincia de Buenos Aires y la restante en Córdoba y cada una está equipada con tres turbinas LM6000, de General Electric.

Para seguir el proceso de ampliación de la capacidad de las tres centrales necesita de financiamiento. Y es por eso que sus actuales directivos optaron por salir a buscar el dinero en el exterior.

Lo hace mediante la colocación de Obligaciones Negociables (ON) privada por u$s250 millones con vencimiento en 2023, dinero con el cual encarará la ampliación y conversión a ciclo combinado de sus tres centrales térmicas. El objetivo es incrementar su capacidad de generación en 300 MW, y llegará a un total de 750MW.

Para la emisión de los títulos de deuda, que fueron adquiridos por fondos internacionales y que contó con el JP Morgan Chase como banco organizador, se acordó una tasa de interés de libor tres meses más 11,25%.

La emisión está garantizada por activos relacionados a la expansión y una prenda de las acciones de la emisora y los fondos también serán utilizados para cancelar deuda de corto plazo.

Al respecto, Hernán Walker, CFO de MSU Energy, asegura que “esta transacción nos va a permitir una expansión estratégica, al duplicar nuestra generación de EBITDA en el año 2020”. Mediante un comunicado, el directivo agrega que “considerando el bono inaugural de u$s600 millones que emitimos en febrero pasado a una tasa de 6.875%, el costo de deuda ponderado es de 8,9%, con una vida promedio por debajo de seis años, lo que reduce significativamente el riesgo de refinanciación en este contexto de alta volatilidad”.

Por su parte, Pablo Ferrero, director Ejecutivo de la compañía, destacó que “la construcción del cierre del ciclo está muy avanzada en el marco de una obra que está a cargo de AESA (subsidiaria de YPF) y que contará con equipos General Electric, con tecnología de la más alta calidad”.

Una vez finalizado este proceso de ampliación del ciclo combinado de las tres plantas, MSU habrá cerrado un ciclo de inversiones por u$s1.000 millones desde el 2016, cuando el grupo agropecuario ingresó al negocio energético.