• 23/12/2024

Turbulencia en SanCor: Fonterra pide recortar personal y recuperar activos cedidos a Vicentí­n

Desde la neozelandesa pidieron avanzar con un recorte de hasta 2.500 operarios. También, recomprar la línea de flanes, yogures y postres       
05/12/2017 - 13:07hs
Turbulencia en SanCor: Fonterra pide recortar personal y recuperar activos cedidos a Vicentí­n

Se puso firme la neozelandesa.

Cuando todo parecí­a encaminado y más de un analista se permití­a pensar en que finalmente se cerrarí­a la operación para la última semana del reciente noviembre, Fonterra pegó un volantazo y fijó nuevas pautas y exigencias para avanzar con la eventual asociación con SanCor.

Ocurre que, cuanto más se profundiza sobre la situación administrativa y financiera de la unión de cooperativas, más detalles preocupantes encuentran los equipos técnicos del gigante lácteo de Nueva Zelanda. 

A partir de un pormenorizado análisis sobre la situación de SanCor, los ejecutivos de Fonterra "actualizaron" la lista de requerimientos para avanzar con el ví­nculo entre ambas compañí­as.

En concreto, y según confirmaron a iProfesional fuentes que participan de las negociaciones, desde la firma transmitieron a la plana mayor de SanCor la "necesidad de reestructurar la plantilla de personal". 

Según los expertos, "la masa laboral de la cooperativa atenta directamente contra la supervivencia económica de la empresa".

"Los neozelandeses ahora piden achicar la cantidad de empleados a la mitad. Es tal el lí­o con las cifras que encontraron en el funcionamiento de SanCor que se habla de recortar entre 2.000 y 2.500 puestos", aseguró una de las voces consultadas.

Atilra, el principal gremio de la actividad lechera, aun conociendo esta exigencia, decidió no intervenir en la inminente catarata de despidos.

"No tenemos mucho que decir sobre lo que está pasando con la operación. Las decisiones las toma SanCor y nosotros nos enteramos por los medios. No nos consulta nadie ni tampoco se nos informa de la situación interna. Si la idea es promover esos despidos, no nos han notificado de nada", se excusó ante la consulta de iProfesional un vocero del sindicato.

A la par del pedido de reducción del plantel de empleados, los neozelandeses también demandan el desarrollo de un nuevo cronograma de renegociación con los acreedores de la unión de cooperativas. La empresa láctea nacional adeuda hasta $8.000 millones.

La última demanda incorporada a la negociación entre Fonterra y su par nacional corresponde al pedido de que la dirigencia de la firma local establezca diálogos con Vicentí­n para la recompra de de la lí­nea de flanes, yogures y postres que SanCor le vendiera por u$s100 millones hace casi un año y medio.

El inconveniente radica en que, por el momento, Vicentí­n no evalúa desprenderse de esa gama de productos. Y menos todaví­a por la oferta que, confiaron las fuentes consultadas, acercarí­an desde SanCor antes de que concluya 2017: algo más de u$s65 millones.

"En Fonterra sostienen que, sin esa gama de productos, las posibilidades de lograr una recuperación económica rápida de SanCor son limitadas. Toda esta presión que se sumó en los últimos dí­as volvió a complicar el horizonte de una operación que todo el mundo ya daba por cerrada. Como están las cosas, de haber un acuerdo, recién podrí­a cerrarse a partir del año próximo", indicaron desde el entorno de la unión de cooperativas.

Otra sociedad

De concretarse, la unión entre SanCor y Fonterra darí­a origen a una sociedad participada en un 30% por la compañí­a local. Las riendas del negocio quedarán en manos de la cooperativa de Nueva Zelanda, que planea realizar una inyección de capital del orden de los u$s700 millones.

El proceso de puesta a punto de la alianza, sostuvieron ante iProfesional altos ejecutivos que intervienen en el diálogo entre ambas firmas, podrí­a demorarse hasta cuatro meses.

"El Gobierno ya transmitió su aprobación al surgimiento de una nueva sociedad. También volvió a liberar fondos para el funcionamiento diario de la empresa. Si no surgen trabas, la unión con Fonterra representará la transformación de la marca en un actor capaz de disputar el liderazgo en lácteos tanto en Argentina como en la región", dijo a iProfesional un vocero relacionado a la unión de cooperativas.

Por efecto del mismo ví­nculo, el gigante de Nueva Zelanda pasará a controlar la actividad en las plantas de SanCor en Chivilcoy, San Guillermo, Morteros, Balnearia y Sunchales.

En simultáneo saldrán a la venta las instalaciones en Brinkman, Coronel Charlone y Moldes, ubicadas en las provincias de Buenos Aires y Córdoba, respectivamente.

Para la compañí­a, las instalaciones en cuestión -paralizadas desde principios de año- son las que más contribuyen al déficit de SanCor, por lo que sus técnicos aconsejan avanzar con sucesivas ventas una vez se oficialice el acuerdo.

En paralelo, la unión de cooperativas también completará el traspaso de su planta quesera de Centeno, en Santa Fe, a la firma La Tarantela.

"Si bien no lo más usual contar con todos los detalles, el trabajo intenso entre ambas empresas es real. Que la operación se demore es algo lógico en tanto hablamos de un inversor serio. Por eso, mientras se discute el futuro de millones de dólares, es entendible que no exista una definición superficial de la alianza", comentó a iProfesional Daniel Villulla, gerente de Caprolecoba, la cámara que nuclea a los productores de leche del oeste de la provincia de Buenos Aires.

El ejecutivo señaló que los equipos técnicos de Fonterra "vienen revisando dí­a tras dí­as cada uno de los papeles, las obligaciones de deuda, el funcionamiento de las plantas", al tiempo que observó cómo lógico el pedido de reestructuración de personal exigido por los neozelandeses.

"Sin una reestructuración profunda, el funcionamiento de SanCor es imposible. Para que la empresa vuelva a ser viable debe discutir un cambio a nivel tecnológico, de personal y, por supuesto, también en términos de plan de negocios. Hoy SanCor está muy lejos de ser una compañí­a competitiva", sintetizó.

Perfil de Fonterra

Integrada por más de 10.500 productores, Fonterra surgió de la fusión entre el New Zealand Dairy Board (a cargo de las exportaciones lácteas de esa nación) y las dos principales cooperativas lecheras de ese paí­s.

Hoy en dí­a, ocupa el primer lugar como exportadora mundial de leche y el cuarto en términos de producción. Su peso en la economí­a neozelandesa es tal que sus ventas representan el 25% de los enví­os al exterior.

Además, genera alrededor de 22.000 millones de litros de leche por año con una dotación de apenas 12.000 empleados.

A modo comparativo, el sector lácteo argentino, en su conjunto, produce la mitad de esa cantidad. El problema es que no lo hace con 6.000 trabajadores (como darí­a el proporcional), sino con una cifra casi seis veces superior: 35.000.

Con presencia en más de 140 paí­ses, se estima que los productos de Fonterra llegan a casi 1.000 millones de personas. En las regiones de Nueva Zelanda en las que opera, aporta a razón de u$s8.000 millones anuales.

Su cadena de abastecimiento comprende unos 1.100 productores con sus respectivas estructuras de tambos. A nivel regional, Fonterra posee en Chile casi el 100% de las acciones de Soprole, lí­der en el rubro.

En Brasil, y en sociedad con Nestlé, procesa unos 3.000 millones de litros por año. La firma también encabeza las ventas en Australia, Sri Lanka y Malasia.

China aparece como su mayor apuesta en estos últimos años, donde dispone de una red de distribución que le garantiza presencia en más de 13.000 puntos de venta.

En paralelo, tiene en funcionamiento dos centros de elaboración que dan empleo a 1.500 personas, y su rango de producción asciende a los 600 millones de litros en esa zona del mundo.