Cómo saber si vivís en un ambiente laboral tóxico
Un jefe que toma crédito por tus ideas, un compañero que solo sabe quejarse o que nunca cumple con su tarea, una oficina o espacio de trabajo insalubre que genera un impacto negativo en tu salud; todas estas son señales muy obvias de que se trabaja en un ambiente laboral tóxico.
Hay más situaciones muy comunes dentro de las empresas a las cuales conviene estar alerta. Por caso, cuando el trabajo en equipo y la cooperación no existen, se nota rápidamente que no hay unidad en cuanto a qué es necesario hacer para llevar adelante la compañía, y que cada persona que la integra está solo cuidando sus propios intereses.
Otra señal es cuando abundan las normas, los procedimientos y hasta las sanciones, pero nadie los respeta. En ese caso puede haber una seria falta de autoridad.
Donde proliferan los rumores y los chismes; donde se toma de punto a determinadas personas por sus orígenes, creencias o forma de ser; y las promociones o ascensos son asignados a los menos capacitados o amigos del jefe, hay una clara receta para el desastre organizacional.
Pero no siempre la causa de la toxicidad es así de evidente y es entonces que los individuos pueden necesitar ayuda para identificar si viven inmersos en un ambiente de este estilo.
Muchas personas que mantienen aún rutinas, esquemas y culturas de trabajo tradicionales, y consideran que un espacio de trabajo es tóxico solo existe cuando hay un maltrato verbal expreso y agresivo de parte de los superiores hacia los empleados y subalternos. Si no hay gritos o insultos, consideran que es normal el trato que reciben ellos o sus compañeros.
Sin embargo, esto no es necesariamente así. En las empresas actuales hay muchos ambientes tóxicos para la salud de los trabajadores aunque en ellos nunca se alza la voz.
Es precisamente aquello que no se dice, que se calla, se soporta y se acepta, lo que termina funcionando como "toxina" que genera mal clima, desmotiva, reduce la productividad y hasta puede enfermar a los trabajadores.
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Es en esta aparente normalidad en donde muchas veces las personas no logran darse cuenta de que trabajan en un ambiente laboral tóxico.
Señales de que trabajás en un ambiente tóxico
Jorge Fabián Adad, titular de la consultora de Recursos Humanos Entenderte, da algunas pistas sobre las situaciones que se viven dentro de las empresas que indican que hay un clima negativo.
"Me ha tocado hacer consultoría de diagnóstico organizacional en lugares donde al comenzar una rueda de entrevistas, obtenía como resultado que el 80% del staff entrevistado no se sentía parte de la empresa", arrancó el consultor, consultado por iProfesional, sobre una clara señal de que en esas firmas se vive un ambiente tóxico.
"Esto sucede porque el dueño de la empresa mantiene una estructura en la cual, cuanto menos se sepa de cómo le va la compañía o hacia dónde va, mejor. Porque considera que así los empleados tendrán temor de pedirle cosas o mejoras", prosiguió Adad.
En otros casos, asegura que la primera señal es la falta de comunicación. Es un signo de la inseguridad en la que viven las personas que habitan la empresa, el miedo a que decir lo que ocurre o comunicar una noticia o un cambio desate un conflicto o sanción (implícita o explícita).
"Esto hace también que, al haber mala comunicación, no quieras hablar con nadie porque nadie ni nada te da seguridad, y te hace perder hasta credibilidad en el rol por el cual te contrataron", advirtió Adad.
El consultor con 25 años en gerenciamiento de empresas y equipos asegura que esto no solo genera mal clima para la persona que siente esa inseguridad, sino que además puede generarle problemas con los compañeros, desmotivación y el deseo de dejar la empresa.
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"Desmotivarse y sentirse toxico o que estás en un lugar tóxico, hace perder la verdadera pasión por lo que hacés. Para empresas creativas esto es tremendamente tóxico", enfatizó.
Por último, una señal de cultura negativa en una empresa es cuando ante un problema, en lugar de buscar soluciones conjuntas, se intenta buscar culpables para implementar sanciones. Este tipo de empresas traban sus chances de innovación, ya que las personas temen proponer nuevas ideas por miedo al error o a fracasar.
Cómo saber si tenés un jefe tóxico
Abundan los consejos sobre cómo tratar con un compañero de trabajo tóxico o un empleado con mala actitud. ¿Pero qué se puede hacer cuando quien esparce el mal clima es el jefe?
Los jefes merecen un capítulo aparte ya que sus hábitos determinan muchas veces que los colaboradores permanezcan o se vayan de la organización.
Hay muchas formas y recetas de cómo tratar con ellos. Aunque al final de cuentas, será la organización que lo contrató y lo puso a cargo la que tenga la última palabra.
Santiago Bras Harriott, coach organizacional, director de Coaching Argentina, considera que se puede transformar un líder tóxico en uno positivo, cuando se trabaja con él un liderazgo motivador, enseñándole a practicar interacciones más saludables y productivas.
Bras Harriott define cuatro tipos de jefes tóxicos:
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1. Personalidades narcisistas, que tienen fantasías grandiosas y persiguen el poder a toda costa.
2. Inestables, cambian de parecer demasiado a menudo y no ponen reglas claras con respecto a sus expectativas; pueden dejar un rastro de llamas emocionales detrás de ellos.
3. Pasivo-agresivos, que evitan la confrontación pero obstruyen los esfuerzos de los demás (ponen palos en la rueda) y ellos mismos son poco hábiles.
4. Personas emocionalmente desconectadas, de mentalidad literal, que no pueden describir ni siquiera reconocer sus sentimientos.
"Si no se cambian estos estilos de liderazgo, el clima laboral puede contagiarse de esta toxicidad y socavar los planes y los sistemas de organizaciones enteras", advierte el director de Coaching Argentina.
Para lograr que esa persona se vuelva más armónica, el primer paso que sugiere el experto es transmitirle la necesidad de cambiar a través de alguien que lo quiera y con alguien que de alguna manera se pueda llevar bien con esa "toxina".
Hay que tratar de entender para qué sirve esa toxina, porque tal vez resulta útil para algo que beneficia a la empresa o al grupo. Pero si no se logra transformar en algo positivo para los objetivos de la empresa, "habrá que buscar la manera de sacarlo porque una manzana podrida pudre a todo el cajón".
Por su parte Matías Ghidini, Gerente General de GhidiniRodil, apunta que las relaciones siempre son de a dos, por tanto, para que exista un jefe tóxico, debe existir un empleado dispuesto a soportarlo.
"Hay que entender que –más allá de los errores, que existen- si una empresa elige y sostiene un jefe tóxico por algo es. Es decir, muchas compañías exacerban y privilegian el logro de objetivos en perjuicio de las formas o sentimientos de las personas, generando líderes desesperados por alcanzar las metas, sin importar el cómo. A las organizaciones por ende les cabe una fuerte autocrítica en este sentido", dijo.
Y del lado del empleado, recordó que el primer paso siempre es hablar inicialmente con su supervisor, para intentar cambiar las cosas. "Si eso repetidamente no funciona, la renuncia puede acabar siendo el mal menor", dijo Ghidini.