Los cigarrillos electrónicos avanzan a pasos agigantados en el mundo, a pesar de que su consumo sigue generando una fuerte polémica con respecto a los efectos que producen sobre la salud.
Si bien en Europa este producto es cada vez más utilizado, en la Argentina por el momento está prohibida su venta, a pesar de que fue creciendo el grado de conocimiento de las personas sobre estos artículos.
“En el viejo continente está prendiendo fuerte esta tendencia”, dice a iProfesional Pablo Marcó, gerente de Asuntos Regulatorios de Nobleza Piccardo, empresa miembro del Grupo British American Tobacco que actualmente comercializa en Inglaterra su propia línea de cigarrillos electrónicos bajo la marca Vype.
Y agrega que, a pesar de que a nivel local existe una fuerte restricción, “la información sobre este producto está creciendo y hoy los fumadores están al tanto de que existe”.
De hecho, en varios programas de televisión es frecuente ver que este artículo empieza a aparecer como una alternativa al tradicional.
Inclusive, dentro de América Latina los cigarrillos electrónicos van ganando adeptos entre los fumadores. Por ejemplo, Marcó cita el caso de “Perú, donde su consumo es muy elevado”.
Si bien es indudable el avance de estos productos en el mundo, también existen voces en contra que hacen foco en los perjuicios que producen en la salud.
Es el caso de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en un documento advirtió sobre el posible "efecto de iniciación" y señaló que el cigarrillo electrónico contribuye a "perpetuar la epidemia del tabaquismo".
No obstante, desde las tabacaleras argumentan que las consecuencias del consumo de estos artículos son menos dañinas que las que producen los cigarrillos tradicionales.
La explicación que da Marcó, en este punto, es que “la mayor toxicidad está dada por la combustión. En cambio, con el artículo electrónico, se aspira vapor de nicotina”.
También desde Massalin Particulares apuntan que “cuando un cigarrillo se enciende, la combustión del tabaco y otros materiales produce miles de productos químicos, más de un centenar de los cuales son ampliamente reconocidos como relacionados al desarrollo de enfermedades del tabaquismo”.
Según explica Marcó, en la actualidad existen dos tipos de cigarrillos electrónicos:
• Los eCigarretes comunes
“Estos productos se comercializan en Europa a un precio aproximado de 8 euros y tienen una vida útil similar a la de un atado”, dice Marcó.
• Los llamados “ePen”
Se trata de artículos recargables, que vienen con batería y están pensados para ser reutilizados.
Desde Philips Morris Internacional (PMI) engloban a esta serie de artículos dentro de la categoría de Productos de Riesgo Reducido” ("RRP’s" por sus siglas en inglés) para referirse a “aquellos con el potencial de reducir el riesgo individual y poblacional en comparación con el consumo de cigarrillos de combustión”.
Y agregan: “Una de nuestras prioridades es desarrollar, evaluar y comercializar una cartera de RRP’s innovadora”.
La situación en Argentina
Fronteras adentro, actualmente rige la prohibición de la Asociación Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) para dos actividades vinculadas al cigarrillo electrónico. Puntualmente, “la comercialización y el consumo”.
"No existe evidencia suficiente para concluir que sean una ayuda eficaz para dejar de fumar", destaca en esta línea la ANMAT, a la vez que sostiene que tampoco hay "pruebas suficientes que determinen que son seguros para el consumo humano".
No obstante, un tercer punto sigue estando permitido en el país: el consumo de estos productos.
“Las personas están habilitadas para fumarlos, aunque las empresas no los pueden vender en la Argentina”, dice Marcó.
Más allá de la prohibición concreta, desde las tabacaleras explican que la “cultura del cigarrillo electrónico” ya ha logrado instalarse en el territorio nacional.
Inclusive, su consumo está contemplado dentro de la normativa local así que, de ser permitida su comercialización, este producto ya tendría su marco regulatorio.
De hecho, “la Ley 26.687 que se refiere al consumo de tabaco tiene en cuenta el caso de los cigarrillos electrónicos”, cuenta a iProfesional el gerente de Asuntos Regulatorios de Nobleza Piccardo.
Esta normativa, que acaba de cumplir cuatro años –fue sancionada el 1° de junio de 2011-, “regula la publicidad, promoción y consumo de los productos elaborados con tabaco a los fines de la prevención y asistencia de la población ante los daños que produce el tabaquismo”.
Los cigarrillos quedarían abarcados por esta ley, dado que las empresas que los comercializan en otros países son las tabacaleras.
En su artículo 3°, el texto establece puntualmente que “quedan comprendidos en los alcances de la ley todos los productos elaborados con tabaco, y los que sin serlo puedan identificarse con marcas o asociarse con ellos, de origen nacional o importados”
Voces a favor y en contraEl argumento de los organismos de salud para frenar el avance de los cigarrillos electrónicos es que hasta el momento no está probado que estos artículos resulten menos dañinos para el organismo que los tradicionales.
De hecho, las mismas tabacaleras admiten que este tema aún está en fase de análisis.
“Estamos llevando a cabo extensos y rigurosos estudios científicos en nuestros productos para determinar si podemos sustentar la afirmación de que hay una reducción de la exposición a compuestos tóxicos en el humo”, dicen a iProfesional desde Massalin Particulares.
Y otro de los puntos polémicos del debate fue alertado por la Agencia Americana del Medicamenteo (FDA), que señala que algunos artículos liberaban cantidades detectables de nitrosaminas, compuesto cancerígeno que también se encuentra en el humo de los cigarrillos convencionales.
No obstante, desde las empresas del rubro señalan vinculan la llegada de los nuevos cigarrillos a un hábito menos nocivo y advierten que su llegada tiene que ver con que estos responden a una demanda de los consumidores de tabaco a nivel internacional.
“Muchos fumadores están buscando alternativas de menor riesgo”, apuntan desde Massalín Particulares.
Y hasta ahora, pareciera que esta iniciativa ha ganado fuerza a nivel internacional.
Según datos de PMI, “en los países donde los cigarrillos electrónicos se han vuelto populares, 9 de cada 10 fumadores los conocen y casi la mitad de ellos han probado uno”.
Desde la empresa agregan que “esas tasas de conciencia y de prueba son muy altas y muestran que hay un interés significativo en las alternativas al cigarrillo clásico”.
La lucha contra el tabaquismoLa polémica en torno a los efectos del cigarrillo electrónico forma parte de un debate más amplio, que está vinculado con la proliferación de iniciativas que buscan combatir las consecuencias del acto de fumar para el organismo.
En este sentido, en el último tiempo se dio un gran impulso a las campañas de prevención del tabaquismo a nivel local y uno de los movimientos que se hizo en esta línea fue la incorporación de imágenes de fuerte impacto visual a los atados, junto con las leyendas sanitarias, que ocupan la mitad del paquete.
“Estos pictogramas tienen un impacto en el consumo ya que hay una reacción del fumador cuando se enfrenta a ellas”, admite Marcó en diálogo con este medio.
Sin embargo, “los consumidores se terminan acostumbrando a que están”, aclara.
Para evitar justamente el “efecto acostumbramiento” es que la ley establece la necesidad de renovarlas luego de que hayan sido utilizadas durante un período determinado.
Puntualmente, “deben ser modificadas entre un año y dos años después de que las primeras hayan sido puestas en circulación”, dice Marcó.
El nuevo “set” de pictogramas fue provisto por el Ministerio de Salud y comenzó a aplicarse en octubre del año pasado.
Si bien la renovación de las imágenes refuerza de alguna manera el shock visual de los fumadores cuando van a comprar un paquete, desde las tabacaleras destacan que el efecto fue mucho mayor cuando recién se implementó la incorporación de los pictogramas.
“Al principio generó mucho rechazo, pero ahora el consumidor convive con eso”, destaca Marcó de Nobleza Piccardo.
Otro de los factores que podría llegar a desincentivar el consumo de tabaco a nivel local tiene que ver con los incrementos de precios que sufrieron los cigarrillos en el último tiempo, como es el caso de los productos de Massalin que en junio se encarecieron en un 10%.
Sin embargo, desde la compañía señalaron a iProfesional que “es una más de muchas variables que afectan el consumo, pero existen otros factores que también pesan”.
Todas estas son cuestiones que tienen lugar en un escenario en el cual la lucha contra el tabaquismo está en el centro del debate.
Habrá que ver si la solución para esto pasa por reemplazar el consumo de los cigarrillos tradicionales por su nueva versión “electrónica” o si lo que se necesita es una mayor conciencia del cuidado de la salud.