Uno de los mayores grupos oleaginosos del mundo rechaza medidas del Gobierno contra el campo
Bunge Limited, el mayor productor de oleaginosas del mundo, salió a cuestionar las medidas que impulsó el presidente Mauricio Macri para suspender la baja de las retenciones a algunos productos del campo y le reclamó al Gobierno que revise los cambios impositivos.
El vocero de las críticas de este holding de origen norteamericano fue Raúl Padilla, CEO de Bunge America del Sur, quien utilizó su participación como panelista del Council of Américas para quejarse por las decisiones adoptadas por el gabinete económico de Cambiemos que congelaron la baja en las retenciones de la harina y el aceite de soja.
“Los cambios impositivos del Gobierno no fueron felices”, fue la frase usada por Padilla para hacer pública la postura de Bunge con respecto a la política oficial. “Compartimos la visión, el rumbo que ha tomado este gobierno pero eso no quiere decir que estemos de acuerdo con todas las medidas que se toman”, agregó el ejecutivo en un día, como el jueves, cargado de especulaciones y versiones sobre posibles renuncias en el gabinete debido a la acelerada corrida que evidenció el dólar durante esa jornada cuando llegó a subir hasta cinco pesos.
Las referencias tienen que ver con la suspensión por seis meses a la baja escalonada en las retenciones a las exportaciones de harina y aceite de soja adoptada por el Ministerio de Hacienda por recomendación del FMI. La cartera que dirige Nicolás Dujovne también puso fin al Fondo Federal Solidario, que coparticipaba parte de los derechos a la exportación de la oleaginosa y redujo reintegros a exportaciones de diferentes productos del agro.
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Además de estas medidas, en julio pasado el Gobierno decidió aumentar los derechos de exportación al biodiesel que pasaron del 8% al 15%, en una decisión que pasó casi desapercibida pero que también afecta a las operaciones de grupos como Bunge.
Se trata de medidas que buscan alcanzar un ahorro fiscal adicional de $12.500 millones para lo que resta de este año y otros $63.000 millones para el 2019. Todo, con el marco del acuerdo con el organismo multilateral de crédito que ahora el propio Dujovne busca reformular por orden del Presidente Macri. De hecho, el funcionario viajará a Nueva York para sellar esta modificación al convenio, con la mira puesta en profundizar aún más la reducción del déficit fiscal de la meta inicial del 1,3% a casi cero, además de ajustar otros gastos.
En ese marco, Padilla participó del panel “Perspectivas Económicas y de Inversión en la Argentina” que organizó la Cámara Argentina de Comercio (CAC) en los salones del hotel Alvear de Recoleta. Desde allí, advirtió que el país ofrecía un buen ambiente para las inversiones que fue afectado por la coyuntura y por medidas que a su juicio, se tomaron de manera apresurada y bajo un mal asesoramiento o mala información.
“Insisto, compartimos el rumbo, pero a veces no es bueno para el largo plazo adoptar medidas tan malas”, sostuvo a la vez que le ofreció al Gobierno el asesoramiento del holding “para mantener ese destino”.
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A nivel global, Bunge tiene una valuación cercan a los u$s12.000 millones, y si bien se trata de una multinacional nacida en Holanda, la familia argentina Born todavía conserva acciones de la empresa que fundó en Argentina en 1889 bajo la denominación comercial de Bunge y Born.
Desde 1994, Bunge Argentina pertenece al grupo Bunge Limited, una compañía global de agronegocios, alimentos y energía que cotiza en la Bolsa de Nueva York y tiene su sede central en White Plains, estado de New York, desde donde opera en Norteamérica, Sudamérica, África, Asia, Europa y Oceanía. En el país, participa en agronegocios y producción de alimentos, dos sectores castigados tanto por la coyuntura de recesión que sufre la economía del país como por la marcha atrás del Gobierno en la eliminación de forma gradual de las retenciones al campo.
Y Sudamérica es la región más importante para este holding ya que representa el 60% de todos sus activos, por lo cual sus inversiones futuras están focalizadas y condicionadas al devenir de países como la Argentina y Brasil, actualmente atravesando por tormentas y volatilidad producto de devaluaciones y elecciones presidenciales, respectivamente. De todos modos, en la región se dedica a la producción de fertilizantes y alimentos para animales, acopio de oleaginosas y granos de campo. También lleva a cabo la molienda de oleaginosas para la producción de alimentos y aceites y de la industria de los biocombustibles. Adicionalmente, realiza la molienda de harinas de trigo y maíz para alimentos, panificación, cervecería, entre otros clientes comerciales.
Padilla, quien está al frente de la división América del Sur del holding de origen holandés desde enero pasado, también dijo haber encontrado “inconsistencias” entre los conceptos que antes de su discurso pronunció Dante Sica a los participantes del Council. Sostuvo que la postura del Ministro de Producción sobre la necesidad de favorecer las exportaciones “no se condice con las trabas al campo, a la agroindustria, que aporta el 35% de las divisas del país”.
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Argumentó que con las medidas restrictivas se puede perder la oportunidad de incrementar esos aportes en un mundo que se encuentra en medio de una disputa comercial entre Estados Unidos y China que le puede aportar beneficios a países como la Argentina y Brasil. “Es una oportunidad para que ambas naciones se puedan posicionar juntas frente a ese escenario y apoyarse en las exportaciones”.
“Cuando tomamos medidas que favorecen la exportación de materia prima durante un ‘trade war’, como el que ocurre con China y EEUU, es contradictorio con la visión de largo plazo. Es preocupante”, insistió el CEO de esta multinacional. La referencia al país vecino se debe a que la sede regional de Bunge se encuentra en Brasil, donde actualmente es la principal empresa multinacional de agronegocios y alimentos y el tercer mayor exportador de ese mercado.
Verticalmente integrada, tiene como slogan “del campo a la mesa” ya que comercializa y procesa granos como los de soja, trigo y maíz. Produce alimentos como aceite, margarinas, mayonesas, arroz, harina y premezclas, además de actuar en servicios portuarios y de logística, producción de azúcar y bioenergía.
Solamente en Brasil, posee más de 20.000 empleados, 100 establecimientos, entre fábricas, usinas, molinos, puertos, centros de distribución y silos.
La magnitud de sus operaciones llevó a Padilla a resaltar que el freno a las retenciones “hacen desandar ese camino”. Por eso le recomendó al Gobierno “diálogo” con el sector privado previo a la adopción de medidas de este tipo. “Nuestra mirada quizá le permita al Gobierno tener claro cuáles pueden ser las consecuencias, mas allá de que después se lleven a cabo igualmente”.
En ese contexto, reclamó “no perder ventajas competitivas con medidas que no son buenas para el mediano y largo plazo y que se toman por una circunstancia de corto plazo”.
También dijo que la decisión de suspender la baja en las retenciones “es una medida contradictoria con el objetivo de ser supemercado del mundo” y sobre todo “en el marco de la guerra comercial donde no quedan herramientas para defendernos frente al proteccionismo de todos los países compradores”.