De shopping a la frontera: las "nuevas uruguayanas" seducen a más argentinos, pese a los controles y recargo por tarjetas

Ciudades fronterizas funcionan como centros de atracción de miles de particulares. En forma individual u organizados o en tours se dirigen allí a comprar
NEGOCIOS - 26 de Octubre, 2012

La vieja premisa que hace referencia a que cuanto más controles se le imponen a una sociedad mayores serán los mecanismos que surjan para esquivarlos, cobra más relevancia que nunca en el actual contexto.

En particular, ante la dificultad que encuentran muchos argentinos a la hora de querer adquirir artículos que no se consiguen en la plaza local.

Algunos lo llaman "picardía criolla", otros, reacciones naturales al cerrojo. Lo cierto es que la microimportación -bajo distintos mecanismos y formatos- no para de crecer.

Este fenómeno se hace presente tanto en la compra de productos en viajes, por ejemplo, a Miami, como en el desplazamiento a ciudades limítrofes, conocidas como las "nuevas uruguayanas", de las que ya diera cuenta este medio.Cualquier semejanza es pura coincidencia

Los más jóvenes no lo recuerdan. Aquellos que ya soplaron las cuarenta velitas sí. Hubo una época en la que los argentinos realizaban verdaderas caravanas al exterior para comprarse todo lo que encontraban a su paso.

En aquel entonces el dólar estaba "preso" de una tablita, que lo obligaba a subir muy por debajo de la inflación. Y eso había transformado a los salarios de los argentinos en los más altos de la región.

Como la suba de precios interna era alta, los precios en el mercado doméstico subían muchísimo más que en el exterior. De modo tal que ir de shopping fronteras afuera resultaba un verdadero negocio.

Fueron los años conocidos como los de la "plata dulce". Y la ciudad brasileña de Uruguayana se había constituido en el epicentro de las compras, a la que concurrían miles de argentinos para adquirir desde un simple juego de sábanas hasta tecnología de última generación.

Fue un fenómeno que caracterizó a buena parte de los años 80.

¿La historia se repite?En la actualidad, las diferencias de precios, además del hecho de poder hacerse de marcas y modelos que no se encuentran en los comercios locales son los dos factores que impulsan este movimiento. Incluso, el recargo del 15% a las compras con tarjeta parece no detenerlo.

En efecto, ya sea en tours o en forma individual, la búsqueda de otros destinos para ir de shopping no deja de sorprender.

Así, ciudades de Chile como Punta Arenas, Los Andes, o la capital Santiago, viven durante cada fin de semana largo o período vacacional una auténtica "invasión" de argentinos, que no dudan en viajar para traerse todo tipo de artículos, desde una simple plancha hasta electrodomésticos de mayor valor y equipos electrónicos, como notebooks, entre otros.

Precisamente, la magnitud de estos movimientos derivó en que, recientemente, el Gobierno terminara por desempolvar un decreto de hace tres décadas que restringe el ingreso de electrodomésticos y artículos de gran tamaño.

Se trata del decreto N° 1001, de mayo de 1982, que establece el denominado "régimen de equipaje". Si bien estaba vigente desde aquel entonces no estaba siendo aplicado con rigurosidad.

La medida en cuestión impide el ingreso de línea blanca y de artículos grandes (comúnmente se habla de aquellos que no entran en el baúl de un auto) pero no limita la compra de, por ejemplo, televisores de hasta 42 pulgadas, cámaras de fotos, reproductores de MP3, filmadoras u otro tipo de equipamientos similares.

Tampoco establece criterios en lo que hace al límite de productos que pueden adquirirse del otro lado de la frontera.

Pero la "sed de compra" que muestran muchos argentinos no se agota en Chile.

A la par de los puntos mencionados, sigue en alza la preferencia de muchos particulares de desplazarse a lugares como Ciudad del Este -en el área paraguaya ubicada en la controvertida Triple Frontera- e, incluso, aunque ahora un tanto menos por cuestiones cambiarias, a otras localidades como Bermejo y Villazón, en Bolivia.

Peregrinaje a Chile

Uno de los mayores exponentes de este "peregrinaje" se encuentra en el movimiento observado por argentinos hacia Chile.

En ciudades como Punta Arenas, todos los días miles de personas cruzan el Paso de Integración Austral para adquirir desde ropa hasta electrónicos.

Según trascendió, tanto en Migraciones como en la Aduana de Argentina y del país trasandino, coincidieron en que el tráfico de automóviles con destino a Punta Arenas sigue firme y sin cambios, a pesar de las restricciones para comprar divisas y del recargo del 15% a las compras con tarjeta en el exterior.

En un día normal cruzan unos 1.500 a 1.800 automóviles. Durante un fin de largo, el promedio se eleva a 3.500 diarios. Y en períodos vacacionales se dispara hasta los 5.000.

Por ejemplo, durante el feriado del 8 de octubre, antes de las 10 de la mañana ya habían pasado algo más de 600 vehículos con dos o tres pasajeros cada uno.

La explicación se encuentra en las enormes diferencias de precio.

En efecto, las computadoras, televisores, electrodomésticos pequeños, ropa y zapatillas pueden costar menos de la mitad en Punta Arenas respecto a los precios vigentes en la Argentina.

Además, la ciudad chilena posee una zona franca, donde se puede comprar todo tipo de mercaderías libres de impuestos y de aranceles de importación.

Testimonios dan cuenta de las diferencias de valores que atraen a los argentinos.

Al respecto, una de las vendedoras de una local de productos Sony señaló que "las restricciones al dólar en Argentina no afectaron los montos que gastan los turistas". Y afirmó que lo más buscado son los televisores LED de 32 pulgadas.

Sucede que, aunque se paguen todos los impuestos de importación, el precio sigue siendo muy conveniente.

Las casas de tecnología de Punta Arenas ofertan al LED-TV Samsung de 32 pulgadas por $1.790 (179.000 pesos chilenos), mientras que este mismo producto en Buenos Aires se paga $4.000, algo más del doble.

Al comprar este televisor en Chile con tarjeta, si se suma el recargo por compra en el exterior y el pago del arancel de Aduana en la frontera terrestre termina costando $2.600. Esto es, todavía un 35% menos que en Argentina.

Este mismo ejemplo se aplica a las zapatillas deportivas, planchas, pavas eléctricas, aspiradoras, perfumes y ropa de lujo, donde la diferencia puede ser de hasta un 50 por ciento.

Desde los comercios destacan el caso de particulares sureños que viajan acompañados por un familiar (para duplicar el monto máximo libre de arancel) y así adquirir, por ejemplo, un LED de 32 pulgadas en Chile por la mitad de lo que cuesta el mismo modelo en los comercios argentinos.

Se accede por el equivalente a $1.786 (comprado con tarjeta a un tipo de cambio de $4,76), más $178 de impuestos en Aduana. 

Sumándole luego el 15% de recargo fijado por la AFIP (que equivale a $268), en total se abona $2.232. En la Argentina, este tipo de aparato hoy no baja de los 5.000 pesos.

El "Viernes negro" en Paraguay

Otra de las zonas comerciales con fuerte protagonismo de clientes argentinos es, sin dudas, la paraguaya.

La que más concentra los tours de compra es Ciudad del Este, enclavada en la controvertida Triple Frontera y frente a la localidad brasileña de Foz do Iguazú.

Lo de controvertida no es a título gratuito: se estima que la Triple Frontera recibe cada año casi dos millones de turistas.

En Ciudad del Este se puede adquirir desde tecnología, indumentaria, calzados de todo tipo, marroquinería, perfumes y hasta joyería.

Para dar una idea de lo popular que se ha vuelto este destino, cabe señalar que, de acuerdo con la Oficina Regional de la Secretaría Nacional de Turismo de Paraguay, del total de extranjeros que arribaron durante el último año, la mitad fueron argentinos.

La gran novedad que los atrae es el llamado "Viernes Negro" (Black Friday), jornadas en las que las tiendas de Ciudad del Este venden informática, electrónica, y otras gamas de productos con descuentos de hasta un 70 por ciento.

Según cuentan las fuentes consultadas, las asociaciones de comerciantes de la segunda mayor ciudad de Paraguay "importaron" esta idea desde los Estados Unidos (donde se celebra el "viernes negro" de las grandes ofertas).

La aspiración es la de consolidar la feria como evento anual.

Con hoteles abarrotados, estacionamiento gratuito para los visitantes garantizado por la Municipalidad, un millar de policías destacados para reforzar la seguridad y unos 800 comercios adheridos a la iniciativa, el primer "Black Friday" tuvo lugar en mayo y cerró con ventas totales por u$s100 millones.

Promocionado en países vecinos, el evento atrajo a compradores de Argentina, Brasil y Chile y, masivamente, de todo Paraguay con la expectativa de adquirir bienes con descuentos durante cuatro días, desde las seis de la mañana hasta las nueve de la noche.

El próximo "Viernes negro" que se celebrará en Ciudad del Este ya tiene fecha: del 29 de noviembre al 4 de diciembre.

Aunque esta vez contará con la particularidad de que también incluirá en su estructura de comercios a algunos puntos de venta situados en Foz de Iguazú (Brasil) y Puerto Iguazú, en Argentina.

A semanas del evento, los organizadores estiman en alrededor de 2.000 los negocios que participarán, y dan por descontado que el grueso de los clientes serán, precisamente, argentinos.

"Lo que hacemos con esto es lanzar la idea de crear nuevos feriados artificiales, como le decimos nosotros. Son importantes no sólo las ventas sino además la difusión de toda la ciudad", explicó a este medio, desde Ciudad del Este, Juan Ramírez, integrante de la Cámara paraguaya de Comercio y uno de los organizadores del Black Friday.

A diferencia de las primeras ediciones del Viernes Negro, Ramírez anticipó que en esta oportunidad se apostará más a los productos de alta tecnología.

"Además de los artículos ya tradicionales, vamos a darle fuerte presencia a dispositivos chicos, como por ejemplo las tablets", expuso.

Brasil gusta por otras cosas

Pese a la diferencia cambiaria con Brasil, existen muchos productos más baratos para los argentinos, razón por lo cual muchos prefieren pasar la frontera y comprar en el vecino país.

Este movimiento es captado por las localidades de Bernardo de Irigoyen, San Antonio, Comandante Andresito y Puerto Iguazú.

Según pudo averiguar iProfesional.com, los controles en la Aduana de Bernardo de Irigoyen y San Antonio no son intensos y rígidos, eso facilita la adquisición de mercaderías desde Brasil.

Interés por Bolivia

También varias ciudades de Bolivia funcionan como "imán" para atraer a los argentinos, aunque por cuestiones de orden cambiario perdieron últimamente cierto protagonismo. Villazón es una ellas.

Este punto sigue siendo el centro de compras al que se acercan miles de norteños para la adquisición de distintas mercaderías que, luego, son comercializadas nuevamente en todo el territorio de la provincia e inclusive en otros puntos del país.

El cambio oficial fija que $1.50 bolivianos corresponden a $1 argentino. No obstante, cada vez la divisa local vale menos en comparación con la del vecino país.

Más allá de este aspecto, lo cierto es que la frontera con la nación que gobierna Evo Morales sostiene su condición de área comercial de relevancia para clientes de la zona norte de la Argentina que, mes a mes, engrosan el total de operaciones realizadas.

En esa dirección, fuentes consultadas de los organismos de control señalaron que sólo en el último año el movimiento de mercadería hacia la Argentina creció más del 100% en el paso Aguas Blancas-Bermejo.

Son varios cientos de millones que se transaccionan por venta de indumentaria, electrodomésticos y artículos de electrónica.

Tanto en Aguas Blancas-Bermejo como en la ya mencionada Villazón, según pudo averiguar iProfesional.com, el grueso de la oferta de productos que más adquieren los argentinos son electrónicos como reproductores digitales de música, equipos GPS, cámaras digitales y computadoras portátiles, entre otros artículos.

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