Cambian las metodologías de trabajo: así tenés que adaptarte para salir beneficiado
En tiempos como los que corren, no hay dudas de que las organizaciones ágiles tienen un mayor rendimiento en varias áreas centrales.
De acuerdo con estudios de IDC, están más capacitadas para: proteger los ingresos con los clientes existentes y atraer a otros nuevos; incorporar y retener talento crítico; acelerar el desarrollo de nuevos modelos de negocio y nuevas soluciones; y aprovechar las oportunidades de crecimiento específicas. Pero, ¿de qué hablamos cuando nos referimos a metodologías ágiles?, ¿cómo los empleados se adaptan a eso? y ¿qué tipo de competencias demanda el mercado?
Es importante separar dos conceptos. Uno es "hacer agilidad", que está relacionado con la utilización de prácticas, técnicas o herramientas y es solo una parte de la agilidad en sí misma. El otro es "ser ágil". Éste tiene implicancias de mayor nivel. Cuando hablamos de Metodologías Ágiles debemos pensar en términos de mentalidad. Y no es otra cosa que un conjunto de creencias, valores, postulados y principios, asociados a metodologías, que busca que los resultados se obtengan de la manera más simple posible: "La simplicidad es la máxima sofisticación", decía Leonardo Da Vinci.
"Agile Mindset hace referencia a un conjunto de conocimientos, prácticas, metodologías y herramientas bajo ciertas premisas que apuntan a la sencillez, rapidez y flexibilidad para adaptarse a condiciones cambiantes del entorno, sin perder de vista jamás el resultado, lo que es el método RESE® (cómo lograr Resultados Extraordinarios, Sustentables y Equilibrados)", detalla Miguel Alfonso Terlizzi, presidente de hucap.
"No es un concepto nuevo, lleva décadas la aplicación de procesos similares, pero en los últimos 10 años se ha generado una aceleración que se vio fuertemente potenciada por la presente crisis del Covid-19", agrega.
En tiempos donde la tecnología cambia constantemente y donde lo vimos aún más potenciado el 2020, los beneficios de las empresas se están reduciendo por la alta competencia, además de tener que satisfacer a clientes que quieren cada vez resultados más rápidos y efectivos. En este contexto, dice Lorena Montespier, People Manager en Nawaiam, "aparece la necesidad de contar con un método de gestión de proyectos que se adapte a estos nuevos requisitos del mercado con rapidez y flexibilidad, y donde los métodos tradicionales de gestión se han demostrado ineficientes a la hora de gestionarlos. Hay que destacar que no se limitan a proyectos tecnológicos, sino que se puede aplicar en cualquier ámbito o sector donde se produzcan cambios de forma frecuente. Es importante mencionar que, no son los aspectos técnicos, sino humanos".
A partir de ahí, se promueven una serie de valores y principios que son los que ofrecen orientación sobre cómo crear y responder al cambio y cómo lidiar con la incertidumbre. Han ido apareciendo diferentes metodologías de desarrollo ágil que, probablemente, hayan oído mencionar: Scrum, Lean Software Development, Kanban, Extreme Programming (XP) o Dynamic Systems Development Method (DSDM) son algunas de ellas.
Guillermo Miguenz, Psicólogo Social y Consultor Psicológico, postula que hoy las empresas lo que buscan es lo que tradicionalmente era conocido como habilidades blandas. "Ya no son más blandas", aclara el especialista. "Es lo más importante que tiene que tener un empleado: inteligencia emocional, adaptabilidad, profesional comunicación, empatía, trabajo en equipo, la búsqueda del crecimiento y desarrollo en la empresa. Hoy esto aspectos con más relevantes que lo técnico, ya que lo técnico es algo que se puede enseñar".
Empleados ágiles, empresas más productivas
La agilidad empresarial conlleva que las personas que forman parte de una organización puedan con una mentalidad mucho más ágil. "Es necesario que toda la organización apoye esta mentalidad, es clave", remarca Montespier. "La clave del éxito será el mindset que sus líderes tengan y guíen a su compañía".
Miguel Capurro, director de Capital Humano de Randstad Argentina, sostiene que, cuando tenemos que bajar este concepto a la organización, es fundamental entender cuáles son "las reglas de juego".
"Saber qué es un scrum y cómo aplicar un agile no son temas menores", plantea. Para eso, "debemos involucrar a todos los colaboradores en un proceso de trabajo colectivo que tiene micro-partes que deben ser ensambladas en tiempo y forma, y es ahí donde el empleado debe estar alineado con el objetivo de la tarea a realizar. La experiencia nos dice que se debe invertir suficiente tiempo para explicar las tareas correctamente y poner a los empleados en el centro para poder darles soporte en un cambio de forma de trabajo. Muchas veces los colaboradores suelen sentir presión a la hora de un entregable y esto no es un tema menor. Hay que generar conciencia de que el éxito o el fracaso de una forma de trabajar colectiva es responsabilidad de todos y acompañar a los empleados en el proceso es la clave para una buena implementación del sistema Agile", remarca el ejecutivo.
Según Terlizzi es fundamental que los empleados se capaciten. "Las personas que mejor se adapten, se autocapaciten, que apliquen una actitud de hacerse cargo de su propio destino sin esperar que las empresas lo hagan, tienen enormes oportunidades de moverse a la ‘increíble velocidad de internet’ que hoy es necesaria por los contextos dinámicos y altamente competitivos en los que las organizaciones se encuentran inmersas", asegura.
"Cuando los empleados incorporan estos conceptos logran organizarse ellos y entre ellos el trabajo y las tareas, destacando las habilidades y puntos fuertes de cada uno de ellos", agrega la vocera de Nawaiam. "Sin dudas, esto permite que los equipos estén más motivados y, por ende, más comprometidos, eliminando las barreras para la comunicación y la colaboración. Resaltando el trabajo y talento colaborativo que hoy más que nunca con el concepto tan fuerte del teletrabajo se han hecho el eje central de las organizaciones".
Diego Minsoni, director académico de la Carrera Agile en EducaciónIT, complementa esta idea con el hecho de que estas metodologías les exige a los colaboradores una actualización de habilidades y conocimientos en las técnicas, prácticas y herramientas que están dentro de la agilidad.
"Aun cuando eso es lo primero en lo que se piensa, no es lo único. A la hora de hablar del proceso para que la empresa sea capaz de ir hacia la agilidad también se requiere de parte de los empleados el compromiso con el proceso de cambio y que estén dispuestos a ser parte de él. En una gran mayoría de casos vemos que muchos procesos de cambio fracasan porque no se logra transmitir de forma clara el mensaje hacia todos los que están comprometidos e involucrados con el proceso. Ya no hablamos de que el cambio le corresponde solo a un área o una persona, toda la organización va a estar comprometida y eso abarca para todos", enfatiza.
Trabajo colaborativo
Por su parte, Matías Ponce, director de Estudio Locht, consultora de Recursos Humanos, comenta que, para los empleados, implica pensar de una manera distinta y conectar con el sentido de lo que hacemos. "Implica trabajar de una manera colaborativa, donde no hay expertos con fórmulas establecidas, sino que hay que experimentar, basados en la confianza y en la autoorganización. Implica aprender a trabajar en ciclos cortos de entrega, con mucha flexibilidad de manera que nos dé el ejercicio para poder adaptarnos rápidamente a cambios bruscos del negocio".
En este sentido, remata Terlizzi: "Si las metodologías agiles se implementan correctamente y con un acompañamiento, desde la alta dirección, CEO, accionistas, primeros niveles gerenciales y RR.HH. para adaptar la estructura, los procesos y la cultura a este nuevo paradigma tendrá impacto positivo en la productividad de las empresas".
En el contexto actual, con los colaboradores trabajando de forma remota todavía en muchos casos, las metodologías ágiles son clave para liderar y gestionar equipos de forma eficiente. "Las metodologías ágiles van a ayudar a que el trabajo remoto sea más productivo y orientado a resultados en tanto brindan métricas concretas, dimensión clara del proyecto y de cada una de sus etapas, el conocimiento a la perfección de las tareas propias a realizar, sus resultados y las de cada miembro del equipo de proyecto".
Por último, Diego Minsoni expresa: "Este cambio es un compromiso para toda la organización, desde su cabeza y hacia todos los niveles, que va más allá de decidir qué herramienta, práctica o método utilizar. La agilidad implica estar dispuestos a cambiar la forma de hacer y ser llevando adelante el proceso de transformación organizacional necesario para implementar estas prácticas. Es imprescindible un cambio de paradigma en el liderazgo y las creencias generadas en la propia cultura organizacional, tanto a nivel individual como a nivel colectivo". El desafío empieza en adecuar la mentalidad y en el crear, desarrollar e incorporar nuevos hábitos y costumbres de forma adaptativa para el desarrollo de un contexto ágil.