YPF manda, el resto obedece: este es el plan para "controlar sin regular" el precio de nafta y gasoil
El "método Iguacel" para que el precio de las naftas no siga una escalada alcista desbocada y que entre las petroleras se genere una competencia "controlada" parece estar rindiendo sus frutos.
El ministro de Energía ha logrado, al menos hasta ahora, que las empresas aumentaran los combustibles en porcentajes similares a los de YPF.
De hecho, las últimas subas de principios de mes muestran diferencias de apenas pocos centavos entre las naftas y el gasoil de la estatal respecto a las otras firmas.
En el caso del litro de súper:
- El de YPF en Ciudad de Buenos Aires llega a los $28,11
- El de Petrobras/Puma ronda los $28,10
- En Axion ese importe se ubica en $28,41
- Shell dio marcha atrás con un aumento para no quedar demasiado lejos, desde los $29,52 a $28,98
Para el litro de nafta premium:
- En YPF, tras los dos reciente incrementos, quedó en $33,53
- Un valor similar se observa en estaciones Petrobras/Puma
- En el caso de Axion, el precio es de $34,12
- El de Shell es el más caro: $34,99
En este segmento (premium) se está evidenciando un traslado de clientes a la súper, por la brecha que existe entre ambas naftas, que podría incluso ampliarse en los próximos meses.
En cuanto al litro de gasoil:
- El de YPF se comercializa a $24,11
- Le sigue el de Petrobras/Puma, a $24,44
- Un escalón más arriba aparece el de Axion: $24,74
- También en este caso Shell es el más caro: $25,82
Por el lado del litro de diésel:
- El precio de YPF no es en este caso el más bajo: $29,40
- En las estaciones Petrobras/Puma se consigue a $29,30
- En los puntos de expendio de Axion, a $29,89
- En Shell, los surtidores muestran una cifra de $30,98
Ninguna se aleja de YPF
En el sector aseguran que una brecha tan pequeña como la actual es fiel reflejo de que las compañías evitan subir demasiado los precios para que no se genere el traspaso de clientes hacia las estaciones de servicio de la estatal, líder en participación de mercado.
"El hecho de que Shell haya retrotraído el aumento evidencia que hasta la empresa más cara debe seguirle los pasos a YPF", señalan desde una de las cámaras que agrupa a las cadenas de estaciones de servicio.
Es más, en el sector anticipan que los próximos aumentos serán similares a los de principios de mes.
Prevén que la estatal será la que pique en punta pero, al mismo tiempo, que aplicará subas moderadas y que el resto de las firmas seguirá sus pasos.
Anticipan además que Shell se posicionará como la más cara pero siempre tratando de mantenerse a tiro con los valores de la líder. Es decir, evitará que la brecha se amplíe demasiado.
Para varios referentes del sector, el actual contexto es el resultado de que el ministro Iguacel dio por terminado los acuerdos firmados con las petroleras y liberara el mercado.
De ese modo, enterró la política de su antecesor, Juan José Aranguren, quien había acordado un esquema de control de precios que terminó por alejar los costos de las compañías de los valores de comercialización.
Aun con los últimos aumentos, en las empresas hacen referencia a un desfasaje del 25% al 30% entre lo que se cobra hoy día en las estaciones de servicio y lo que realmente deberían valer los combustibles si se tiene en cuenta la disparada del dólar y el alto precio del crudo a nivel internacional.
Aun así, nadie cree que las próximas subas se darán en porcentajes de esa magnitud, sino que serán moderadas.
En este marco, se confirma el plan Iguacel, anticipado por iProfesional, por el que el funcionario apunta a "regular sin regular".
Es decir, a controlar los futuros incrementos pero sin tener que recurrir a la injerencia del Estado sobre el sector.
¿Cómo? Apuntando a que YPF sea la que marque la cancha en lo que hace a valores de los combustibles y del barril.
Cambio de estrategia
Al asumir, el ministro dejó en claro que no era partidario de los acuerdos de precios. De este modo, marcó un claro contraste con la línea que había adoptado Aranguren y que, en definitiva, fue una de las razones por la que Macri decidió alejarlo del cargo.
Para muchos se trató de una salida desordenada e inexplicable, ya que fue quien había liberado los precios (fines del año pasado) para luego tener que dar marcha atrás por razones ajenas a su gestión.
A mediados de mayo -y sin saber que sería su última medida-, el ex CEO de Shell desarticuló el convenio con petroleras para congelar valores por dos meses.
Así lo decidió al ver que el sector había quedado expuesto a un duro revés causado por la inesperada devaluación y ante el elevado precio del crudo. Para atenuar ese impacto, Aranguren avaló dos subas, en junio y julio, de entre el 5% y 8%.
También sumó a las nuevas cotizaciones de naftas y gasoil el alza del impuesto a la transferencia a los combustibles (ITC) del 6,7% dispuesta por AFIP para cumplir con los cambios previstos en la reforma tributaria.
Además, les posibilitó a las productoras considerar un barril "criollo" más barato (u$s69,75) que el internacional (u$s77), de modo que esa diferencia pueda mantenerse cuando la cotización global disminuyera.
Antes de renunciar, les prometió una compensación por la demora en el traslado de los mayores costos a los precios de los combustibles, que iba a rondar el 30% de manera escalonada.
Tras su salida, Iguacel desarmó toda esa estrategia y volvió a la anterior política de liberación del mercado.
Lo hizo con el fin de enviarles a los inversores una clara señal: el Estado no va a intervenir en la actividad (al menos con regulaciones de escritas).
Si bien aseguró que las empresas podrán fijar precios sin restricciones, lo cierto es que ninguna quiso alejarse de los valores de referencia de YPF.
Fue todo un mensaje para grupos extranjeros que operan en Argentina y piden certezas a la hora de comprometer inversiones futuras en el país.
En este grupo se encuentran empresas como Shell, Exxon o Chevron y Pan American Energy (PAE), cuyo capital es compartido por la familia Bulgheroni, el holding chino CNOOC y la británica BP.
También operan el grupo Techint, a través de Tecpetrol, y el ex CEO de YPF, Miguel Galuccio con Vista Oil.
Como el player de mayor peso es YPF -que controla el 55% del share-, el "método" Iguacel tiene como eje que las decisiones que tome el directorio de la estatal sobre precios sean seguidas por el resto.
Los riesgos del nuevo escenario
Todos saben que la situación económica impide el traslado del supuesto 30% de atraso en las naftas y que el crudo local pase de u$s68 a u$s77, como cotiza en las pizarras internacionales.
Por eso, Iguacel apuesta a que las compañías sigan la estrategia de la líder para mantener bajo control al mercado sin una intervención explícita, tal como intentó hacer Aranguren.
Es decir, busca que se mantenga el mecanismo por el cual la competencia siga a YPF pero tomando sus propias decisiones comerciales.
En este marco, desde algunas petroleras advierten que de no poder cubrir los costos por el "techo YPF", tendrán que restringir el suministro.
También indican que las subas en el interior serán más "pesadas", a raíz de los costos de logística y abastecimiento.
De hecho, ya hay zonas en las que el litro de premium alcanzó los $43,50.
Ese valor es el que pagan los habitantes de la ciudad correntina Sauce, donde residen 10.000 personas y se encuentra a casi 400 kilómetros de la capital provincial.