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¿Cuál es la historia "secreta" de las galletitas preferidas de los argentinos?

Muchas marcas emblemáticas -como Criollitas, Ópera y Merengadas, han acompañado las meriendas y desayunos de varias generaciones de consumidores
29/08/2014 - 22:13hs
¿Cuál es la historia "secreta" de las galletitas preferidas de los argentinos?

La fabricación de galletitas para consumo masivo arrancó en 1875 de la mano de Bagley, cuando por una resolución del Ministerio de Economía, durante la presidencia de Nicolás Avellaneda, se eximió a la compañía del pago de impuestos aduaneros para que pudiera importar las maquinarias necesarias para elaborar ese alimento.

Hasta ese momento, las galletitas que se atesoraban en las alacenas de los argentinos llegaban del otro lado del Atlántico, más precisamente del Reino Unido.

Lanzada en 1875, Lola, la primera galletita de esta compañía en salir a la venta, tuvo una gran aceptación por parte del público, incluso en los sanatorios las incluían en sus dietas para pacientes internados. No tenía agregados artificiales.

Se cuenta que una persona que visitaba a un familiar en un hospital vio a un enfermero llevar una camilla hacia la morgue con un paciente recientemente fallecido y entonces le dijo a alguien que lo acompañaba: "Este no quiere más Lola".

Fue así que la expresión se metió en la cultura popular argentina para describir a alguien que se da por vencido.

Las obleas rellenas fueron lanzadas en 1905 pero, recién tres años después ante la inauguración del Teatro Colón de Buenos Aires, comenzaron a llamarse Opera.

Hoy, es una de las marcas emblemáticas de Bagley.

Casi un siglo después, se amplió su portfolio: salieron al mercado las Ópera Pop y Cool y las Ópera Triple, que viene con tres capas de relleno y las Black.

Las Criollitas fueron lanzadas en 1943 y rápidamente se convirtió en un éxito. Se presentaron como livianas, crocantes y sabrosas. Ese mismo año, Bagley había comenzado a utilizar la tecnología paquete, un envase más práctico e higiénico, desconocido hasta entonces. Hasta entonces, las galletitas se vendían sueltas al consumidor y a granel en lata a los comerciantes, informó Minutouno.

Con el paso de los años, esta marca se convirtió en un verdadero genérico que identifica a las crackers, un logro que muy pocas marcas han alcanzado en categorías como las hojas de afeitar, los calmantes para los dolores de cabeza o los bolígrafos.

Si a principios de los '90, los consumidores se sorprendían con la versión "Más grande", en 1994 llegaría una propuesta más saludable: las Criollitas sin sal agregada. En 2000, se lanzaron las Lacteadas, ricas en calcio, ideales para un público infantil.

También en 1943 se lanzaron las Surtido y las Tentaciones, que se vendían pre envasadas en elegantes latas decoradas.

En la década del '60, aparecieron las Merengadas, Sonrisas, Rex y el trío integrado por Mellizas, Amor y Rumba, ésta última se convirtió líder en el segmento de las galletitas de chocolate.

Las Rumbas se fue independizando del trío y llegó "Yico Rumba, un particular personaje que fue adquiriendo protagonismo absoluto en las campañas publicitarias. En 2011, amplió además su portfolio con Rumba Chocolatosa, hecho con galletitas de chocolate y relleno de crema de chocolatada. En 2013, se lanzó otra variedad: Rumba Banana Split.

La Traviata conquistó al público con sus célebres "23 agujeritos", una idea publicitaria que transformó a la marca favorita de los argentinos amantes del sándwich hecho con galletitas de agua.

Este nombre adquirió además un tinte histórico a quedar asociado con el asesinato del líder sindical José Ignacio Rucci en 1973 en un operativo que los Montoneros denominaron "Operación Traviata" por los 23 tiros con que asesinaron al dirigente.

Las Chocolinas nacieron en 1975, un auténtico hito en la historia local de las galletitas de chocolate. Siete años después, tuvieron su momento de gloria con la invención de la Chocotorta: una creativa que trabajaba para Bagley pensó en un postre rico para satisfacer el paladar de su cliente tanto como el de sus dos pequeños hijos.

Como también trabajaba en dos empresas lácteas, incluyó el queso crema y dulce de leche entre los ingredientes y así creo la torta. El comercial lanzamiento fue todo un éxito, generando un verdadero mito de la pastelería nacional, señaló Minutouno.

En septiembre de 1980, se produjo una verdadera revolución en los sistemas de envasado que le marcaría el camino a sus competidores. La aparición de la tecnología Fresch-Pak modificó los hábitos en el consumo hogareño de galletitas. La Fresch- Pak era una caja de cartón microcorrugado que contenía una bolsa de polipropileno de alta calidad, sellada de forma hermética con el objetivo de garantizar la frescura del producto. Esta innovación les permitió a los consumidores adquirir un pack con muchas más galletitas.

Rápidamente, se abandonó la venta a granel -que representaba un 70% del total- y las inolvidables latas se convirtieron en piezas de museo que todavía provocan nostalguia entre los coleccionistas. Este año, se lanzaron las Porteñitas.

En 1985, se relanzaron las galletitas Tentaciones. Bagley apostó a un producto refinado, con dos opciones: relleno de crema con botón de jalea o de chocolate sobre una de las "tapas" de acuerdo al gusto del consumidor. En 2011, el éxito del regreso animó a la marca a ofrecer una nueva variedad: las Tentaciones con Chocolate Águila, que combinan el intenso sabor de este chocolate con una deliciosa crema de limón.

El gerente de Negocios de Bagley Argentina, Andrés Kroyer, destacó durante los festejos por los 150 años de la empresa que "uno tiene la responsabilidad de dar continuidad a un siglo y medio de éxitos, con marcas y productos que han dejado hitos en la historia de nuestro país y de todos los argentinos. Hoy, desde Bagley continuamos apostando al desarrollo del negocio, a través de inversiones que nos permitan seguir ofreciendo productos de calidad".

El gerente de Marketing de Bagley Argentina, Claudio Ezcurra, en tanto, sostuvo que "el valor de las marcas de Bagley también está dado en el fuerte vínculo que tiene con la gente. Nuestros productos son clásicos de todas las generaciones de argentinos, quién no recuerda haber tenido alguna anécdota relacionada a una galletita como Opera, Surtido Bagley, Criollitas, Rumba, Amor. Y en este sentido es que apostamos a seguir construyendo, para que quienes hoy consumen nuestros productos mañana sientan lo mismo que nosotros sentimos cuando las mencionamos".

La Argentina es el país del mundo de mayor consumo de galletitas ya que la ingesta per cápita de este producto es de entre 12 y 13 kilos anuales, según los números que manejan en el sector alimenticio.

En los últimos 10 años el consumo de galletitas creció fuertemente y desde el 2008 cada argentino come entre 12 y 13 kilos anuales.

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