BlackRock: así se gestó un gigante de más de 6 billones de dólares
La crisis financiera de Estados Unidos en 2008 dejó en el camino muchos perdedores: Bear Stearns, Lehman Brothers, clientes hipotecarios, aseguradoras y contribuyentes (sobre los que recayó el rescate de numerosos bancos).
Pero también hubo ganadores, entre los que destaca BlackRock. La mayor gestora de activos del mundo puede que no hubiera crecido tan rápido sin los cambios provocados por la recesión. Actualmente gestiona activos por valor de 6,3 billones de dólares, lo que supone un tamaño mayor incluso que el de la economía alemana, según informa Bloomberg.
Factores posteriores a la crisis fueron favorables para BlackRock, como el boom de los fondos cotizados (ETF), la menor tolerancia al riesgo, el mayor nerviosismo de las instituciones y los planes del gobierno para evitar otras crisis en el futuro. Brian Beades, portavoz de la firma, señala: "Siempre hemos intentado saber por adelantado cuáles son las necesidades de nuestros clientes y hemos evolucionado para satisfacerlas".
La historia de esa evolución comienza en 2009 con Barclays, que quería reforzar su capital después de haber rechazado el rescate del gobierno británico.
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Esta operación más que duplicó sus activos y ha sido muy rentable desde entonces: gracias a la oleada de inversión en productos de gestión pasiva - iShares tenía 1,8 billones de dólares en activos a finales de junio, lo que suponía ser la mayor gestora de ETF del mundo-.
Representaba el 28% de los activos gestionados por BlackRock a finales de 2017 y tiene mucho potencial de crecimiento: los ETF aún están en sus inicios fuera de EE.UU. y BlackRock prevé que el mercado global más que se duplicará para finales de 2023 y ascenderá a 12 billones de dólares.
Al mismo tiempo, BlackRock encontró nuevas oportunidades para vender su software de riesgo financiero Aladdin, que predice las consecuencias que podrían tener para una cartera los peores escenarios. Sus usuarios incluyen fondos de pensiones, aseguradoras y gestoras de activos.
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Tras la recesión Aladdin se utilizó en operaciones financieras por valor de 7 billones de dólares. Ahora se usa en operaciones por valor de más de 18 billones y el 30% de sus ingresos proviene de fuera de EE.UU.
La unidad de tecnología de BlackRock, de la cual Aladdin es el eje fundamental, ha tenido un crecimiento anual de alrededor del 12% en los últimos cinco años. Aunque genera solamente el 5% de los ingresos de la compañía, su consejero delegado Larry Fink, quiere que represente el 30% en 2022.
La crisis también incrementó la reputación y la influencia de BlackRock. Fink conocía mejor que la mayoría los productos financieros complicados que desencadenaron la crisis. La Reserva Federal encargó a BlackRock que gestionara la cartera de activos tóxicos de Bear Stearns.
Su influencia sigue siendo evidente. Fink ayudó a convencer al Consejo de Estabilidad Financiera de que las gestoras de activos no deberían ser consideradas entidades "demasiado grandes para hundirse", porque gestionan el dinero de otras personas y no el suyo propio. También se reúne habitualmente con líderes mundiales.
El crecimiento de BlackRock es un ejemplo claro de cómo una compañía financiera puede llegar a ser un imperio aunque el sistema esté hecho pedazos, señala Expansión.
Y dado que el gobierno de Trump sigue reduciendo las limitaciones implantadas después de la crisis, puede seguir teniendo mucho potencial.