CRISIS DE LOS CUADERNOS

"Efecto arrepentidos": qué pasa en una empresa cuando su número uno es acusado de corrupción

Una vez que estalla un escándalo con repercusión mediática, qué pasos debe tomar una compañía para recuperar la confianza y evitar una fuga de talentos
MANAGEMENT - 15 de Agosto, 2018

"Arrepentido" es una de las palabras que, en estos últimos días, parece marcar tendencia en el mundo del management argentino.

La investigación judicial sobre actos de corrupción a través de la obra pública en la década kirchnerista derivó en la detención y arresto de empresarios de renombradas compañías. A partir de allí, numerosos CEO apelaron a esta figura legal para mantener su libertad.

La fiscalía que lidera Carlos Stornelli los acusó de pago de coimas al Ministerio de Planificación Federal, que entonces lideraba Julio De Vido, mediante la entrega de bolsos con dinero que su segundo, Roberto Baratta, recogía en las empresas y habría entregado junto a su chofer, Oscar Centeno, nada menos que en la residencia presidencial de Olivos y en el departamento de la familia Kirchner en Recoleta. 

El empleado del Ministerio relató minuciosamente esos recorridos en una serie de cuadernos que dio a conocer el diario La Nación. Y si bien los escritos originales no estarían en posesión de la Justicia, la documentación de los mismos que realizó el matutino fue suficiente para que la fiscalía y el juez Claudio Bonadio consiguieran ya varios "colaboradores" que admitieron la veracidad del texto.

El primero en arrepentirse fue nada menos que Centeno. Se cubrió bajo esta figura que le garantiza protección y libertad en la medida en que otorgue a cambio información cierta que derive en la detención de otros criminales de igual o superior nivel. Al chofer lo siguió Juan Carlos de Goycoechea, extitular de Isolux en la Argentina.

También hicieron lo propio Gerardo Ferreyra, vicepresidente de Electroingeniería, y Armando Loson, de Albanesi. Ambos fueron licenciados de sus respectivas empresas tras ser detenidos por esta causa, y este último además renunció a su cargo.

Se vio salpicada la multinacional emblema de la Argentina, Techint. Héctor Zabaleta, mano derecha de Paolo Rocca, fue uno de los primeros arrepentidos. Y también fue citado a declarar como testigo Luis Betnaza, el director institucional corporativo de la firma.

Y a esta lista de nombres ilustres, que pintan una imagen más que reveladora sobre el mecanismo de corrupción que siguieron sin chistar empresarios, funcionarios y sus colaboradores, se sumó paradójicamente el de Ángelo Calcaterra, primo del Presidente de la Nación, y de su segundo en IECSA, Javier Sánchez Caballero.

Además de otros empresarios, como Carlos Wagner y Juan Chediack, del rubro de la construcción, en las últimas horas se estaría sumando al listado Aldo Roggio, quien el martes por la tarde se dirigió a los tribunales de Comodoro Py para ampliar su declaración como arrepentido, status que todavía no le concedió el juez Claudio Bonadio.

Las empresas y el día después de la crisis

Mientras estos altos directivos toman junto a sus equipos legales decisiones que atañan a su propia libertad, en las empresas que lideraban "el show debe continuar". ¿Pero cómo hacerlo?

Según describió a este medio Diego Campal, director regional de Asuntos Públicos y líder de JeffreyGroup para Argentina, "si se quiere sobrevivir como compañía a una situación como esta, tenés que pasar por un proceso de transformación muy profunda y que la comunicación acompañe". 

"Hay que aceptar que se cometieron errores y modificar los procesos para que no ocurran más. Hasta en un punto, incluso 'sobreactuar' los sistemas de control internos y generar cambios concretos. Se debe provocar un cambio organizacional que permita terminar el proceso siendo una mejor compañía", afirmó Campal.

Por su parte, Sergio Montiel, titular de Comunicación Práctica, aseguró que el primer paso es conformar un comité de crisis –con las máximas autoridades, el vocero, el responsable legal, el del área afectada, etc.- e iniciar una investigación interna.

"Una vez hecho esto, se tiene que determinar el mensaje principal que se va a dar. Llegado el caso, asumir las responsabilidades que correspondan, si los hechos cuestionados no fueron una conducta individual de un colaborador", continuó en diálogo con iProfesional.

El objetivo, indicó el consultor especializado en gestión de crisis, es generar la transparencia necesaria para recuperar la confianza de la Justicia, los socios y dueños, los accionistas, los empleados, cadenas de proveedores y clientes.

No hay que olvidar, sugirió Montiel, al sistema financiero relacionado, tanto a las entidades que hayan prestado dinero a la compañía como al mercado, para que no haya un impacto mayor en el valor de las acciones.

Otra recomendación es separar, al menos preventivamente, a las personas sospechadas de actos de corrupción. Por caso, tanto Electroingeniería como Albanesi y MSU Energy, otra de las firmas allanadas tras aparecer en los cuadernos de Centeno, enviaron comunicados a la bolsa informando la separación de las personas implicadas.

"Que hayan sido separados es saludable, después se verá si fue un acto individual o si había un sistema y la organización estaba implicada. Si luego la Justicia falla que efectivamente no tenían nada que ver, podrán retomar sus funciones", describió Campal.

En esto coincidió Montiel, para quien la mejor opción es que la firma continúe su camino con otro equipo preparado adecuadamente y no vinculado a las acusaciones de público conocimiento: "Así la empresa tiene mejores chances de superar la mala situación, más allá de la afectación de su imagen en su patrimonio (por baja en las ventas y en la cotización de acciones)".

"Hay muchos factores a considerar, como la confianza de los consumidores o proveedores, de los propios empleados, la potencial paralización de actividades, la menor oportunidad de acceder a créditos y líneas para mantener el giro normal de la empresa, etc", detalló.

Otras acciones que pueden implementarse según el ejecutivo de JeffreyGroup, quien fue asesor en más de una situación de crisis corporativa, es crear un board de directores independientes, contratar expertos en transparencia para una revisión interna de los procesos, y capacitar a los empleados en compliance y ética.

Finalmente, ante la opción de permanecer en silencio hacia el afuera o dar una versión propia de lo ocurrido, todas las fuentes consultadas se inclinan por la segunda opción. "Si la comunicación está bien hecha, despeja dudas y lleva tranquilidad. Hay que ser prolijo, contundente y transparente", apuntó Laura Bitocco, gerente general de Hidalgo y Asociados.

"Siempre que el número uno de la empresa desaparece, por la razón que sea, genera una situación de tensión en la organización. Reforzar la comunicación positiva y contar qué es lo que va a pasar, ayuda a que las aguas se calmen y a que la gente siga apostando a la organización", resumió.

Habrá por un lado un mensaje interno, y por otro, uno externo -además de una comunicación particular a cada grupo de interés- que debe ir alineado a la estrategia legal y a la información que permita difundir la Justicia. 

Para Campal, la comunicación hacia proveedores y clientes, así como a las cámaras empresariales, es un "mix" entre aquello que se informa internamente y lo que se da a conocer al público en general: "Se puede enviar un comunicado explicando qué se está haciendo, que más allá de la investigación legal estás haciendo una propia, y que estás dispuesto a terminar este proceso siendo una mejor organización donde la transparencia sea uno de los pilares".

Contener la fuga

La comunicación interna tiene que abordar la moral de los colaboradores, que en sus círculos sociales y profesionales pasan a estar bajo escrutinio cuando la empresa en la que trabajan se ve señalada en los medios.

Campal recordó que "los empleados son voceros informales de la organización" cuando todos les preguntan qué es lo que realmente está pasando dentro de la empresa. "Entonces, mantenerlos informados los ayuda a cumplir ese rol".

Pero más allá de salvar la imagen de la firma hacia el afuera, recuperar la confianza de clientes y proveedores, y proteger los negocios y contratos actuales, la tarea de la comunicación de crisis es, ante todo, la de evitar la fuga de talentos.

Montiel asegura que ante un escenario de conflicto de cualquier tipo, la gente en principio retiene su colaboración y baja la productividad. Y si el problema no se resuelve, decidirá irse para no verse involucrado en hechos que no concuerden con sus valores. "Hay que controlarlo antes de que se refuercen los rumores, las interpretaciones, y redunde en un muy mal ambiente que afecta el desempeño de la empresa", apunto el consultor.

"La decisión de un profesional de irse de una empresa por manejos indebidos de la alta dirección es algo que hemos escuchado en más de una oportunidad. Hoy en día, los mandos medios principalmente, valoran mucho el entorno en el cual desarrollan su carrera", detalló Daniel Urman, director de Numan, consultora de reclutamiento de ejecutivos para áreas de ingeniería, supply chain y ventas industriales. 

"Las renuncias frente a este tipo de hechos ocurren, y según el grado de vinculación que tengan los altos directivos y la cantidad de ejecutivos involucrados, puede derivar en mayores o menores niveles de pérdida de talento", confirmó a iProfesional.

Por su parte Bitocco, aclaró que en la consultora de headhunting las consultas de personas que buscan dejar una compañía se incrementan ante cualquier tipo de crisis y no solo las que tienen que ver con hechos de corrupción: "No sé si es mayor. Pero si ocurre cuando hay un cuestionamiento de compliance o que involucra a varios ejecutivos de manera taxativa".

Salida negociada

Entre quienes pese a los esfuerzos corporativos decidan abandonar la compañía, habrá quienes tengan mayor facilidad para reinsertarse en el mercado y otros a quienes les cueste más despegarse del estigma.

Cuanto más cercana la persona es al área y a la cúpula directiva que tomó las decisiones cuestionadas, mayor dificultad tendrá para aislarse de la mala reputación de la empresa que deja.

Sin embargo, las fuentes consultadas por iProfesional coincidieron en que incluso aquellos con cierta jerarquía y cargos de responsabilidad, no quedan "manchados" para toda la vida por este tipo de hechos, cuando toman conocimiento público. "No es habitual que un ejecutivo que forma parte de una compañía cuyo CEO es acusado de corrupción sufra consecuencias directas en su empleabilidad", aclaró Leandro di Nardo, también socio director de Numan.

Bitocco reconoció que "a la vista del mercado el equipo entero puede quedar expuesto también", dijo a iProfesional, pero aclaró que no se descarta por ello a ningún postulante. "Si es una persona que tiene una trayectoria más extensa, lo vas a evaluar, lo ponés bajo una lupa un poco más intensa, se piden más referencias, sobre todo si tuvo experiencias con líderes que estén fuera del país", relató.

"Cuando hay un error ético, lo que no hay que hacer nunca es quedarse simplemente con lo que se leyó en los medios o con la versión que relata el candidato", sentenció la gerenta general de Hidalgo y Asociados.

En la misma línea, di Nardo manifestó que en todos los casos en los que el marco de salida de un ejecutivo de una empresa no esté del todo claro, y más aún si el propio contexto que rodea a esa firma "presenta ciertos grises", la mira será mucho más ajustada.

"La instancia de toma de referencias se hace en forma más exhaustiva, acudiendo a un mayor número de fuentes, para corroborar posibles versiones contrapuestas", afirmó.

Más allá de la vara más alta que deberán sortear quienes tengan en su CV esta "mancha", también es cierto que el episodio puede terminar resultándoles un "trampolín" hacia algo mejor.

"La no vinculación de un ejecutivo en este tipo de acontecimientos podría incluso jugar a favor de su empleabilidad futura, ya que el hecho de que se haga pública una situación de corrupción como las descriptas en estos últimos días, hace que los headhunters y las empresas del rubro pongan especial foco en captar talento en esa compañía, al entender la situación endeble en la que pudieran encontrarse los profesionales que allí trabajan", dijo di Nardo a este medio.

Para estos casos en los que se pueda comprobar que el profesional no participó de aquellos movimientos cuestionados por la Justicia o por el mercado, los expertos aseguran que la crisis puede transformarse en oportunidad.

Lo importante, según destacó Bitocco, es que en el relato de lo ocurrido no se busque omitir aquello que fue de público conocimiento ni se violen pactos de confidencialidad con su antigua empresa.

"No hace falta dar demasiados detalles. Pero si es más valorado que el candidato lo exponga en primera persona, a que uno se termine enterando por los medios o por terceros una versión diferente a la que él compartió", sentenció.

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