La marca de hamburguesas Paty tendrá nuevo dueño antes de fin de año
Tras haber contratado a dos bancos de su país para encontrar interesados en sus activos argentinos, el grupo brasileño BRF estudia ocho ofertas para vender la empresa Quickfood y varios frigoríficos locales.
De acuerdo a los planes del holding del país vecino, la operación debe quedar concretada antes de que finalice el año. De hecho, las ofertas ya se encuentran en una “fase final” y la expectativa de sus ejecutivos es la de obtener entre u$s800 millones y u$s1.000 millones, incluyendo las desinversiones que también están llevando a cabo en Tailandia y en Europa.
La semana pasada, Pedro Parente, presidente del Consejo de Administración y CEO de BRF, reafirmó la intención de anunciar la venta de los activos. En un diálogo que mantuvo con inversores, el ejecutivo también aclaró que los interesados deben hacer las propuestas vinculantes antes del próximo 15 de diciembre a los bancos Itaú BBA y Bradesco, entidades financieras contratadas para liderar el proceso de desinversión.
“Estamos llevando a cabo discusiones muy intensas y con buen nivel de competencia entre los postulantes”, sostuvo Parente, quien además admitió que en el caso de Argentina analizan ocho ofertas y cinco para Europa y Tailandia, que serán vendidas en forma conjunta.
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Pero el traspaso no será liderado por Jorge Luiz de Lima, quien venía ocupando el mayor cargo ejecutivo de Quickfood en Argentina y que renunció a su puesto a mediados de noviembre argumentando “motivos personales”.
Tampoco por Gerson Mautovani, quien se desempeñaba como director Titular y segundo al mando de las actividades de BRF en Argentina y que también abandonó su cargo por las mismas causas.
En este marco, el directorio de Quickfood nombró a Ludien Fiorelli en reemplazo de Lima y a Juan Carlos Seña en el puesto de Mautovani. Ambos tendrán que estudiar las ofertas por los activos locales, que fueron puestos a la venta por BRF tras tomar la decisión de salir de nuestro mercado para intentar mejorar su estructura de capital social y financiera, afectada por la participación en uno de los casos de corrupción que se investigan en el país vecino conocido como “Carne Fraca”.
Pero en el caso local, la determinación fue potenciada por los problemas que sus controladas sufren y que se vinculan con la situación de la economía, la caída de las ventas, la recesión y las últimas devaluaciones.
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De hecho Quickfood sigue acumulando fuertes pérdidas que le van quitando atractivo y que se suman al contexto recesivo que ofrece la economía del país. Es más, en el último trimestre acumuló pérdidas por $61 millones a pesar de haber realizado un incremento de precios tanto en el mercado interno como en el externo. De todos modos y gracias a la suba del tipo de cambio logró recuperar el margen bruto con un desfasaje temporal con el incremento de los costos.
Además, recibió un aporte irrevocable de capital en agosto pasado con el cual canceló las deudas a corto plazo, lo que le permitirá una mejora en el costo financiero. Sin embargo, la suba de la tasas de interés doméstica reducirá el impacto positivo de la cancelación de ese tipo de endeudamiento.
También como parte de su operativo salida de Argentina, BRF llevó a cabo un proceso de suscripción de nuevas acciones de Quickfood, dueña de la marca Paty, con la intención de capitalizar el frigorífico y maquillar sus números.
BRF es tenenedor de más del 90% de las acciones de la empresa local, mientras que el resto está en manos de accionistas minoritarios, y por ende ejerció su derecho proporcional para la toma de los nuevos títulos que fueron emitidos en octubre y mediante los cuales recaudó cerca de $950 millones.
Con ese dinero, Quickfood financió el pago de pasivos, integración de capital de trabajo y recomposición de su patrimonio.
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En este contexto, las dos entidades financieras brasileñas comenzaron la tarea de analizar las ocho propuestas presentadas por el frigorífico que además de Paty, entre sus activos agrupa reconocidas marcas como las hamburguesas GoodMark, las salchichas Vienissimas, los fiambres Bocatti y Campo Austral, y las margarinas Manty y Delicia, entre otras.
Actualmente, Quickfood opera con un capital de trabajo negativo de $649 millones, que incluye deudas con el accionista controlante por $222 millones. Esto se debe a que BRF viene soportando financieramente su operación local desde hace ya varios años con el objetivo de que su controlada pueda cumplir con sus obligaciones comerciales, financieras y legales y asegurar sus operaciones.
De todos modos, también tuvo que recurrir al Gobierno para poder achicar su estructura de personal mediante la apertura de un procedimiento preventivo de crisis autorizado por el Ministerio de Trabajo. Hasta la fecha, Quickfood debió pagar $40 millones en concepto de indemnizaciones a trabajadores despedidos de su planta ubicada en la localidad bonaerense de Baradero.
Según datos de la propia empresa, su activo total alcanza los $4.182 millones; su pasivo, aumentó en $578 millones debido a un incremento de $637 millones en el pasivo corriente y una disminución de $59 millones en el no corriente. En este marco, su patrimonio neto se redujo un 31% y se ubicó en los $412 millones respecto al informado en diciembre del año pasado.
Además de las marcas de Quickfood, el grupo brasileño se desprenderá de otros negocios locales que se reparten entre varios frigoríficos, empresas avícolas y establecimientos porcinos, en especial en Córdoba.
En esa provincia es dueña de Avex, avícola con sede en Río Cuarto y donde emplea a casi 600 trabajadores y en el cual viene llevando a cabo un duro ajuste para evitar su cierre y la depreciación de su valor de cara a encontrarle un nuevo propietario.
Actualmente, Avex opera a menos del 30% de su capacidad y BRF habría iniciado conversaciones con la avícola local Granja Tres Arrojos para sumarla como accionista y así descomprimir el imacto negativo que genera en todo el grupo al ser la unidad de negocios más problemática del grupo brasileño en Argentina.