Tareas de cuidado en cuarentena: ¿qué pasará cuando las personas vuelvan a trabajar si los chicos no tienen clases?
Durante el período de aislamiento social para prevenir el contagio de COVID-19, la convivencia familiar constante y prolongada dejó en evidencia clara y para todo el mundo que las tareas de cuidado del hogar, de los niños y niñas y de los adultos mayores son un trabajo no formalmente reconocido.
Las personas que hasta el momento tenían su empleo y su vida personal por separado las tuvieron que combinar a la fuerza, no solo geográficamente sino también alternando su tiempo entre una y otra. Muchos se encuentran sobrepasados por la cantidad de tareas extra que antes habían sido delegadas en un tercero (preparar la comida, limpiar la casa, educar a los más chicos, etc.) y que ahora se asumen a la par del trabajo a distancia.
A la incertidumbre general por la pandemia se sumaron dudas sobre qué sucederá una vez que sea necesario volver al trabajo presencial si los chicos no pueden volver a las aulas. Las licencias para personas que tienen a otros bajo su cuidado se implementaron antes del decreto de aislamiento, pero no siempre los trabajadores y trabajadoras pudieron ejercer ese derecho en sus empleos, sobre todo los que están en modalidades informales y los cuentapropistas.
Esto generó nuevos fenómenos que desde el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad se están mirando con mucha atención, ya que representaron en primer lugar una urgencia a la que hubo que responder, y por otro lado, una oportunidad que ofreció esta rápida reconfiguración de lo que la ministra Elizabeth Gómez Alcorta llama la "Organización Social del Cuidado" para desarraigar estructuras que persisten y fomentan desigualdades.
Desde antes de la pandemia, las empresas habían comenzado a acercarse al equipo de este nuevo Ministerio centrado en temáticas que nunca habían tenido un anclaje institucional de esta magnitud en la Argentina. Se pensaba trabajar en licencias por maternidad y paternidad, brechas salariales, etc. Pero ese trabajo inicial tuvo que profundizarse rápidamente durante la emergencia sanitaria.
Por caso, hubo grandes compañías de alimentos y de artículos esenciales que mediante la colaboración con esta cartera hicieron llegar donaciones de estos elementos a comunidades marginadas por cuestiones de género y a mujeres que están saliendo de situaciones de violencia.
Paradójicamente ese acercamiento se aceleró durante el aislamiento y tuvo un momento bisagra muy importante este martes, cuando la Ministra Gómez Alcorta presentó el plan ministerial y sus principales líneas de trabajo a referentes del sector empresarial, a través de un encuentro virtual organizado por el Grupo de Fundaciones y Empresas (GDFE) y Fundación AVON, del cual pudo participar iProfesional.
A la actividad se inscribieron más de 100 personas de 58 compañías y fundaciones, de sectores tan variados como los bancos, agroindustria y alimentos, servicios de salud, automotriz, energía, cosmética, tecnología, servicios jurídicos, retail, entre otras.
"Nos acercamos a Elizabeth y su equipo para conocer qué es lo que está promoviendo el Estado Nacional y también para entender cómo estamos parados las empresas y las fundaciones en materia de igualdad de género e inclusión. También desde nuestro lado tenemos dudas sobre qué es lo que está pasando en el contexto del COVID-19 con el cuidado de los hijos y qué pasará cuando termine la cuarentena", arrancó las introducciones Javier García Moritán, Director Ejecutivo del GDFE.
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Le siguió Florencia Yanuzzio, Directora Ejecutiva de la Fundación Avon, quien de alguna manera adelantó lo que sería el eje de la charla cuando dijo: "En el año 2008 asumimos un compromiso para combatir la violencia contra las mujeres y no lo tomamos como algo individual, sino que lo queremos compartir con otras entidades, fundaciones y empresas. Tenemos el objetivo de generar acciones de impacto social y consideramos que para ello es indispensable establecer puentes entre el Ministerio y las organizaciones". AVON fue de las primeras empresas en la Argentina en establecer un protocolo de actuación en casos de violencias de género dentro de las empresas.
Y en torno a esa premisa funcionó la propuesta de la charla, una vez que la Ministra de género le planteó a las empresas y fundaciones cercanas a la sociedad civil abordar las problemáticas de género y las brechas dentro de las organizaciones (políticas, sindicales, empresariales, académicas, etc.) con una "co-responsabilidad".
Violencias, "techos de cristal" y "pisos pegajosos" en la agenda
La ministra Gómez Alcorta fue la primera en abrir el juego cuando mencionó que además de ser un Ministerio nuevo tenían como objetivo "tener nuevas prácticas de política también, de circular la palabra para trabajar en equipo de verdad, aunque muchas veces cueste mucho hacerlo en la política".
Explicó que la organización patriarcal en la que se configuró la sociedad en la que estamos insertos estableció jerarquías que no solo devaluó los derechos de las mujeres y las diversidades sexuales, sino que también estableció una diferencia de roles y tareas que está profundamente arraigada. Lo que ocurrió hace algunas décadas fue el inicio de "una lucha de las mujeres, en el mundo académico, el del arte, el del deporte, y en todos los ámbitos de lo público, porque la mujer estaba reservada para lo doméstico. Y las desigualdades que persisten son la contracara de esas violencias", destacó.
En ese marco, Gómez Alcorta declaró que se invisibilizaron las tareas de cuidado que cayeron en la mayoría de los casos en los hombros de las mujeres, e incluso hasta el día de hoy muchas de ellas cuando se habla de desigualdades laborales lo asocian siempre a "algo que le pasa a otras mujeres".
Por el contrario, la "foto" que encontró el equipo del Ministerio al iniciar su gestión es la de una profunda inequidad de género a nivel gerencial y directivo en las compañías argentinas "y en los ámbitos donde se toman las decisiones –la política, los sindicatos etc- y eso tiene una base muy arraigada que tiene que ver con el mundo del cuidado, porque las argentinas les dedican en promedio el triple de tiempo que los varones y eso coarta su posibilidad de desarrollarse en lo público", dijo Gómez Alcorta.
Por lo tanto, si bien los femicidios son la cara extrema de las violencias que están trabajando los y las funcionarias del Ministerio, los "techos de cristal" y los "pisos pegajosos" que impiden el avance profesional y laboral de las mujeres están también en la agenda. "Las violencias de género atraviesan todas las capas sociales pero quienes no tienen independencia económica para salir de esa situación, están más vulnerables. Para nosotras el Estado es un actor central que puede intervenir en esto ámbitos que menciono, pero sabemos que el Estado solo no puede llevar adelante esos cambios", dijo la Ministra.
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"Esta es una matriz que se sostiene de con muchas fuerzas. Cuando la Ley le dicen a un hombre que a las 48 horas de haber sido padre tiene que volver a trabajar, el Estado le está diciendo algo ya a ese hombre sobre cuál es su rol en el cuidado de ese hijo", dijo haciéndose cargo, e invitó: "Sabemos que el sector privado tiene buenas ideas y que muchas veces en el Estado no se los escucha. Debemos ser creativos para promover políticas. Estamos empezando a escuchar. Estos espacios nos nutren mutuamente".
Tareas de cuidado como política de Estado
También expusieron en el evento online organizado por GDFE y Fundación AVON la Secretaria de Igualdad y Diversidad, Cecilia Merchán, y la Subsecretaria de Igualdad, Pilar Escalante.
Básicamente lo que viene observando este equipo con atención es que la pandemia que forzó a muchas empresas a implementar el teletrabajo para hasta el 75% de su plantilla, no solo reprodujo la estructura patriarcal de reparto de tareas sino que está afectando de manera diferente a hombres, mujeres y personas trans.
"El COVID-19 también se inserta en la matriz patriarcal, entonces todas estas nuevas formas de organización social como el trabajo remoto, el hecho de que hoy el mundo laboral y el privado se encuentran en una misma cotideaneidad, reproduce las viejas estructuras. Si en promedio las mujeres dedicamos más horas a trabajo de cuidado, en el contexto del aislamiento eso se profundiza", describió Escalante.
"La visibilización que las tareas de cuidado han tenido, es enorme. Queremos aprovechar esta oportunidad para pensar qué acciones son posibles para que la pandemia y el trabajo remoto no lleven a una mayor inequidad de género. Lo pensamos en materia de políticas públicas en el corto plazo y lo queremos encarar en conjunto con las empresas", aseguró la Subsecretaria de Igualdad.
Fue entonces Merchán la que recordó que se hicieron campañas de difusión y capacitación para hablar de cuarentena con derechos, pero que "como política pública lo que queremos es que se considere esa democratización de las tareas de cuidado como una co-responsabilidad entre la sociedad, el Estado y las empresas, y no que quede a criterio personal".
"El trabajo remoto ha cargado fundamentalmente las espaldas de las mujeres y vamos a tener que accionar esto rápido. ¿Qué pasa si los niños no empiezan la escuela y nosotras tenemos que ir a trabajar? Tenemos que trabajarlo en común", insistió.
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En este sentido las funcionarias reconocieron que se están implementando buenas medidas de parte de muchas grandes empresas, como la extensión de las licencias de paternidad y maternidad, la promoción de mujeres a puestos de decisión, la construcción de lactarios, políticas de contratación de talento trans, etc.
Para el regreso al trabajo presencial hay varias líneas de acción que están considerando. Por un lado, que todas las personas a quienes les corresponda puedan hacer uso de las licencias para cuidado de personas, y fomentar la ruptura de patrones sociales que hacen que esa tarea recaiga en las mujeres y que no se vea con buenos ojos cuando las ejerce un hombre. También proponen que las empresas con mayor cantidad de empleados piensen en acondicionar las instalaciones para el cuidado de niños.
Otras propuestas que hicieron las funcionarias para el futuro regreso al trabajo presencial fueron el diseño de horarios estrictos y del derecho a desconectarse de esas personas que combinan tareas de cuidado y trabajo; ordenar sino las tareas por objetivos y no por horarios para que las personas puedan cumplirlos de acuerdo a sus posibilidades. La planificación de políticas puede tener en cuenta también las diferentes intensidades de cuidado requeridas en cada caso.
"Todo esto, sin accionar en conjunto con las empresas, es imposible de llevar a cabo", reflexionó Merchán.
Sobre el final, Gómez Alcorta reiteró el interés en abordar las desigualdades a nivel laboral con una especie de "régimen de co-responsabilidad" en doble sentido, "por un lado ser co-responsables en términos de género, y por el otro pensar esto entre la familia, las organizaciones de la sociedad civil, las empresas y el Estado, evitando que la pandemia profundice las desigualdades".
La respuesta de las empresas
Son varias ya las grandes compañías que han desarrollado planes de género a largo plazo, licencias extendidas de paternidad y maternidad, y protocolos para casos de violencias.
También durante el encuentro hubo dos compañías que comentaron que están conduciendo encuestas anónimas entre los empleados para conocer cómo se desarrollan en sus casos particulares las tareas de cuidado, de manera de diseñar políticas acordes.
Como primer paso, las firmas pusieron a disposición de las autoridades los datos obtenidos de esas pesquisas, para echar luz a cómo realmente los y las trabajadoras están ya lidiando con la combinación de tareas durante la pandemia.
Pero también propusieron y consultaron reiteradamente por la posibilidad de que desde el Gobierno nacional se avance en políticas de beneficios fiscales e impositivos para las empresas que implementen políticas de equidad de género. Las funcionarias no lo descartaron y aseguraron que están ya tomando contacto con iniciativas de otros países que trabajaron con "sellos de igualdado" para certificar a empresas que cumplan con pautas que eliminen las inequidades basadas en patrones culturales.