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Escándalo y racismo en el edificio Dakota donde vivió John Lennon

Un residente de la exclusiva propiedad situada frente al Central Park denunció al consorcio de propietarios. Hasta rechazaron a Antonio Banderas
22/02/2011 - 10:15hs
Escándalo y racismo en el edificio Dakota donde vivió John Lennon

El asesinato de John Lennon en las puertas del Dakota inmortalizó en la memoria colectiva la imagen de este edificio neoyorquino.

Pero, este emblemático lugar también debe su fama a su aparición como locación en la película El bebé de Rosemarie de Roman Polanski.

En esa película, Mia Farrow termina siendo la víctima de una pareja de vecinos, miembros de una secta satánica, que tenían un plan para que ella concibiera un niño diabólico. En un artículo de El País Bárbara Celis relata un nuevo suceso que tiene como protagonista al Dakota. 

Paradójicamente, el edificio que sirvió de morada para John Lennon, el autor de la mítica canción Imagine que imaginaba un mundo sin fronteras y sin diferencias, se convirtió en el epicentro de un escándalo ligado al racismo.

Edificio mítico
El edificio es objeto de culto y conseguir una propiedad ahí es casi una misión imposible. Entre otros fueron rechazadas figuras emblemáticas como Cher o Antonio Banderas.

Ahora el tema toma relevancia por la denuncia que realizó el millonario Alphonse Fletcher. El inversor de Wall Street, que fue caratulado como uno de los hombres más ricos de raza negra según la revista Forbes, ya es propietario pero fue rechazado por insolvente cuando pretendió adquirir una segunda unidad y salió al ruedo entonces con una denuncia de discriminación.

Racismo en alza
Fletcher es uno de los dos únicos vecinos de raza negra y también llamó la atención sobre los comentarios despectivos que realizó el consorcio en referencia a la comunidad judía e hispana.

El director Albert Maysles, una de las figuras emblemáticas del cine documental estadounidense, trató de vender a Banderas su departamento en 2004, como explicó en The New York Times.

Estrellas vecinas
En este edificio vivieron míticas figuras como Lauren Bacall hasta Rudolf Nureyev y Leonard Bernstein. "El edificio está perdiendo toda conexión con la gente interesante. Se está alejando de la gente creativa, ya solo interesa el dinero a secas" dicen.

Sin embargo, según Fletcher, el dinero no les satisface y la raza les molesta. Este ejecutivo quiso adquirir el departamento pegado al suyo por u$s 5,7 millones. Pero, según su denuncia, el consejo de propietarios se lo impidió alegando dudas respecto a su riqueza, pese a que demostró tener al menos 80 millones de dólares.

Reclamo por perjuicios
Su denuncia busca obligar al Dakota a aceptar la compra del departamento y reclama 15 millones de dólares en daños y perjuicios. Fletcher sostiene que el edificio discrimina a personas de otras razas o religiones con varios ejemplos, entre ellos, los precedentes sufridos por la otra inquilina de raza negra, la cantante Roberta Flack, a quien no le permitieron arreglar su bañera o a quien los vecinos obligan a utilizar el ascensor de servicio cuando baja a pasear al perro, mientras que los inquilinos blancos pueden bajar con sus animales en el ascensor principal.

Historia urbana
Para entender los entretelones del escándalo que rodea a este elegante edificio de 93 departamentos que se construyó a los pies de Central Park en 1884 cuando en la zona no había absolutamente nada hay que sumergirse en el complicado mundo de las co-op.

Del condominio a las co-op
En EE.UU. los departamentos pueden ser parte de un condominio, de una co-op o de un condo-op (mixto). En el primer caso, la compra garantiza la adquisición de propiedad inmobiliaria y la libertad para hacer con ella lo que se quiera. En la co-op, en cambio (el 100% de los edificios anteriores a la II Guerra Mundial lo son), el nuevo inquilino lo que adquiere son acciones de la propiedad inmobiliaria, que es la totalidad del edificio.

Las co-op suelen ser un 20% más baratas que los condominios, pero los gastos de comunidad (equivalentes a las expensas) son bastante más altos. Al tratarse de una propiedad colectiva, el dueño de un piso en una co-op no puede venderlo o alquilarlo a su antojo: el consejo de propietarios tiene que dar el visto bueno hasta para poner una maceta en el balcón.

Casting de consorcio
Para aspirar a entrar en una co-op, ya sea en el Dakota o en sencillos y anónimos edificios del East Village, hay que someterse a un exhaustivo casting financiero, pero no solo: la co-op quiere saberlo todo del futuro inquilino, que en ocasiones se ve obligado a develar incómodos detalles de su vida privada.

Preparar el informe final de papeles que se presenta ante el consejo de propietarios lleva meses y suele tener un tamaño enciclopédico.