FERIADO NACIONAL

El origen del Día del Trabajador y la triste historia de los "Mártires de Chicago"

El 1 de mayo se celebra en más de 80 países una jornada que recuerda y renueva la lucha de los trabajadores por sus derechos laborales
MANAGEMENT - 01 de Mayo, 2020

Este 1 de mayo en la Argentina se celebra el Día Internacional del Trabajador, una fecha en la que se conmemora la lucha mundial de la clase obrera por los derechos laborales básicos.

Un día del trabajador especial

En 2020 esta fecha es, de acuerdo al calendario oficial, un feriado nacional inamovible que además da forma a un fin de semana largo de tres días.

Pero poco importa ese dato cuando en la mente de los trabajadores permanece la inestabilidad y la incertidumbre por mantenerse a salvo del contagio de Covid-19, la pandemia que mantiene en vilo al mundo.

Por las medidas de aislamiento social tomadas en casi todos los países afectados, hay millones de empresas que cerraron sus puertas o están en riesgo de hacerlo, y miles de personas perdieron su trabajo formal o su fuente de ingreso regular. La Argentina no fue la excepción, y se calcula que la cuarentena ya impactó en 300.000 puestos de trabajo con despidos, suspensiones y reducciones salariales. 

En ese marco, este 1 de mayo será atípico; no habrá movilizaciones multitudinarias de la clase obrera en las plazas ni actos oficiales por el Día Internacional del Trabajador, pese a que quizás la defensa de los derechos laborales es más necesaria que nunca en la historia.

Será necesario entonces hacer un ejercicio de memoria colectiva, cada uno desde su hogar, y para ello recordamos la triste historia que dio origen a la elección de la fecha del 1 de mayo.

Los Mártires de Chicago

Masivas huelgas en 1886 originaron el Día del Trabajador

La historia que dio origen al Día Internacional del Trabajador se remonta a 1886, cuando una serie de masivas huelgas en reclamo de las jornadas laborales de ocho horas se hicieron sentir en todo el territorio de Estados Unidos.

Según recuerda Télam, a fines del siglo XIX en la ciudad norteamericana de Chicago, una de las reivindicaciones básicas de los obreros era hacer valer la máxima: "ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa".

Por esta lucha se produjeron varios movimientos, en 1829 se formó consenso para hacer escuchar el reclamo a la legislatura de Nueva York.

La mayoría de los obreros estaban afiliados a la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo, pero tenía más preponderancia la Federación Estadounidense del Trabajo, de origen anarquista. En su cuarto congreso, en octubre de 1884, ésta había resuelto que desde el 1 de mayo de 1886 la duración legal de la jornada de trabajo debería ser de ocho horas, yéndose a la huelga si no se obtenía esta reivindicación.

Recién en 1886, el presidente norteamericano Andrew Johnson promulgó la llamada Ley Ingersoll, estableciendo la jornada de ocho horas y al poco tiempo, 19 estados sancionaron leyes con jornadas máximas de ocho y diez horas. Hasta entonces, había una enorme heterogeneidad por actividad y por estado, y las jornadas en algunas ramas de trabajo podían durar entre 15 y 16 horas diarias.

Ante la falta de cumplimiento de la ley, la "Noble Orden de los Caballeros del Trabajo" remitió una circular a todas las organizaciones adheridas donde manifestaba: "Ningún trabajador adherido a esta central debe hacer huelga el 1 de mayo ya que no hemos dado ninguna orden al respecto". Este comunicado fue rechazado de plano por todos los trabajadores de Estados Unidos y Canadá, quienes repudiaron a los dirigentes de la Noble Orden por traidores al movimiento obrero.

Fue entonces que el 1 de mayo de 1886, 200 mil trabajadores iniciaron la huelga mientras que otros 200 mil obtenían esa conquista con la simple amenaza de paro, indicó Télam. En Chicago, donde las condiciones de los trabajadores eran mucho peor que en otras ciudades de Estados Unidos, las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo.

El 2 de mayo la policía había disuelto violentamente una manifestación de más de 50 mil personas y el 3 se celebraba una concentración frente a la fábrica de maquinaria agrícola McCormik, la única que trabajaba, y cuando estaba en la tribuna el anarquista August Spies sonó la sirena de salida de un turno de los rompehuelgas. Los concentrados se lanzaron sobre los "scabs" (amarillos) comenzando una pelea campal, allí, una compañía de policías, sin aviso alguno, procedió a disparar a quemarropa sobre la gente produciendo 6 muertos y varias decenas de heridos.

Una proclama contra la represión convocó a un acto de protesta para el día siguiente, el 4, en la plaza Haymarket, más tarde los hechos ocurridos ese día se conocerían como "Revuelta de Haymarket". En esa plaza se concentraron más de 20 mil personas que fueron reprimidas por policías uniformados. Un artefacto explosivo estalló entre los policías produciendo un muerto y varios heridos. La policía abrió fuego contra la multitud matando e hiriendo a un número desconocido de obreros.

Finalmente, se declaró el estado de sitio y el toque de queda deteniendo a centenares de trabajadores que fueron golpeados y torturados, acusados del asesinato de un policía.

El 21 de junio de 1886, se inició la causa contra 31 responsables. Ocho de ellos llegaron a juicio y fueron declarados culpables. Tres de ellos fueron condenados a prisión y cinco a la horca.

A prisión fueron condenados Samuel Fielden, pastor metodista y obrero textil; Oscar Neebe, vendedor; y Michael Schwab, tipógrafo A muerte en la horca, consumada el 11 de noviembre de 1887, fueron ejecutados Georg Engel, tipógrafo; los periodistas Adolf Fischer, Albert Parsons y August Vincent Theodore Spies, y Louis Lingg, carpintero para no ser ejecutado se suicidó en su propia celda, recordó la agencia. Antes de morir Spies gritó en inglés: "La voz que van a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora".

Tristemente, los ocho pasaron a ser conocidos como los Mártires de Chicago, y fueron el fuego de la causa obrera que siguió su curso más fuerte que nunca. Tanto así que a finales de mayo de 1886 varios sectores patronales accedieron a otorgar la jornada de 8 horas.

La elección del 1 de mayo

El 1 de mayo los trabajadores celebran su día en 80 países

La Declaración Universal de Derechos Humanos establece que "toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo".

Además señala que "toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas".

Estos derechos se defendieron en las huelgas de 1886 en Estados Unidos y hubo personas que perdieron la vida peleando por la jornada laboral de 8 horas, que tiene vigencia hasta el día de hoy.

Los mártires de la Revuelta de Haymarket son recordados en el Día Internacional del Trabajador, pero la fecha elegida no fue ni la de su muerte ni la de ese episodio de violencia, sino la de la multitudinaria huelga que antecedió a esos hechos y que tuvo lugar el 1 de mayo de 1886.

La fecha de celebración oficial fue instituida finalmente por el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional (París, 1889) en homenaje a los "Mártires de Chicago" y como jornada reivindicativa de los derechos de los trabajadores.

En Estados Unidos y en otros anglosajones, sin embargo, el Día del Trabajo se celebra cada primer lunes de septiembre.

En 1955, el Papa Pío XII estableció el 1° de Mayo como Día de San José, en reafirmación implícita de la conmemoración.

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