¿Cuánto tiempo debemos quedarnos en un mismo trabajo para no entrar en zona de confort?
En un trabajo o en cualquier actividad, la zona de confort es aquella en la cual podemos realizar una tarea sin mayores complicaciones, producto de nuestros conocimientos, habilidades y experiencias adquiridas con el tiempo. ¿Cómo detectar que llegamos a eso?
La teoría máxima del management afirma que un ejecutivo crece hasta su nivel de incompetencia. Frente a esto, Miguel Capurro, Director de Capital Humano de Randstad Argentina, reflexiona: "Tal vez, el primer disparador sea este: ¿Puedo estar cómodo donde estoy, pero no estar calificado para un next step? Si estoy en mi zona de confort, ¿estoy dispuesto a dar el salto? Si salto pensando que tengo los conocimientos, habilidades, experiencias necesarias: ¿podré desarrollarlas en la nueva posición?".
El punto central cuando analizamos estas decisiones es el manejo de los miedos. "Hoy la competencia central es el ‘learning agility’, la posibilidad de adquirir nuevos skills para nuevas posiciones. El único driver limitante que veo fuera de condiciones personales, que muchas veces no son menores como situaciones familiares, tener que mudarse o el stage de vida laboral, es si estoy dispuesto a aprender una nueva tarea con nuevos desafíos y riesgos laborales", plantea Capurro.
Para Daniela De Lucía, licenciada en Relaciones Públicas e Institucionales, con un Posgrado en Programación Neuro Lingüística y Coaching, vivimos constantemente en nuestra zona de confort. "La costumbre y la comodidad son una gris tentación en la que si no estamos atentos podemos caer y estancarnos durante meses, incluso años. La comodidad es enemiga del éxito", sentencia.
"En el trabajo somos responsables de ampliar esa zona de comodidad todos los días si queremos crecer como profesionales y también como personas. Ese crecimiento no se pide ni al jefe, ni a la empresa, sino que se construye todos los días a través de nuevas experiencias, y como consecuencia, nuevos aprendizajes".
Daniela Marin, socia Bond Talent, agrega: "Es interesante tener presente que un grado saludable de ansiedad y tensión implica que estamos aprendiendo. Como cuando entrenamos y estamos haciendo las ultimas abdominales que duelen y nos cuestan mucho, la falta de confort que produce un nuevo desafío en el ámbito laboral implica que estamos expandiendo nuestros límites y en consecuencia creciendo".
En la misma línea, Miguel Alfonso Terlizzi, presidente de hucap, manifiesta: "Aprender implica estirar, salir de la zona de confort, por lo cual, sin lugar a dudas, cuando se actúa en zona de confort no existe nuevo aprendizaje, es nulo, y las personas no se adaptan ni tienen las competencias cambiantes que se requieren para no perder un patrimonio fundamental que es, además de ser protagonista y no un simple espectador, una empleabilidad laboral competitiva o superadora que si la empresa entrara en crisis, cerrara, se fusionara o quebrase, es un firme candidato a tener mayores dificultades de conseguir empleos".
Síntomas que vale la pena tener en cuenta
Según el presidente de hucap, existen señales que pueden indicarle a una persona que está actuando en zona de confort. Una de ellas, tal vez la más relevante, es no considerar ni siquiera la posibilidad de cambiar.
También, desinteresarse de la situación de la empresa, en términos de sustentabilidad, rentabilidad y nuevos proyectos, buenos o malos; o tener un horizonte temporal de muy corto plazo, día, semanas, meses. Por otro lado, si proyectamos dónde estamos hoy y dónde queremos estar en unos 5 o 10 años, debemos ver si, por ejemplo, en la organización en donde estamos hoy, nos va a permitir llegar a dicho objetivo, si por el contrario consideramos que en ese lapso de tiempo definido posiblemente estemos haciendo lo mismo o no podríamos alcanzar nuestra visión de futuro, estaríamos actuando en zona de confort y seguramente sea una buena opción considerar cambiar de empleo.
Estar inserto en un entorno de motivación y no sentirse a gusto con el empleo y pese a ello, seguir en un entorno que podríamos considerar "tóxico". Por último, sentir que actuamos en piloto automático como si fuese una rutina en la cual poco tenemos para aportar, o por el contrario queremos generar cambios, pero nuestros aportes no son escuchados ni tenidos en cuenta.
Gabriel Pereyra, CEO de modobeta, agrega que, en general, es una sensación de tener la tarea contralada y con bajo nivel de esfuerzo, los objetivos pueden resultar fácilmente alcanzables y poco desafiantes. "Un momento crucial es cuando se comienza a vivir como en un permanente Deja Vu, situaciones ya vividas, problemas ya resueltos, recetas aplicadas una y otra vez", expone el vocero.
Confort y productividad, ¿van de la mano?
Según Marin, vivir en una "zona de confort" impacta de lleno en los niveles de compromiso, productividad y resultados. "Empezamos a procrastinar (encontrar excusas para no hacer lo que hay que hacer), los niveles de energía bajan y la posibilidad de genera impacto y hacer contribuciones significativas también. Las personas comienzan a sentirse desconectadas de su propósito porque la rutina y la automatización se apoderan de su día a día".
En este sentido, De Lucía aconseja: "No lleguemos al punto de aburrirnos en nuestro trabajo o de caer en una rutina insostenible; busquemos todos los días hacer algo diferente, repensar procesos, tomar nuevas decisiones, y por, sobre todo, aprender todos los días algo nuevo, incluso de nuestros errores".
"Les sugiero que se pregunten ¿qué les genera una sonrisa al levantarse y acostarse cada día? evalúen si están dispuestos a sacrificar sus ingresos, pero obtener una mejor calidad de vida. Los invito a evaluar si vale la pena mantenerse en esa seguridad donde no explotas tu potencial, donde no podés brillar o ser el real protagonista o si finalmente te animas a saltar y probar nuevas experiencias y disfrutar de lo que hacemos, lo que nos apasiona", sigue Lorena Montespier, People Manager en Nawaiam.
"Por supuesto, no será un camino y una transición fácil y hasta quizás, no salgan las cosas como esperamos, pero, si no probamos, si no nos arriesgamos con una convicción real de un cambio, ¿cómo sabremos que estamos disfrutando del recorrido? En definitiva, la vida es esto, disfrutar de las pequeñas cosas, recompensarnos por los pequeños logros y disfrutar el recorrido".
"Estar abiertos a los cambios, innovar, salir de la zona de confort, puede traer riesgos, incertidumbres que a veces son necesarias de tomar en post de la ‘superación personal´, agrega Terlizzi. "Como seres humanos convivimos inmersos en un contexto, el cual nos impone una realidad y determinados condicionamientos, pero eso no implica que no podamos aspirar a más y tratar de evitar actuar en zona de confort, es a través de nuestra visión que nos convertimos en arquitectos de nuestro propio futuro y por eso la importancia de saber dónde estamos -realidad actual- y donde queremos ir -visión de futuro- independientemente de cómo lo lograremos.
La Zona de Estiramiento es aquella que implica un crecimiento de nuestra zona segura con cada aspecto incorporado, ampliado y aplicado. Esta es la zona que enriquece nuestro desempeño profesional y en la que debemos siempre intentar estar".