Día Internacional de la Mujer en el año del ajuste: pobreza feminizada y desigualdad salarial que persiste
Este 8 de marzo (8M) no es un aniversario más del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, fecha erigida por la ONU en 1975. En la Argentina se realizarán diversas marchas en las principales ciudades del país en las que los movimientos feministas se proponen, entre otras metas, denunciar el peso desigual con el que el ajuste económico está recayendo sobre las mujeres más vulnerables de la población.
La pobreza, de acuerdo al último informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, subió del 44,7% del tercer trimestre de 2023 al 49,5% en diciembre y al 57,4% en enero de 2024. Fue el nivel más alto de los últimos 20 años según esa serie de relevamientos.
Más aún, el reporte de distribución del ingreso que desarrolla desde hace décadas el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) revela siempre que las mujeres son mayoría históricamente en los deciles más pobres de la población.
Por eso se habla de "feminización" de la pobreza. Y la verdad es que ningún gobierno, de cualquiera de los espacios políticos que han alcanzado el poder en los últimos años, logró cambiar esa estadística para una más equitativa distribución del ingreso entre los géneros.
En particular, un informe del 7 de marzo del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) agregó que según los últimos datos oficiales disponibles, "la contracara de la feminización de la pobreza es la masculinización de la riqueza: el 63% del sector de mayores ingresos son varones. Así, las mujeres están subrepresentadas en el pago de impuestos progresivos: son el 34,4% de quienes tributan bienes personales y el 30,1% de quienes pagan impuesto a las ganancias. Esto implica una enorme brecha patrimonial."
CEPA detecta que los ingresos de los varones en la Argentina son entre 22,6% y 26,4% mayor que los ingresos de las mujeres, brecha que se reduce al 15,7% entre asalariadas/os formales. "Esto genera una sobrerrepresentación de las mujeres en la pobreza: son el 63% de las personas con menores ingresos. La raíz de la desigualdad en el mercado de trabajo se encuentra en el hogar: las mujeres destinan 3 horas más por día al trabajo no remunerado que los varones", agregaron.
El mencionado Centro menciona que las políticas llevadas a cabo en los primeros meses de Gobierno de La Libertad Avanza profundizaron la pobreza entre las mujeres, al haber impactado en ámbitos profundamente feminizados, como son el Trabajo en Casas Particulares, los salarios docentes y las jubilaciones mínimas.
El impacto del ajuste en la pobreza femenina será uno de los temas expuestos en las marchas del 8M. En la Ciudad de Buenos Aires las organizaciones llamaron a congregarse a las 16hs y se espera la desconcentración en torno a las 19hs. Se leerá un documento consensuado por las distintas entidades convocantes.
Desigualdad en el ámbito laboral
El espacio político elegido democráticamente para gobernar considera que la brecha salarial y la desigualdad son solo parte del discurso de una ideología de género que poco tiene que ver con la realidad.
"Si las mujeres ganaran menos que los hombres, las empresas estarían llenas de empleadas" postuló en 2021 el entonces candidato a diputado por La Libertad Avanza y ahora presidente, Javier Milei, durante una entrevista con la CNN. El economista argumentó que si existen diferencias al desagregar los datos, las mismas responden a decisiones que toman las mujeres, sin que haya ningún elemento violento de por medio.
Las posiciones al respecto son diversas, ya que brecha salarial no es un tema menor entre economistas. De hecho la discusión la da hace años la profesora de Harvard Claudia Goldin, quien ganó el Premio Nobel de Economía en 2023.
Los datos concretos al respecto en la Argentina muestran hoy el siguiente panorama. En el último estudio del Foro Económico Global sobre la brecha de género, el país está en el puesto 36 del ranking global. Y de acuerdo a datos del INDEC la brecha de género en la Argentina se ubica en 24,3% en materia de ingresos.
También los datos que elabora regularmente la plataforma de empleos Bumeran registra consistentemente una diferencia de género en el salario pretendido para un nuevo empleo fue del 17,23% en promedio, aunque es mayor cuanto más senior es la posición buscada. En enero el salario promedio requerido por los hombres en ese mes fue de 555.636 pesos, mientras que el de las candidatas se ubicó en 473.966 pesos por mes.
La brecha salarial no es la única disparidad que se manifiesta en el ámbito laboral. CEPA destacó las siguientes:
- La tasa de actividad de las mujeres es 18,4 puntos porcentuales menor a la de los varones.
- La tasa de desocupación de los varones es 1 punto menor a la de las mujeres.
- La informalidad laboral es 2,9 puntos porcentuales mayor en mujeres que en varones.
Por otra parte, el 45% de las mujeres han experimentado situaciones de menosprecio en el trabajo, según un relevamiento realizado en febrero por parte de la plataforma de beneficios corporativos Bonda.
De unas 60 trabajadoras de distintos rubros relevadas, un 45% afirma haber experimentado "mansplaining" alguna vez en el ámbito laboral. El término surge de la combinación de palabras en inglés: man (hombre) y explaining (explicación), y refiere a situaciones en las que un hombre explica a una mujer, con un tono de superioridad, algo que ella en realidad ya entiende o conoce, colocándola así en un lugar de inferioridad.
Asimismo, el 40% de las colaboradoras relevadas declaró haber vivido alguna vez un momento de discriminación, menosprecio o maltrato por ser mujer en una organización o en una entrevista laboral.
Finalmente, quizás el estudio reciente más completo realizado sobre esta temática en la Argentina sea el de la organización empresaria IDEA, que encuestó a 1.373 personas de 500 de sus empresas asociadas para conocer sus ideas sobre la igualdad de género. Los resultados fueron presentados en un evento esta semana en la Ciudad de Buenos Aires.
Del mismo, resalta que el 63% de los encuestados pensaban que los hombres accedían a más oportunidades laborales que sus pares mujeres. No obstante el 79% de las encuestadas tenía esa opinión, mientras que solo el 39% de los participantes masculino coincidía.
Llama la atención que, pese a que tan pocos identifican una inequidad de género en el ámbito laboral, 9 de cada 10 dijo que cree que es necesario o muy necesario llevar adelante políticas y acciones orientadas a fomentar la diversidad y la inclusión en esos espacios, y el 75% opinó que este tipo de medidas son relevantes para el éxito del negocio
Entre el 78% que dijo que la empresa donde trabaja implementa este tipo de medidas o iniciativas, las acciones más mencionadas fueron las siguientes:
- Capacitaciones sobre igualdad e inclusión (81%)
- Acciones de concientización (73%)
- Trabajo con líderes (52%)
- Alianzas con organizaciones (41%)
- Grupos especializados de trabajo (39%)
- Intervención en procesos de selección (39%)
- Licencias especiales (32%)
Daniela Mora Simoes, líder de la red de Diversidad de IDEA y directora de Personas de Grupo Omint aclaró que además de registrarse una diferencia de género a la hora de percibir las inequidades del ámbito laboral, "también se presenta una diferencia de perspectiva en el plano generacional. En esa línea, la mayor brecha se da entre millennials (68% percibe desiguladad) y baby boomers (51%)".
¿Son los cupos la solución?
Como cada 8M se vuelve a plantear la disyuntiva en torno a si algunos de los problemas que ocasionan la desigualdad se podrían solucionar con cupos femeninos, como ocurrió por ejemplo con las listas de candidatos en las últimas elecciones a nivel nacional.
Las opiniones son diversas, como se pudo ver, por caso, en el evento de IDEA. Por ejemplo, Daniel González, director Ejecutivo de IDEA, aclaró que en esa organización el Directorio tenía un tercio de mujeres, el Comité de Dirección un 40% y un 57% de mujeres como líderes de redes profesionales: "No hay cupos porque confiamos en su capacidad."
"El cupo femenino abre la puerta, pero nadie se queda sólo por eso. Las mujeres tenemos que aceptar la silla aunque sea por cupo", dijo por su parte Paula Altavilla, presidente de IDEA y VP Strategy Europe Operations Schneider Electric. Aseguró que esa compañía trabaja hoy para encontrar mujeres ingenieras y equiparar el número de hombres y mujeres en la línea media. "Incluimos en las reuniones con proveedores a las mujeres que lideraban pymes, que antes no participaron, y a partir de ahí empezaron a tener más protagonismo. Se generó un espacio y demostramos que además eso genera valor", contó.
Sofía Vago, CEO de Accenture Argentina, fue incluso más optimista sobre los resultados que podrían traer los esfuerzos de las compañías para eliminar los sesgos de género. "En las organizaciones del futuro no va a importar más el género", afirmó.
El Instituto de Género e Inclusión de Insight 21, el Hub de Conocimiento de Universidad Siglo 21, incluyó la consulta sobre la existencia de cupos femeninos o para minorías y diversidades en una de sus últimas encuestas, con más de mil casos de diversas partes del país.
Como antecedente citó que en Argentina existen políticas recientes como el Decreto 721/2020 del Poder Ejecutivo Nacional, en el marco de la Ley 24.156, establece que los cargos del personal de la administración pública deberán ser ocupados por una proporción no inferior al 1% del total por personas travestis, transexuales y transgénero, en cualquiera de las modalidades de contratación vigentes.
Sobre establecer este tipo de cupos en las compañías, el 54,8% de las personas relevadas adhirieron a este tipo de medida, acordando que las empresas deberían definir cupos para acelerar la contratación de mujeres y personas no binarias, ayudando a cerrar así las brechas en el acceso al empleo. Las mujeres y las personas no binarias son quienes más adhieren a esta posición (62%), mientras que los hombres adoptan una posición más dividida, con un 47,7% a favor.
Por otra parte, el 56,4% apoya la exigencia del Estado de cuotas de género en los directorios de empresas privadas y públicas. Las mujeres y personas no binarias muestran un mayor acuerdo, mientras que los hombres expresan opiniones más divididas. En términos de edad, aquellos de 41 a 50 años son los menos favorables tanto a las cuotas laborales como a las cuotas en los directorios.
"A pesar de que 4 de cada 10 personas considera que lo realizado en los últimos años tanto por el Estado como por las empresas y las ONG´s no ha sido efectivo, 6 de cada 10 piensa que deben existir organismos del Estado que impulsen la agenda de género en el país. Esto da cuenta de la necesidad de revisar lo hecho, pero sin abandonar el objetivo", afirmó Laura Gaidulewicz, quien dirige el Instituto de Género e Inclusión de Insight 21.