Empleados argentinos trabajaron más por el home office: ¿cuántas horas extras no remuneradas hicieron?
Duante la pandemia de COVID-19 los trabajadores en Argentina trabajaron un promedio de 6,2 horas extras no remuneradas por semana. Antes de la crisis sanitaria, esa media era de 4,8 horas.
Asimismo, según el último informe del Instituto de Investigación ADP, los trabajadores esenciales lo hicieron en un promedio de 10,1 horas semanales no pagadas.
Alejandro Russo, Operations Regional Director and Crountry Leader de ADP para Argentina, comenta: "Los trabajadores están registrando de forma rutinaria lo que equivale a más de una jornada laboral de horas extra no pagadas cada semana".
Para los expertos de ADP, es la propia productividad la que está en juego. Mientras muchas empresas se preparan para adoptar un modelo híbrido de trabajo cuando baje la cantidad de casos de COVID-19 en circulación en el mundo, esta parece ser la modalidad que más cantidad de tiempo libre dedicada al trabajo genera.
Un estudio reciente de ManpowerGroup Argentina mostró que más de un cuarto de las grandes compañías quieren implantar un modelo de trabajo que combina más días de tareas remotas por semana y algunas jornadas en la oficina.
De acuerdo al estudio de ADP, esta es la modalidad en la que los trabajadores reportan una mayor cantidad de horas extra no abonadas, lo que puede traer serias consecuencias para empleados y empleadores, tanto desde el nivel de productividad, compromiso, riesgo de "burn out", etc.
Esto contrasta con la sensación de bienestar que experimentaron muchos de los que teletrabajaron por primera vez durante la pandemia, y los que vienen dedicándose full-time de esta manera. ¿Se produjo un "desencanto" de los trabajadores con el empleo a distancia tras esta experiencia?
"Creo que la sensación de bienestar puede continuar porque hay ciertos beneficios asociados con el teletrabajo que son innegables, como puede ser el hecho de reducir tiempos de viaje para llegar al lugar de trabajo, junto con la reducción de gastos que implica la movilidad de ir a la oficina (transporte, comida) y la posibilidad de hacer un mejor uso de los tiempos personales. Al mismo tiempo, creo que se fue generando un cierto agotamiento en los teletrabajadores, sobre todo aquellos que deben adicionar al trabajo los quehaceres domésticos (cocinar, cuidado de niños, etc.), sumado a que la falta de ciertas comodidades laborales que brindan las oficinas (incluyendo el contacto cercano con los colegas) impactan de manera negativa", le dijo Russo a iProfesional.
"En conclusión, creo que el paso del tiempo puede haber generado un desencanto en la modalidad "full" teletrabajo, lo que podría llevar a pensar que tal vez un modelo híbrido podría ser el mas adecuado", añadió.
En ese marco, y siendo que tantas compañías están planeando implementar el esquema híbrido de trabajo, ¿cómo se podría evitar que se traduzca en una mayor cantidad de horas extra no remuneradas?
"En principio, las horas extra deben ser remuneradas siempre, sin excepción, y esto es responsabilidad del empleador. No obstante, la modalidad de teletrabajo implica un nivel de responsabilidad y de gestión de horario muy alto por parte de los empleados. El trabajador debe realizar sus tareas dentro del horario regular como siempre, y en caso de que considere que se requiera continuar después de hora debe consensuar previamente con su empleador (lo que llevará a un reconocimiento de estas horas extras)", reflexionó el líder de ADP para Argentina.
"Esta podría ser la forma más adecuada de lograr un control por parte del empleador respecto de las horas extras que realizan los empleados, y garantizar que las mismas sean debidamente remuneradas. Es muy importante que se logre una buena concientización de este tema, no solo para evitar que existan horas extras no remuneradas sino también para lograr hábitos saludables que permitan a los empleados desconectarse en el horario que corresponda", prosiguió Russo.
Qué ocurrió con los "esenciales"
Los trabajadores considerados "esenciales" -desde vendedores de tiendas de cercanía, personal de supermercados, de atención a servicios esenciales, fuerzas de seguridad, médicos, etc.- fueron los más exigidos durante la pandemia al continuar exponiéndose al realizar sus tareas de manera presencial. Esto conllevó duras consecuencias a nivel emocional y de salud mental, además de pérdida de vidas.
"Dada la naturaleza exigente de sus trabajos, los colaboradores esenciales hacen más horas extras no remuneradas que los no esenciales: 10,1 horas semanales de media, frente a 8,1 horas", indicaron los expertos de ADP.
"La llegada de la COVID-19 estimuló a muchas personas a trabajar más que nunca. Es posible que los trabajadores esenciales hayan tenido que esforzarse para mantener la carga de trabajo adicional que ha creado COVID-19. Los trabajadores no esenciales pueden estar haciendo un esfuerzo adicional debido a la preocupación por su seguridad laboral, para compensar cuando sus colegas han perdido sus puestos de trabajo, o porque los límites entre la vida laboral y personal se han difuminado al trabajar a distancia", indicó Russo.
Horas extra se disparan en todo el mundo
De acuerdo al trabajo "People at Work 2021: A Global Workforce View" del mencionado instituto, la cantidad de horas extras no remuneradas que cumplen los trabajadores de todo el mundo se ha disparado en el último año y ocurrió lo mismo con la cantidad promedio de "tiempo libre" trabajado.
Este último indicador aumentó casi dos horas semanales por persona desde la extensión del COVID-19 en todo el mundo.
A nivel global, el promedio de horas extra que se trabajan a la semana es ahora de 9,2 horas por persona, frente a las 7,3 horas que se trabajaban antes de la pandemia, según los resultados de la encuesta que sondeó a más de 32.000 trabajadores de 17 países (5.726 de ellos en Argentina, Brasil y Chile)
Esas horas, destacaron los expertos, implican desde trabajar durante los descansos, empezar más temprano o quedarse más tarde, hasta realizar regularmente varias horas de trabajo extra cada día sin remuneración adicional.
Uno de cada 10 empleados (10%) en todo el mundo está trabajando más de 20 horas semanales sin recibir compensación de sus empresas, una proporción que se duplicó en el último año. Antes de la pandemia solo uno de cada veinte (5%) lo hacía.
Por otra parte, el informe destaca que los que trabajan desde casa estiman que hacen más horas extras no remuneradas que los que trabajan en el lugar de trabajo o in situ, con una media de 9,4 horas semanales, frente a 8,7 horas. Sin embargo, los que adoptan un enfoque híbrido, combinando el trabajo en casa durante una parte de la semana y el trabajo in situ el resto del tiempo, creen que son los que más hacen, con 9,8 horas.
"Estos resultados derriban el mito de que trabajar desde casa es una excusa para relajarse, debido a que existe la misma o mayor carga laboral con el teletrabajo". Después de haberse visto obligados a poner en práctica el trabajo a distancia y de haber comprobado el esfuerzo que realiza el personal, las empresas pueden estar más dispuestas a permitir una mayor flexibilidad en torno a las estructuras de trabajo para seguir avanzando", afirmó Russo.
"Todavía hay muchas preguntas sobre la medida en que el trabajo desde casa seguirá siendo la norma, durante toda la semana o parte de ella, y lo que esto podría significar para la productividad, la creación de equipos, el desarrollo del personal y la progresión profesional, así como para las necesidades de espacio de oficina. Nuestras conclusiones sobre la productividad relativa a las distintas formas de trabajar sugieren que no hay respuestas fáciles a este dilema", sentenció.
La otra cara de la pandemia
El informe de ADP también evalúa qué piensan los trabajadores que ocurrirá con el impacto de esta pandemia en sus trabajos. Si bien gran parte de ellos atravesaron despidos, suspensiones, recortes de sueldo, y el 85% de los consultados teme por su seguridad laboral y financiera, hay además una cara positiva.
La mayoría de los trabajadores esperan que al salir de la crisis sanitaria haya un impacto positivo en lo que respecta a la flexibilidad de su empleo y el desarrollo de sus habilidades. En Latinoamérica, el 58% espera tener mayor flexibilidad, más que en cualquier otra región del mundo. Y un 62% dijo que espera que se potencie su set de habilidades; nuevamente un porcentaje mucho mayor que el de otras regiones.
Un 51% de los latinoamericanos que respondieron la encuesta esperan que en la post-pandemia cambie su balance entre vida privada y obligaciones laborales. Un 54% espera además tener oportunidades de desarrollo profesional, mientras que el 42% está confiado en que mejoró su capacidad de conseguir un nuevo empleo.
¿Qué pasó en la Argentina? Según datos que compartió Russo con iProfesional, un 75% de los encuestados locales dijeron que se sentían extremadamente o muy bien equipados para manejar nuevas tareas, más que los participantes de otros países de la región.
"El impacto económico causado por la pandemia generó que muchas empresas tuvieran que realizar cambios en sus estructuras. Reducción de puestos de trabajo, o necesidad de simplificación de roles, dieron la oportunidad a varios profesionales de absorber nuevas posiciones o responsabilidades. Sumado a esto, a partir de una mayor incursión de las empresas en el teletrabajo, los trabajadores comienzan a ver que existen otro tipo de oportunidades, no solo a nivel relación de dependencia sino también a nivel contractual (o mismo freelance), modalidades que podrían permitir un mejor manejo del tiempo (e incluso en algunos casos maximizando las ganancias). Seguramente podría considerarse un contexto ideal para los emprendedores, principalmente para aquellos enfocados en negocios del tipo digital", añadió el country leader de ADP.
Vale la pena destacar también que pese a la cantidad de trabajo extra que se generó para los teletrabajadores, la cantidad de empleados que hoy se sienten empoderados para aceptar esquemas de flexibilidad en el trabajo creció exponencialmente. A nivel mundial, pasó de 26% antes de la pandemia a casi 67% en la actualidad.
En Latinoamérica, el 71% declara positivamente ante esta posibilidad, y solo el 41% en la región consideró que los empleados seguirán siendo juzgados negativamente si se prenden a este tipo de trabajo híbrido o desde el hogar. Pero no todo es color de rosa en ese aspecto.
"Más de seis en cada 10 (62%) dicen que su empleador está monitoreando la asistencia y el tiempo de trabajo más de cerca que nunca. Dada la cantidad de horas de trabajo no remuneradas siendo efectuadas, la percepción de equidad y justicia de pare de los empleados puede entrar en juego. Manejar estas contradicciones al cambiar la manera en las que las personas trabajan debe probar ser un área clave de foco para los managers y equipos de Recursos Humanos hacia el futuro", se lee en el reporte de ADP (en inglés)
En ese marco, el 63% de los consultados a nivel global declararon haber recibido el equipamiento necesario para hacer su trabajo de forma remota de parte de su empleador, y un 65% aseguró que también recibió algún tipo de apoyo para su salud mental (58% en Latinoamérica), y el 59% tuvo apoyo financiero.