Startups tecnológicas españolas ven con buenos ojos las medidas para desburocratizar el sector
"Una buena startup siempre va ligera", definió Juan José Gí¼emes, presidente del Entrepreneurship & Innovation Center de IE Business School.
"Es una empresa que está en fase de descubrir su modelo de negocios, que está pivotando constantemente, y que por eso, debe ser capaz de abandonar la trayectoria que viene siguiendo para tomar otra", continuó muy relajado el día de recibió a iProfesional en írea 31, el laboratorio y aceleradora de emprendimientos que la mencionada escuela de negocios tiene en Madrid, España.
El escenario donde se desarrolla la charla simula ser una especie de granero en medio del campo. "Es un espacio libre de adornos y protocolos, donde cualquiera puede acercarse a cualquiera, como entendemos que debería ser una startup", prosiguió el profesor en el mismo momento en que ingresaba a ese espacio una enorme caja llena de botellas de cerveza Heineken.
Sucede que son las cinco de la tarde de un jueves, y como todas las semanas en írea 31 se desarrolla el Venture Network. Se trata de un evento que Gí¼emes "importó" de una prestigiosa universidad de Boston -allí se hace más temprano y lo auspicia una marca de cafeterías- por el cual todas las personas tanto de la comunidad de IE como del ecosistema emprendedor madrileño pueden acercarse los jueves a compartir una cerveza, escuchar tres pitches de firmas que buscan ser invertidas, y conversar.
"Cuando comencé, me decían que no había en España suficientes startups ni suficientes inversores para que fuera un evento semanal. Llevamos siete años haciéndolo y expusieron ya más de 700 compañías", recordó el chairman del área de emprendedurismo e innovación de la escuela española.
Relató muy orgulloso que de las aulas de IE han salido numerosas empresas e incluso algunos "unicornios" (firmas valuadas en más de u$s1000 millones) y mencionó, por ejemplo, al portal Spotahome, la fintech Wallapop, y la red social de aprendizaje de idiomas, Busuu.
¿Cuál es el secreto para formar a los creadores de futuros unicornios? "La visión de Diego del Alcázar y Silvela al fundar esta escuela de negocios era la de dar las herramientas de gestión no solo a las personas que trabajaban en organizaciones ya existentes, sino a los que fundaran empresas propias. Y esa tradición es la que hemos conservado: sin importar qué carrera estudien los alumnos, de grado o de posgrado, en algún tramo de la misma los estudiantes tienen que ponerse en los zapatos del emprendedor y experimentar el camino de lanzar un proyecto desde el punto de vista teórico práctico".
Luego de ese ejercicio por el cual pasan todos los alumnos, algunos pueden elegir como optativa ingresar al startup lab de IE, una fase más intensa en la cual ya deben construir un prototipo y contrastarlo en el mercado.
Entre quienes finalizan esa etapa con un Producto Mínimo Viable, algunos son elegidos para quedarse unos meses más siendo "acelerados" en írea 31, madurando su idea. Gí¼emes relató que hay dos criterios con los que se seleccionan esos proyectos: tienen que tener algo para enseñar a la comunidad, y a la vez se pone en la balanza de qué manera IE puede sumarle valor al emprendimiento.
"Como todo en la vida, debe ser un win-win. Pueden o no apalancarse en tecnología, pero todos los elegidos cuentan con modelos de negocio escalables, posibles de ser invertidos por el tipo de inversores que vienen aquí, que son business angels y capital de riesgo", aclaró Gí¼emes.
Entre ellos estuvo por ejemplo Spotahome, que sigue el mismo concepto de Airbnb pero para estadías más prolongadas. "Fue un alumno de la escuela de leyes, no de negocios, el que identificó que había un cambio de regulación en puerta y vio la oportunidad, sorteando una dificultad normativa pero a la vez dando una respuesta a las quejas de los usuarios de Airbnb por la duración de las estadías", relató.
Otro de los proyectos que se trabajaron en írea 31 este año fue la idea de un alumno de MBA que era diabético, y que creó un cabezal para dispositivos de administración de insulina que permite medir la dosis adecuada y completa. Incluso las personas que cuidan de niños o ancianos diabéticos pueden saber si se administró la medicina en la forma adecuada desde una aplicación en su celular. Todo por un costo de 30 euros.
Cambios en puertaA diferencia de lo que ocurre en la Argentina, donde los emprendedores de cierta escala deben buscar financiamiento en el exterior, en España hay todavía varios fondos de capital de riesgo y Venture que se encargan de fomentar la innovación en ese ecosistema de negocios.
Así es que muchas de las compañías nacidas en la península ibérica pueden darse el lujo de pensar en grande y animarse a "cruzar el charco" para expandirse en Latinoamérica.
Según el IV Informe de Internacionalización de startups realizado por IE Business School, Lufthansa y Casamerica, la mitad de las startups tecnológicas españolas contarán con oficinas en México, Colombia, EEUU, Chile, Argentina o Portugal en los próximos 18 meses.
Más aún, el 80% de las empresas que participaron en el informe ya tiene presencia en Latinoamérica. Y un 46% mencionó planes para Argentina en el período analizado.
"El Venture capital es la principal forma de financiamiento de emprendimientos tanto en España como en todo el mundo. Todos echamos de menos que haya más inversores con bolsillos profundos, capaces de invertir u$s40 millones en el próximo Spotify. Pero no los hay ni en Argentina, ni en España, ni en la mayoría de los países europeos, salvo dos o tres plazas como Londres y en menor medida Berlín y París", explicó Gí¼emes a iProfesional.
No obstante, el titular del Centro de Emprendedurismo e Innovación sigue siendo optimista: "Espero que las medidas de repartición de capitales del Gobierno de (Mauricio) Macri ayuden a crear una sólida industria de Venture capital, pero está por verse. Las cosas no pasan de la noche a la mañana".
En España, recordó Gí¼emes, "afortunadamente el gobierno hace muchos años fortaleció un instrumento que ya existía que se llama ENISA, Empresa Nacional de Innovación, que da a los emprendedores un préstamo participativo sin colateral ni garantías, a un tipo de interés bajo, siempre que el inversor haya puesto su libra de carne en una startup".
El límite de lo que reciben esos empresarios en España es de 70.000 euros, y como estima el profesor, "la mayoría de los modelos de negocio deberían poder probarse con esas cantidades de dinero y lograr algo de tracción en el mercado".