¿Punto de inflexión?: aparecen nuevas señales de recuperación en el empleo privado
Tras seis meses con perspectivas negativas sobre la posibilidad de contratación de personal, los empresarios argentinos parecen haber pegado la vuelta y están de nuevo dando tímidas señales de optimismo.
Desde noviembre de 2018 que la consulta que realiza el Ministerio de Producción y Trabajo para su Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) permanecía "en rojo". Pero en el último reporte revelado, con datos de mayo, las expectativas netas que tienen las compañías locales de incrementar sus dotaciones en los próximos tres meses volvieron al plano positivo con 1,7 puntos.
En el análisis de corto plazo, la variación se dio por un leve aumento de la cantidad de empresas que sumarían más personal a sus filas. Esa cifra que mostraba un marcado descenso a 5,5% en abril, creció hasta 7% para el período analizado.
Y, por otra parte, la cantidad de firmas que planeaban reducir sus plantillas siguió en tendencia decreciente y pasó de 6,5% en abril a 5,3% en mayo. El 87,6% de las empresas no anticipa cambios en su dotación de personal.
Las expectativas netas de contratación terminan, entonces, lejos de los picos de 8 puntos que se vieron en el EIL en 2017, pero al menos "salieron del rojo".
La pregunta es si este cambio de tendencia será permanente o si se trata de un efecto momentáneo, derivado de factores estacionales. Desde el Ministerio de Producción no respondieron las consultas de iProfesional al respecto.
Los datos coincidieron una vez más con el último relevamiento de expectativas de contratación que realiza la consultora de gestión de talento ManpowerGroup Argentina, y que también volvió al plano positivo en el último reporte.
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En ese caso, se analizan las previsiones de 800 empresas grandes y medianas para el tercer trimestre del año. Solo el 8% de las firmas dijeron tener planes de incrementar su plantilla, y las que anticipaban reducciones pasaron de ser el 11% a estabilizarse en 8%. Esto dio una Expectativa Neta de Empleo (ENE) de 1 de forma desestacionalizada.
Lo que suele ocurrir, según dijeron desde la mencionada firma de Recursos Humanos, es que al acercarse un período eleccionario las empresas se tornan más reservadas respecto de sus decisiones de contratación.
"En este caso, la expectativa está puesta hacia fin de año. Y es algo lógico que frente a los comicios haya mayor quietud en cuanto a la toma de decisiones de contratación. Pero hay que advertir que en este tipo de escenarios también se incrementa el empleo temporal o por proyectos, y eso es lo que estamos viendo", dijo al respecto Fernando Podestá, director comercial y de operaciones de ManpowerGroup Argentina, en diálogo con iProfesional.
En ese marco, Podestá se mostró seguro de que el cambio de tendencia perdurará en el tiempo: "Tener una economía que está en retracción en todos sus indicadores, con el nivel de incertidumbre que hay por cómo se están planteando las elecciones, y que los empleadores aún vean una esperanza en el largo plazo, para mí tiene un doble impacto en términos de empleo. Nosotros creemos que es un dato muy positivo", declaró el directivo de ManpowerGroup Argentina.
Las dos caras de la moneda
Este pequeño repunte del optimismo respecto de las perspectivas de contratación todavía es muy leve o muy nuevo para que se "sienta en la calle".
A diferencia de lo que ocurre con los empleadores, los profesionales y trabajadores siguen viendo muy complejo el mercado laboral y por eso siguen muy reticentes a un cambio de trabajo o a buscar nuevas oportunidades.
"A pesar de que no estamos viendo un proceso de destrucción masiva de puestos de trabajo, sino más bien una leve y persistente caída por goteo, los indicadores laborales de la coyuntura generan incertidumbre que se evidencia en actitudes más conservadoras y menor toma de riesgo en relación a las decisiones de carrera laboral. En este contexto, los trabajadores tienden a valorar más su actual empleo, hay menos personas en búsqueda activa de un cambio y menor movilidad y rotación laboral", sostuvo Andrea Ávila, CEO de Randstad para Argentina y Uruguay.
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En línea con este contexto, apenas el 14,3% de los argentinos consultados en una reciente encuesta de esta consultora de capital humano indicó haber buscado un nuevo empleo de manera activa durante el segundo trimestre del año, mientras que un 21,2% indicó haber concretado un cambio laboral en los últimos seis meses.
Se trata del último informe Workmonitor de Randstad, estudio que releva las expectativas, estados de ánimo y comportamiento de los trabajadores respecto a sus posibilidades de hallar nuevas oportunidades. Para el segundo trimestre, este relevamiento mostró que la confianza de los argentinos en la posibilidad de encontrar un nuevo empleo en los próximos seis meses se deteriora. Quedó en 64%, tras caer dos puntos porcentuales en comparación con el mismo período del año pasado.
Para los ejecutivos locales de Randstad, este resultado "está marcando cierto pesimismo respecto de la coyuntura del mercado laboral" que no se encuentra en sintonía con lo que ocurre en la región: el nivel de confianza de los argentinos es el más bajo de los países latinoamericanos en los que opera esta consultora: en México es del 78%, en Chile del 72% y en Brasil 67 por ciento.
El descenso en la confianza tiene su correlato en un incremento del miedo a perder el empleo, que pasó de 7,7% en el segundo trimestre de 2018 a 8,4% en el mismo período de 2019. Nuevamente, el más negativo de la región: ese temor es de 5,7% en Chile, de 6,7% en Brasil y de 7,2% en México.
"En la medida en que pasan los meses y no se ven señales claras de reactivación de la economía y el empleo, se deteriora la percepción que los trabajadores tienen del mercado laboral. Y se nota una baja en el nivel de confianza y un mayor miedo a perder el empleo como emergentes de una coyuntura en la que no se vislumbra una evolución positiva de la demanda laboral", explicó Ávila.
Sin embargo, al ser consultada si el panorama que ven los profesionales y trabajadores podría cambiar en el próximo trimestre, de la mano del leve repunte de las expectativas de contratación que ya manifiestan las empresas, la CEO recordó que el Workmonitor "toma el pulso exclusivamente de la coyuntura y no de la expectativa a futuro".
"Nuestra última medición, en la que cae la confianza y sube el miedo, fue realizada entre fines de abril y principios de mayo, y representa el clima de esa coyuntura y la percepción que los trabajadores tenían en ese momento sobre el mercado laboral", quiso aclarar.
Sin embargo, pensando a futuro, Ávila indicó que "las percepciones de coyuntura se conforman a partir de las propias vivencias de los encuestados y las estadísticas de la evolución de la economía y del mercado laboral, de la demanda que perciben, de las noticias y muchos otros factores. El resultado es una visión más o menos optimista de la fortaleza del mercado y de su propia empleabilidad. En la medida que la economía evolucione y vuelva a crecer, y el empleo se reactive, la percepción de los trabajadores empezará a evolucionar positivamente también".
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Por último, la CEO regional de Randstad se mostró esperanzada en que el cambio de tendencia en el empleo se fortalezca: "Si las expectativas de contratación a futuro que releva el Ministerio de Producción mejoraron, es un signo alentador porque indica un cambio de tendencia, que esperemos se concrete pronto".
La mira puesta en octubre
La EIL marca las intenciones de contratar o reducir personal entre 3.000 empleadores locales (cubre 53% del total de asalariados registrados en el sector privado). Por lo tanto, es un indicador importante sobre la potencial generación de nuevo empleo fuera del ámbito público.
No es un tema menor para el Gobierno, que apunta a mostrar la mayor cantidad de señales positivas de la economía antes de jugarse su permanencia en los comicios de octubre.
Sin embargo, las expectativas de contratación fueron solo una brisa de aire fresco en un panorama que sigue complicado para el mercado laboral. La misma encuesta mostró que en mayo el empleo registrado privado presentó una caída interanual de 2,8%. Y la baja fue mucho más pronunciada en el Gran Buenos Aires (3,2%) que en el interior del país (1,7%).
No hubo sector que se salvara de mostrar una reducción del empleo registrado –con la excepción de servicios comunales, sociales y personales– y los mayores recortes se dieron en la construcción (8,1%), la industria (4,7%) y el comercio, restaurantes y hoteles (3,9%).
Las bajas ocurrieron en todos los estratos de tamaño de empresas: entre 10 y 49 trabajadores, 2,7%; entre 50 y 199, 2,2%; y de 200 trabajadores y más, 3,3%.