El "lado B" de los viajes de negocios: el 63% los considera una carga para su vida personal
Los profesionales de distintos rubros sueñan con una carrera internacional que les permita conocer destinos interesantes a costa de la billetera de la empresa en la que se desempeñan o del cliente que se lo requieren.
La posibilidad de explorar países desarrollados o culturas exóticas como parte de las responsabilidades laborales, viajando en primera clase y despertando en hoteles con todos los gastos pagos, puede sonar para muchos como un sueño hecho realidad.
Pero los que llevan por un tiempo considerable este estilo de vida, conocen el "lado B" de estar siempre con la valija lista.
De acuerdo a un informe elaborado por Randstad, el 84% de los trabajadores argentinos considera que los viajes son un valor agregado a su trabajo.
Más aún, el 56% refiere que le gustaría que su empleo incluya experiencias en el exterior, aunque sólo un 24% tiene estas responsabilidades como parte de su puesto actual.
"El viaje internacional es más tentador porque permite ver otras prácticas", dijo al respecto Gustavo Pina, director de la unidad Professionals de la mencionada consultora en la Argentina.
Listó como ventajas profesionales de este tipo de carrera la chance de interactuar con colegas de otros países, con diferentes prácticas o formaciones a nivel internacional, el desarrollo de clientes, ver cómo trabajan departamentos que están más avanzados, o por el contrario, explicar a los que se encuentran más atrás en la evolución cómo se pueden hacer las cosas.
Pese a estos beneficios, el 63% de los consultados por Randstad también sostiene que viajar por trabajo es una carga para su vida personal.
¿Cómo se explica esta paradoja de una carrera internacional pueda ser un aspiracional y un peso a la vez? Es donde entra a jugar el factor clave de la ambición y hasta dónde los empleados le dan prioridad.
"Es siempre un esfuerzo, por más que haya gente que lo disfruta", admitió el directivo de Randstad, y aclaró que "quien viaja no puede tener una cotidianeidad, un día fijo de fútbol con amigos, una rutina de gimnasio, se pierde celebraciones y cumpleaños, etc."
El estar lejos de los seres queridos, no participar de momentos importantes de su historia o vivirlos desde lejos, la idea de no tener un arraigo fuerte en el lugar de trabajo o en el equipo, son algunos de las dificultades emocionales que acusan quienes manejan esta agenda itinerante.
Pero allí no acaban los contratiempos, sino que también pueden experimentar determinados problemas en su salud y bienestar.
La situación es similar para los viajeros frecuentes de cualquier parte del mundo, pero hay un ingrediente agregado: "Por dónde está ubicada la Argentina, el traslado requiere generalmente muchas horas de vuelo, no como en otros países donde si salís temprano a la mañana podés reunirte y volver a tu casa", remarcó Pina.
Casos de éxito
Las ventajas de esta modalidad de trabajo son varias, y exceden las ganas de explorar el mundo. Permite romper con la rutina laboral, ampliar los horizontes de la carrera profesional, desarrollar redes de contacto y conocer nuevas culturas.
Susana Von Der Heide, directora de la consultora de selección ejecutiva que lleva su apellido, atraviesa desde hace años la experiencia de adecuar su agenda de trabajo con su equipo porteño y también la dinámica familiar, para expandir su compañía más allá de las fronteras nacionales.
Ese trajín valió sus frutos: "En lo profesional me facilitó el entendimiento de las problemáticas de negocios regionales y aceleró mi capacidad de respuesta, porque entiendo los modelos culturales propios de cada país. Y en lo personal derribé algunos prejuicios que nos llegan de manera multidireccional entre argentinos, mexicanos y chilenos. Aprendí a ver que esas diferencias, mostradas por estereotipos, estaban más a favor que en contra para hacer negocios juntos, y que aceptarnos y respetarnos es un factor clave".
Para Pina el éxito o fracaso de una carrera con fuerte carga de viajes depende de la persona. Si se trata de alguien que odia la rutina y el trabajo de oficina, que quiere que cada día sea distinto del anterior y no le molesta no poder planificar su agenda, se adaptará fácilmente a la tarea. A ellos "no les importa hacer este esfuerzo, de levantarse muy temprano o no ir a sus casas durante una semana; lo que disfrutan es estar viajando", afirmó.
También están quienes tienen un perfil tan alineado con los objetivos que debe conseguir que, si bien no disfrutan el esfuerzo, saben que tendrá la recompensa que buscan. "Imaginate un comercial que puede tocar clientes desde aquí pero si viaja al exterior consigue el doble de ventas. Es un momento para crecer profesionalmente, tener una mejor evaluación de desempeño y además obtiene quizás mejores resultados", ejemplificó Pina.
Otros los "casos de éxito" de viajeros de negocios son, sin ir más lejos, los jefes o dueños de compañías cuya empresa logra la buscada internacionalización. Von Der Heide, por ejemplo, comenzó a viajar -mensual o bimestralmente- por este motivo en 2006 y lleva abiertas ya tres filiales de su consultora en Chile, México y Brasil.
Podría pensarse que en estos casos en los que el viajante cuenta con un mayor poder de decisión sobre su agenda y está motivado por el desarrollo de su compañía, la presión o los contratiempos se reducen.
Pero esto no es tan así, como contó la titular de la consultora a iProfesional: "Hay viajes programados para hacer un seguimiento de los temas comerciales de la compañía. Pero también muchos que son perentorios y sorpresivos, en base a las circunstancias u oportunidades que surgen en otro país y hay que preparar el equipaje tan pronto como surge la necesidad".
En resumen, ningún viajero laboral escapa al "lado B" de la carrera internacional. Y si bien cada uno de ellos deberá encontrar un camino personal para lidiar con el impacto en la dinámica familiar y laboral, todos deberán tener en cuenta las potenciales consecuencias en su salud.
Bienestar
Esta "no rutina" de vida nómade requiere adaptaciones. Una fundamental es la visita al médico antes de emprender el viaje, para recibir las vacunas y consejos de previsión necesarios de acuerdo a su destino.
"No es lo mismo un administrativo que recorre distintas oficinas por el mundo que quien por su actividad se expone a actividades de riesgo o selva, por ejemplo en empresas petroleras, de gas o de construcción", aclaró el Dr. Pablo Elmassian, médico infectólogo y especialista en Medicina del Viajero de Stamboulian Servicios de Salud.
Este experto recordó que el control incluye también la visita al odontólogo, "para evitar que surjan cosas sencillas que causan gran dolor de cabeza durante el viaje".
"Si el paciente toma medicamentos, debe llevarlos en el bolso de mano (no despacharlos, por si se extravía el equipaje), manteniéndolos en sus envases originales y no en pastilleros para evitar contratiempos en los controles de seguridad. Llevar la cantidad que necesite, considerando algún extra por si se prolonga el viaje", apuntó Carlos Manrique, Director Médico Bombicino Diagnosticos.
Para los pacientes crónicos además, es necesario diseñar un plan para continuar los tratamientos. "En estos casos se hace una nota sobre cómo está el paciente en tratamiento, y qué es lo indicado por el médico, para que puedan llevar el medicamento en el bolso de mano", continuó Elmassian.
¿Qué otros riesgos pueden enfrentar los viajeros frecuentes?
-Enfermedades en destinos tropicales, muchas de las cuales se transmiten por mosquito. "Ahora se habla de dengue, zika y chikunguya pero también está la fiebre amarilla, que se puede prevenir por vacuna, la malaria y paludismo", aclaró el especialista de Stamboulian.
-Epidemias puntuales como la gripe, meningitis, etc. son más difíciles de prevenir.
-Cambios de hábitos alimentarios. Muchas personas comen mal cuando asisten a conferencias o se quedan en hoteles, más aún donde se dificulta mantener comidas balanceadas o sanas. Para evitar esto, el Dr. Manrique recomienda realizar las cuatro comidas diarias en intervalos regulares, que contribuyen a mantener constantes los niveles de energía; tomarse tiempo para no comer deprisa (lo que puede provocar problemas digestivos); mantenerse hidratado y moderar el consumo de bebidas con cafeína que alteran el ciclo de sueño.
-Deben tener especial precaución en destinos donde no hay acceso a agua y alimentos seguros, como India, Sudeste Asiático e interior de Sudamérica. Ingerir sólo líquidos embotellados o envasados y cuidar también el hielo. "Incluso la higiene bucal debería ser con agua de botella cerrada", aclaró Elmassian. Evitar alimentos crudos y comer en lugares que brinden más de seguridad en cuanto a la higiene, como un hotel o restaurante.
-Hay un índice de un máximo tolerable de exposición a la radiación el cual deben cuidar los viajeros frecuentes, un riesgo por altura y mayor exposición a radiación, que puede tener un impacto a largo plazo.
Los traslados son un capítulo aparte para el viajero de negocios, y no se agota en la acumulación de "jet lag".
Así se realicen viajes largos en avión, tren o barco, los sujetos se encuentran expuestos a períodos de inmovilidad, que deben contrarrestar realizando periódicamente ejercicios con movimiento de pies, manos, tobillos y muñecas, recomendaron desde Bombicino Diagnósticos.
De la misma forma, el cambio rápido de lugar y de zona horaria provoca un trastorno en el ritmo diario de una persona. No sólo se alteran los ciclos del sueño y vigilia, sino también el desarrollo de numerosas funciones físicas, supeditadas a períodos de 24 horas.
Algunos consejos básicos para evitar este impacto que brinda Manrique son cambiar la hora del reloj al embarcar al horario de destino, "con el fin de ir asimilando mentalmente" la nueva situación, y al llegar acomodar las comidas al ritmo del lugar, no acostarse hasta que se ponga el sol, evitar realizar esfuerzos durante los dos primeros días y también la ingestión de somníferos y de melatonina.
Desensillar
El directivo de Randstad Professionals explicó que no hay un punto particular de saturación en el que los empleados suelan dejar de sentirse satisfechos con una carrera internacional, pero si es posible reconocer algunos factores que se reiteran en estos casos.
"Si está haciendo un esfuerzo muy grande e igual las oportunidades internas no están apostando por esa persona, ve que su trabajo no rinde frutos y deja de querer viajar pero por estar desilusionada con la situación", apuntó.
Susana Von Der Heide aportó otra pista: "Es una carga cuando el viaje no tiene un motivo que lo justifique totalmente. Es dramática la diferencia de percepción del tiempo en el exterior. En mi caso, percibo cada hora que no es productiva, mientras que en mi país, puedo darme el lujo de distraerme o dispersarme sin que eso me pese".
Cuando esta modalidad itinerante de trabajo termina convirtiéndose en una pesadilla, no es sencillo encontrar una salida que no implique un retroceso o incluso un cambio de empresa.
Pedir un cambio de tareas o funciones no siempre es una opción; viajar puede ser tarea inherente del puesto que mantiene el candidato.
Fue lo que le sucedió a Germán Casado de Achaval, socio y executive recruiter de HR Partners, quien antes de crear su consultora trabajó durante ocho años en una multinacional dedicada a selección de personal. Pasó de dirigir una sucursal a ser responsable regional de Capital Federal, y luego director de operaciones para cuatro regiones de la Argentina.
Esto implicó estar fuera de su casa cuatro días por semana, y volver en el momento en el que los sindicatos vinculados con aeropuertos o el negocio aeronáutico le permitían volar.
Cuando planteó la posibilidad de no viajar más, sugirió ocupar una posición similar que la compañía ya tenía en otros mercados y no estaba en la Argentina. "En ese momento no se pudo crear la posición. Me ofrecieron algo para quedarme que no me cerró y le tuve que decir a mi jefe que me parecía que mi ciclo en la compañía había terminado. Me pidió que me quede hasta fin de año y lo hice, por eso la empresa me acompañó en mi salida también. La salida fue parte de la buena relación de tantos años", dijo a iProfesional.
La clave en el caso de Casado de Achaval fue iniciar el proceso con una decisión clara de a dónde quería llevar su carrera, y que tenía que ver con independizarse laboralmente. También fue buena idea proponer una solución para continuar en la compañía.
Otra opción implica proactividad de parte de la empresa, que puede tomar cartas en el asunto incluso antes de que esta carga se vuelva demasiado pesada para los empleados de valor, y otorgar beneficios que morigeren ese peso.