La historia no contada de SanCor: cómo un emblema de negocios K representa ahora la crisis de un modelo
Emblema por donde se la mire. No sólo es una de las dos compañías clave de la actividad lechera en la Argentina sino que también representa la máxima expresión del cooperativismo dentro de un sector en el que participan firmas internacionales de la talla de Danone.
Pero ninguno de los dos atributos resulta suficiente como para garantizar la supervivencia de Sancor, al menos tal como se la ha conocido hasta ahora.
La compañía se encuentra al borde de la quiebra, afectada por un combo de variables que van desde la compleja situación que enfrenta la actividad en el país hasta su "tozudez" por mantener acuerdos con una Venezuela sumida en una profunda crisis.
A la par, la firma es presa de un factor derivado de su apetencia por competir en las grandes ligas de la industria láctea: su tamaño desmesurado, frente a una demanda interna retraída y con costos que no le permiten ganar nuevos mercados en el exterior.
Otro aspecto que le juega en contra a la tradicional marca deviene del campo político.
Durante el kirchnerismo, la empresa fue usada como punta de lanza para colocar productos nacionales en la nación que lidera Nicolás Maduro a cambio de la compra de petróleo.
Llegó la gestión macrista y todo cambió. Los funcionarios ahora no sólo rehúyen de alentar nuevos acuerdos con Venezuela sino que además entienden que la compañía no debe tener privilegios y que debe navegar las aguas del mercado como cualquier otra.
"El Gobierno debería darle una mano", reclamó en los últimos días Pedro Morini, secretario de Lechería de la provincia de Santa Fe.
Sin embargo, entre los referentes de la actividad predomina la certeza de que ocurrirá todo lo contrario. Y que lo que hoy sucede con Sancor podría hacerse extensivo a otros nombres de envergadura como La Serenísima, de no cambiar el modelo productivo y de exportación.
"Sancor tiene complicaciones que son propias de la empresa, pero su situación hay que entenderla en un marco de crisis generalizada. Todo el sector lácteo sufre la caída de precios a nivel internacional", afirmó a iProfesional Hugo Biolcati, ex presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA).
El referentes de esta actividad expresó que a los productores los insumos se les fueron por las nubes, luego de "haber sufrido limitaciones en la venta, retenciones y trabas de todo tipo".
No obstante, consideró que hay muchas cosas que se hicieron mal dentro de Sancor, empresa a la que ve como ineficiente y que ha quedado con un tamaño desmedido.
Cuenta con cerca de 1.400 productores asociados como proveedores de su principal materia prima: la leche.
"Si a la ineficiencia uno le suma un mercado esquivo, lo más probable es que derive en un desastre", agregó.
Por lo pronto, la situación actual de la unión de cooperativistas es cuanto menos dramática. Sólo en el primer trimestre del año acumuló pérdidas por $1.527 millones.
Este quebranto viene a ser un 320% superior al del mismo período de 2015. La magnitud de estas cifras no hace más que acrecentar los rumores sobre fuertes cambios en su estructura y en su rumbo comercial.
El hecho de que sea una cooperativa en nada le impediría presentarse en convocatoria o iniciar un procedimiento preventivo de crisis.
Hay otras empresas lácteas que no son cooperativas y que han salido a buscar inversores, tal como lo hizo Mastellone al acercarse a la gigante Arcor para capitalizarse.
En este sentido, ya se da por segura la puesta en venta de su portafolio de yogures, cremas y postres.
Entre los potenciales interesados en adquirir estas unidades de negocios aparece Coca-Cola y el grupo Vicentín. El pelotón lo completar Aceitera General Deheza.
Lo que dejó la alianza K con Venezuela
El principal sostén de la compañía reside en la venta de leche en polvo a Venezuela, producto del fideicomiso impulsado en su momento por el kirchnerismo.
Por cierto, no es la única firma que quedó muy mal parada de los "lazos carnales" que alentó el Gobierno anterior con la nación bolivariana.
De esto último pueden dar cuenta varias empresas de diferentes sectores, que ahora se están lamentando el hecho de haber transitado ese rumbo.
Vasalli es un claro ejemplo: de venderle cosechadoras a Venezuela acaba de quedar en manos de concesionarios por no poder afrontar sus deudas.
Había firmado un contrato para exportar 245 unidades: sólo le recibieron 50 y otras 70 quedaron en stock en los patios de la compañía.
Pauny, dedicada a fabricación de maquinaria agrícola también quedó mal parada.
La lista sigue con muchas más afectadas. Entre ellas, la conocida Cresta Roja y otras diez firmas argentinas del sector avícola, que entregaban pollos a la agencia oficial venezolana.
Esto, en el marco de acuerdos bilaterales pactados con Nicolás Maduro, financiados por el Banco Nación e instrumentados a través del "Fidecomiso Néstor Kirchner".
Todos terminaron en estruendosos fracasos. En el caso de Sancor, la firma parece no escarmentar: a comienzos de año cerró un nuevo contrato para venderle a Venezuela otras 40.000 toneladas de leche, pese a las profundas dificultades financieras que atraviesa el país.
En la Secretaría de Lechería santafesina reconocen que la firma exportó siempre más de lo que cobró y que no hay certeza sobre cuándo ni cómo recibirá lo que se la adeuda.
El vínculo que la firma mantiene con China también le reportó más dolores de cabeza en el último tiempo.
El gigante asiático, principal destino de leche premium para lactantes, viene de imponer una auditoria a todos sus proveedores lácteos.
A raíz de ello, durante ocho meses cerró las compras de Sancor, situación que recién podría resolverse en el segundo semestre del año.
Ante este escenario, los ejecutivos de la marca salieron a buscar oxígeno financiero en 2016, que le permita hacer frente a las complicaciones que tiene con Venezuela y con China.
En épocas kirchneristas el Banco Nación hasta le hubiese prestado dinero. Pero ahora, bajo la gestión de Carlos Melconian en la entidad -y en vistas al quebranto que acumula, esa posibilidad le fue negada.
En este contexto, uno de los tantos acreedores logró trabarle fondos a la unión de cooperativistas para asegurase el cobro de una deuda millonaria.
En las últimas semanas, según pudo saber iProfesional, Sancor recibió negativas a su pedido de financiamiento de parte del banco Meriva y hasta le fueron rebotados cheques emitidos por hasta 70.000 pesos.
"Los números de la empresa asustan a cualquiera. Lo que es claro es que tampoco hay una decisión del Gobierno de Macri de intervenir para allanarle el camino", comentó un experto vinculado a la SRA.
"Es como si la estuviesen dejando caer. Tal como van las cosas, la va a terminar comprando un privado", completó.
Tamaño desmedido
Especialistas del sector lácteo repararon en distintas cuestiones que agravan su situación comercial y financiera.
Tamaño desmedido (para su real capacidad productiva), mano de obra de bajo rendimiento y una interna sindical compleja se combinan para profundizar la crisis.
"Sancor acumula muchos años de rendimiento negativo. Arrastra una pésima gestión y una estructura improductiva que se reflejan en sus balances negativos", sostuvo a iProfesional Manuel Ocampo, referente de la Asociación de Productores de Leche (APL).
El experto indicó que cuenta con 4.700 empleados, "siendo que por la leche y productos que procesa y elabora no debería tener más de 1.000". Es decir, casi cinco veces más de personal.
Más aun. Según Ocampo, opera 12 plantas cuando podría concentrar toda su producción en apenas dos.
"Es una empresa que no llega a procesar 4 millones de litros de leche por día. Debe estar en el orden de los 1.400 millones de litros anuales, una cifra corta para toda la capacidad instalada", aseguró.
Para dejar en claro cuán excedido en tamaño se encuentra, Ocampo apeló a un ejemplo en el que también incluyó a La Serenísima.
"Una potencia lechera como Nueva Zelanda emplea 12.000 personas para generar 22.000 millones de litros anuales. Acá se produce menos de la mitad y hasta con 35.000 empleados", dijo.
También marcó diferencias en lo que hace a los sueldos: "En Nueva Zelanda se divide a razón de 60.000 dólares anuales. En la Argentina la cifra está en 40.000. Y siendo que el litro se abona 6 veces menos de lo que después se termina pagando en el supermercado".
Daniel Villulla, gerente de Caprolecoba -cámara que nuclea a los productores de leche de la cuenca oeste bonaerense- expresó a iProfesional que la situación de Sancor no deja de ser "paradigmática".
"Tiene un grave problema de eficiencia. Posee una estructura de personal y plantas excesivamente grandes para la volumen de leche que genera. Además, su negocio está atado a lo que ocurra en Venezuela", enfatizó.
"Si el Gobierno no interviene, tendrá que vender plantas o algunas áreas de negocios. Necesariamente tiene que reestructurarse. Si no lo hace, puede quedar en el camino", aseguró.
Biolcati, coincidió con la mirada de sus pares y aportó un condimento extra: la presión sindical.
"El costo de la ineficiencia de Sancor es muy elevado. En su pasivo influye lo que ha ocurrido con el sindicato de la actividad. No puede ser que los salarios suban a razón del 40% anual mientras que las empresas tuvieron el precio de la leche congelado por tres años", afirmó.
Problema sectorial
Más allá del caso Sancor, Biolcati sostuvo que la sombra del quebranto sobrevuela sobre el grueso de los actores de la cadena lechera.
"Todas enfrentan complicaciones, hasta La Serenísima, a raíz de que los que menos ganan en la cadena son justamente aquellos que producen", señaló
Biolcati aseguró que apenas reciben $3 del precio final que se ve en el supermercado, mientras deben enfrentar mayores costos operativos y caída en la cotización internacional.
Villulla se expresó en la misma dirección. Según el directivo, el sector enfrenta un desfasaje en los precios relativos y un contexto en el que el valor de venta de la leche es en pesos y buena parte de los insumos de producción se pagan en dólares.
"A todo eso hay que sumarle un desastre climático que impide desde la producción hasta el traslado de la materia prima. En muchos lugares, ni siquiera se puede sacar la leche", añadió el experto.
Según Villulla, la demanda de lácteos muestra un claro retraimiento a raíz de que el consumidor está acusando recibo de precios que considera excesivos.
"Todo se combina para que haya empresas al borde de la insolvencia", destacó.
Desde Sancor esperan por "salvavidas" político que mientras cruzan los dedos para recibir en tiempo y forma los dólares de Venezuela.
Mientras tanto, en Sunchales, la empresa ya puso en marcha un programa de retiros voluntarios, consciente de la imperiosa necesidad de avanzar en una reestructuración.
En Sancor tienen la expectativa puesta en que el Gobierno desactive un potencial foco de conflicto. El mismo que sacudió a Cresta Roja.