¿Qué va a pasar con Industria 4.0 y el futuro del empleo?
El uso de tecnologías digitales está produciendo disrupción no solo en todos los sectores de la economía y la producción, sino también en las zonas limítrofes entre ellos.
Todas las disrupciones que se han visto hasta ahora tienen que ver con que las empresas hayan podido cumplir de manera sin precedentes los objetivos a largo plazo de la demanda insatisfecha, la reducción de costos y el aumento de la productividad, para que a veces simplemente puedan seguir siendo competitivos.
Cuando se enfrentan a los principales desafíos de la Industria 4.0, los directivos se dan cuenta de que hay un camino difícil a seguir antes de que puedan cosechar los beneficios de implementar AI, Extended Reality, blockchain, IoT o cualquier otra innovación como habilitador para la próxima generación de su modelo de negocio.
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Si definiéramos cómo estas tecnologías cambian las empresas, yo las pondría en tres categorías que establecen los pasos hacia una realidad verdaderamente digital. En primer lugar, permitir a las empresas reducir costos utilizando estas tecnologías. Segundo, aumentar los ingresos, y tercero interrumpir su sector o algún otro.
Podemos ver que hoy en día, la mayoría de las empresas se encuentran entre la primera y la segunda (en el mejor de los casos).
La transformación que trae consigo el uso de estas tecnologías requiere una transformación cultural y mental más que tecnológica en sí. Basado en una cultura de ejecución en la que todos los esfuerzos se dirigen hacia el logro de los objetivos a corto plazo, permitiendo poco o ningún espacio para el fracaso, una cultura de innovación necesita abrir su camino para permitir que los pilotos y los fracasos rápidos y las lecciones aprendidas sean parte de esa cultura.
Vemos cada vez más que, aunque las empresas pueden producir diferentes proyectos pilotos que abordan problemas aislados, no pueden crecer y escalar esos pilotos. La razón principal es que no hay un vínculo claro entre el piloto y el objetivo a largo plazo, que tiene poco o ningún apoyo de los niveles superiores.
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En cambio, el enfoque sigue siendo justificar la implementación de ciertas tecnologías o simplemente marcar la casilla de la llamada Industria 4.0.
Según McKinsey (2018), Industria 4.0 podría ofrecer un valor estimado de entre $1.2 a $3.7 billones de euros a nivel mundial. Este valor provendría de una mejora en la productividad y el rendimiento del proceso, una mejor gestión de inventario, RPA aplicada a ciertos procesos que reducen errores, mantenimiento predictivo, etc. Sin embargo, las empresas aún hablan más sobre la tecnología que han implementado que sobre la forma en que esta tecnología es cambiando la forma de hacer negocios.
La especificidad de la tecnología fomenta más que nunca la configuración de nuevos ecosistemas en los que las asociaciones deben establecerse a nivel mundial y en todos los sectores. Estas asociaciones se basan en estrategias de beneficio mutuo en las que el intercambio de información y/o la externalización de procesos y tecnología ocurre a largo y corto plazo. Esta dicotomía obliga a las empresas que antes integraban toda la cadena de valor a actuar como orquestadores.
Esto requiere nuevas estructuras organizacionales en las cuales los proyectos pilotos internos y combinados se puedan usar no solo para abrir la empresa al mundo, sino también para probar el diseño organizacional requerido para la nueva realidad.
Cuando los datos se convierten en un nuevo activo, obliga a las empresas y sus diferentes departamentos a trabajar como organizaciones ágiles en las que los equipos multidisciplinarios colaboran para contribuir a esos datos más que como sus propietarios. Esto pone de manifiesto la necesidad de que los empleados aporten sus conocimientos y habilidades mientras interactúan con el resto de la empresa para encontrar formas en que la tecnología pueda facilitar nuevas soluciones.
Las nuevas formas de trabajar dentro de las organizaciones y los ecosistemas requieren habilidades y capacidades no tan nuevas (pero menos valoradas) dentro de los equipos y las organizaciones; por ejemplo, equipos multidisciplinarios donde la resolución de problemas, la creatividad y la capacidad de recuperación son clave para la automatización de las tareas de rutina (menor valor agregado) donde las máquinas son mucho mejores que los humanos. Este último introduce la complejidad de encontrar la manera de adaptar las soluciones y organizaciones a su realidad específica más que simplemente usar un enfoque de "talla única", lo que disminuirá el retorno de la inversión a largo plazo.
Cuando hablamos de automatizar ciertos procesos y su impacto en el empleo, se oye cómo un nivel de automatización de al menos 30% tendrá un impacto en al menos seis de cada 10 puestos de trabajo. Por un lado, es ampliamente aceptado que la desaparición de algunos trabajos apunta a un futuro sombrío. Por otro lado, la nueva realidad requerirá nuevos trabajos que aún están por definirse.
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El cambio impulsado por la introducción de tecnologías digitales en la situación actual muestra solo una parte de la ecuación. Nuestro sesgo hacia el cambio siempre mostrará lo que desaparecerá de nuestro status quo. Sin embargo, necesitamos ampliar los horizontes para considerar los nuevos empleos que se crearán.
En este sentido, ¿cuántos de nosotros estábamos pensando en profesiones como científico de datos, líder de transformación digital o gerente de ciberseguridad hace diez años?
Además, las tecnologías digitales nos permiten ser más humanos al abandonar la necesidad de realizar tareas repetitivas y centrarnos en nuestra creatividad, trabajo en equipo, narración de historias y capacidades de resolución de problemas, por nombrar solo algunas.
La re-evolución en la que estamos inmersos hoy en día no es más hostil que las anteriores (industrial, agrícola, etc.), es simplemente más rápida. Para esta nueva era, a nivel social, necesitamos reajustar nuestros niveles de habilidad para evitar excluir a grandes grupos de personas de los beneficios de la Industria 4.0.
No será suficiente preguntar qué pasará con aquellos que carecen de las habilidades; en su lugar, debemos fomentar y tomar medidas a gran escala para actualizar los conjuntos de habilidades que se consignan en la historia para que coincidan con los que se necesitan hoy y mañana (como lo conocemos) para mejorar su empleabilidad.
* Borja González del Regueral es vicedecano de IE School of Human Science & Technology