BALANCE SEMESTRAL

La crisis pasa factura: las principales empresas acumulan pérdidas por más de $41.000 millones

En lo que va del año, 30 compañías que cotizan en la Bolsa arrojaron balances en rojo afectadas por la devaluación y la caída del consumo
NEGOCIOS - 22 de Agosto, 2018

Mientras la causa de los cuadernos sigue su rumbo y algunos funcionarios ya admiten que profundizará la recesión, las consecuencias de la caída del consumo, de la devaluación y del freno de la economía han causado un profundo daño a la mayoría de las empresas locales.

Esto queda claramente en evidencia en un relevamiento elaborado por iProfesional en base a los balances correspondientes al primer semestre de este año de compañías que cotizan en el mercado bursátil.

De la investigación se desprende que un total de 30 firmas, grandes y Pymes, de diferentes sectores industriales y servicios,han tenido fuertes pérdidas que, acumuladas, llegan a la impactante cifra de $41.226 millones.

Es decir, unos $6.871 millones por mes, $229 millones por día o algo más de $9,5 millones por hora para el período enero y junio (ver infografía).

La fuerte devaluación (60%) sumada a la retracción del consumo son las dos principales causas de esta mala performance.

Además, estos quebrantos tan altos marcan un preocupante precedente para el actual semestre, para el que se pronostica más recesión y un empeoramiento a partir de la causa por el pago de coimas y sobornos en la obra pública que involucra a grandes grupos empresarios.

El propio ministro de Hacienda y Finanzas, Nicolás Dujovne, reconoce que los cuadernos de Oscar Centeno impactarán en la economía de modo muy similar a lo acontecido en Brasil con el "Lava Jato".

Según datos de consultoras brasileñas, tal escándalo dejó casi 3 millones de trabajadores menos en industria y construcción durante 2015 y 2016, al tiempo que el PBI se retrajo 3,8% (2015) y 3,6% (2016).

En Argentina, el Gobierno intenta evitar un efecto similar, y para ello está trabajando en normativas que "independicen" o "blinden" a las empresas de las acusaciones contra sus directivos.

Por ejemplo, para que el Grupo Roggio sobreviva a la causa que afecta a su dueño, Aldo Roggio, por presunto pago de coimas a ex funcionarios del gobierno kirchnerista, de modo tal que la compañía pueda continuar con el desarrollo de obras que tiene a su cargo o bien participar en futuras licitaciones.

Algo similar aplica para el resto de las empresas involucradas en la causa que investigan el fiscal Carlos Stornelli y el juez Claudio Bonadío, que ya suma 13 arrepentidos.

La mayoría de los ejecutivos imputados son parte activa y fundamental de sus compañías, de modo que el temor de la administración de Cambiemos es que el derrotero judicial termine por hundir el futuro de las firmas.

Más que nada porque los bancos podrían dejar de financiar sus obras, al tener prohibido otorgar créditos a aquellas involucradas en delitos.

Pero, más allá de este eventual impacto, los coletazos de la devaluación, caída de la demanda y suba de costos ya dejaron su sello en los balances.Desde Cablevisión, Arcor, Mastellone o Molinos hasta grandes empresas del sector energético e hidrocarburos, todas presentaron cifras en rojo. 

En el caso de la principal operadora de TV por cable, sólo entre enero y junio registró una pérdida de $7.683 millones.

Lo mismo ocurrió con su controlada, Telecom Argentina, que mostró un quebranto de $4.912 millones.

En ambos casos, producto en gran medida del alza del dólar, que afectó su deuda en moneda extranjera.

En el caso de Cablevisión, primer semestre, sus ingresos ascendieron a $64.179 millones. Sus costos, a $40.969 millones.

En cuanto a la deuda financiera consolidada y la (deuda) neta, alcanzaron los $70.307 millones y $57.800 millones respectivamente.

Con respecto a Telecom Argentina:

- Sus ventas fueron de $64.179 millones, 17% más que el mismo semestre del año pasado

- Su resultado neto fue una pérdida de $4.872 millones, que marcó una desmejora del 196% respecto al primer semestre 2017. 

- Resultado financiero: quebranto de $20.847 millones, significativamente superior a los $1.422 millones de los primeros seis meses del año pasado.

"El resultado se debió a pérdidas por diferencias de cambio por $19.882 millones, principalmente por la fuerte depreciación del peso", explica la compañía que preside Carlos Moltini.

Por debajo de Cablevisión y Telecom Argentina, en tercer lugar del podio de las que más quebrantos mostraron aparece Desarrolladora Energética S.A (DESA), con un rojo de $3.885 millones para el primer semestre.

Este grupo participa en el negocio de la electricidad y es propietario, por ejemplo, de Edelap, la principal distribuidora de energía de la provincia de Buenos Aires.

Controlada por el empresario Rogelio Pagano, DESA también se vio muy afectada por la devaluación, que elevó su deuda en dólares. La compañía ahora se encuentra analizando distintos escenarios a fin de mejorar la situación en lo que resta del año.

En el cuarto puesto del ranking aparece una de las empresas acusadas en el caso de los cuadernos: Albanesi, con negocios en obra pública y cuyo dueño, Armando Losón, ya fue separado de su cargo de CEO.

Sus pérdidas totalizaron $3.688 millones, y es muy probable que si no logra evitar el impacto de la causa de las coimas, enfrente un semestre aún peor. 

La firma emitió un comunicado por el que promete tratar de evitar que sus acciones se vean afectadas por el curso de la investigación en la que Losón aceptó ser arrepentido, así como la posible pérdida de confianza del mercado de capitales en el futuro del holding energético.

Apenas estalló el escándalo, este grupo decidió frenar la emisión de bonos de una de sus controladas: Generación Mediterránea, por u$s25 millones, fondos que iban a ser destinados a ampliar la capacidad de generación eléctrica de la Central Modesto Maranzana, en la localidad cordobesa de Río Cuarto.

Para peor, sus títulos se desplomaron en el mercado internacional hasta negociarse a un mínimo (87,88 centavos por dólar) por debajo de su valor nominal.

Por detrás de Albanesi, en el quinto puesto del ranking de las de mayores pérdidas del primer semestre se ubica Polledo, dedicada a la prestación de servicios diversos y a la construcción de obras públicas y privadas.

Su principal accionista es Aldo Roggio, también imputado en la causa de los cuadernos.

Esta firma acusó un rojo de $3.352 millones y es muy posible que sufra también las consecuencias de la investigación que involucra a su dueño quien, como Losón, renunció a todos sus cargos en el Grupo que lleva su apellido.

En el caso de Polledo, por el resultado negativo se encuadra en la causal de disolución del artículo 94 inciso 5 de la Ley General de Sociedades.

Por tal motivo, su directorio realiza un seguimiento pormenorizado de la situación y difiere la absorción de resultados no asignados negativos al 31 de diciembre del año pasado.

Un mix complejo

El economista Juan Luis Bour afirma que son varias las razones que han generado semejantes pérdidas en importantes empresas. Entre ellas:

- La caída de la demanda

- La imposibilidad de trasladar mayores costos a precios

- La alta tasa de interés del mercado, que se "come" parte de los beneficios

Bour señala que los sectores que suelen beneficiarse por una devaluación, si bien son varios, "les va a tardar en llegar ese beneficio".

No es el caso de las principales alimenticias como Arcor, Mastellone y Molinos que, en conjunto, acumularon pérdidas por superiores a los $5.000 millones.

La más perjudicada ha sido la firma de la familia Pagani, cuyo rojo para el primer semestre se ubicó en los $3.000 millones, y que compite en un sector que no está emitiendo buenas señales.

Para el economista Claudio Zuchovisky, las alimenticias muy vinculadas al consumo interno son las que lucen más complicadas: "Para algunas, la devaluación es un problema, si dependen mucho del consumo interno. Las que exportan están mejor posicionadas a futuro".

Además, señala que un dólar más alto favorecerá a las exportadoras, que si bien deben pagar el costo de la devaluación tienen un mejor panorama que las que dependen de las ventas domésticas, como las alimenticias o las textiles.

"Estas compañías pierden por ambos lados. Es decir, por el costo de su deuda financiera y porque no pueden trasladar a precios los mayores gastos, de modo tal que sus quebrantos pueden extenderse hasta que se recupere la economía y el dólar se estabilice", afirma.

Sus palabras también sirven para explicar por qué Molinos y Mastellone también forman parte del club de los balances en rojo.

La controlada por la familia Perez Companc sufrió pérdidas por $1.070 millones sólo entre enero y junio.

Más que nada, porque los aumentos de precios que aplicó a sus productos perdieron contra la inflación. También, por la devaluación, que impactó en su deuda en dólares, y por el fuerte alza de sus costos fijos.

Con respecto a sus resultados financieros del primer trimestre, tuvieron un deterioro interanual de $292 millones.

En el caso de la dueña de La Serenísima, sus números se vieron afectados por la combinación de una fuerte y abrupta devaluación y por la caída en el consumo de productos lácteos a nivel local.

Su balance semestral acusó una pérdida neta de $1.042 millones, contra una ganancia de $106 millones en igual período del 2017.

Según sus ejecutivos, la abrupta devaluación "ha producido una incipiente presión sobre los costos, especialmente en las materias primas".

El impacto de la disparada del billete verde no distingue sectores. Tal es así que por fuera del rubro alimenticio aparecen casos como el de Metrogas, que resignó la friolera de $2.200 millones.

Por debajo aparece minera Medanito (quebranto de $1.732 millones) y la petrolera Compañía General de Combustibles (CGC), con un quebranto de $1.383 millones.

A la lista de suman firmas de otros rubros, como las papeleras Celulosa, Ledesma y Papel Prensa, que en conjunto acumularon un rojo de $2.200 millones.

En el caso de Medanito, hasta quedó con patrimonio neto negativo, por lo cual su directorio debió aprobar el revalúo de activos de larga duración, pozos y gasoductos.

Algo similar ocurrió con Celulosa. En su balance admite la necesidad de contar con mayores fondos para la administración de sus negocios y, por lo tanto, su directorio ha propuesto la no distribución de dividendos.

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