Producto de la crisis económica y financiera que vive la Argentina, la empresa dueña de la marca Véritas está muy cerca de desaparecer.
Desde 2016, La Fármaco (que posee Véritas, Vo5 y Antiall) pertenece a la compañía salteña dedicada a la producción de artículos para limpieza Santiago Sáenz que se la compró a la multinacional Unilever.
En abril pasado esta pyme presentó ante la Justicia comercial la apertura del concurso preventivo de acreedores y dos meses después sigue muy lejos de sanear sus millonarias deudas que ponen en peligro la continuidad de Véritas y otras marcas, informó el diario Ambito Financiero.
La compañía ingresó en una fuerte crisis muy poco tiempo después de concretar la compra de La Fármaco y según detallan el gran escollo a afrontar fue la drástica caída del consumo en el mercado interno, además de la dificultad de acceder a créditos convenientes para apalancar su operatoria. Hoy sus cuatro plantas de producción (tres ubicadas en Salta y una en Buenos Aires) continúan funcionando, pero a menor ritmo y reina la incertidumbre entre sus más de 300 empleados.
A mayo, según los registros del BCRA, Santiago Sáenz muestra una deuda bancaria total de $375 millones, el 83% en situación 4 (con alto riesgo de insolvencia), el 11% en situación 3 (con problemas / riesgo medio) y sólo el 6% en situación 1 (normal, sin atrasos en los pagos). Al mismo tiempo, muestra 12 cheques rechazados por falta de fondos por un total de 267.400 pesos.
En cuanto a La Fármaco, que es subsidiaria de Santiago Sáenz, también muestra una deuda bancaria con problemas, por un total de $43 millones, el 8% está entre situación 2 y 3 (con atrasos en los pagos y alto riesgo) y sus cheques rechazados ascienden a poco más de $3,2 millones.
Los resultados de su último balance tampoco son muy alentadores, a junio de 2017 Santiago Sáenz junto con La Fármaco habían facturado poco más de $1.278 millones y afrontado pérdidas por un total de $97,6 millones. Más acá en el tiempo en su ejercicio por el período de nueve meses a marzo de este 2018 con ventas totales por $1.064 millones ya mostraba un resultado negativo de poco más de $131,7 millones.
En enero pasado la empresa además emitió ON negociables por $78 millones que en los próximos meses tendrían que comenzar a pagar interés y capital, pero ante la apertura del concurso esta operación no se ejecutaría tal como está previsto en el prospecto de emisión. Lo mismo sucede con su primera emisión que data del año pasado por hasta $100 millones.
Ahora bien, desde el sector empresarial detallan que la salida de esta difícil situación es el ingreso de capitales frescos o más bien que un grupo inversor grande se haga cargo de la totalidad de la empresa o sus sociedades controladas. Por lo pronto, Unilever no sería de la partida porque en 2016 estuvo obligada a vender La Fármaco -con sus marcas, además de Véritas, Vo5 y Antiall- porque ostentaba una posición monopólica en el segmento de productos de higiene personal.
En cuanto al negocio de productos para limpieza donde Santiago Sáenz tiene el grueso de su operatoria suena con fuerza como interesada el Grupo Queruclor, que es reconocida en Capital Federal y Gran Buenos Aires con su línea de productos Querubín.