La historia de un lí­der que surgió de la tragedia y se hizo famoso sin buscarlo

Por su condición de lí­der será el último de los 33 en abandonar la mina. Se convertirá en la persona que más tiempo habrá permanecido en esas condiciones
MANAGEMENT - 13 de Octubre, 2010

Luis Urzúa Iribarren (foto), un topógrafo de 54 años, surgió como el lí­der natural en medio de la tragedia de la mina San José cuando, junto a sus otros 32 compañeros, fue sepultado por un derrumbe a 700 metros hace más de dos meses. Ahora le espera una fama en la que nunca pensó. Por su condición de lí­der será el último de los 33 mineros en abandonar la mina, con lo que se convertirá en el ser humano que más tiempo habrá permanecido en esas condiciones, consigna la agencia Efe. "í‰l siempre ha sido lí­der, por eso creí­amos que si no era el primero, serí­a el último", dijo a los periodistas su primo Orlando Rivera Iribarren, que al igual que los demás parientes de Urzúa habí­a evitado hasta ahora a la prensa.

"Es muy emotivo, él será el último en salir y entregará el turno al presidente (Sebastián Piñera). í‰l fue el que dirigió a los mineros dándoles valor", agregó José Astorga, otro primo.

"Estamos ansiosos de que todo termine, ojalá salgan pronto; saber que (Luis) serí­a el último fue una alegrí­a, nosotros tení­amos la ilusión de que saldrí­a al último, porque es el jefe del turno", indicó Juan Carlos, uno de los hermanos del topógrafo.

Según Efe, todos destacan que Urzúa es un lí­der nato y que siempre se ha preocupado mucho por su gente.

Llegado hace pocos meses a la mina, este jefe de turno nacido en la desértica ciudad de Vallenar, impuso disciplina en el grupo, racionó la comida, distribuyó tareas y organizó turnos.

Las autoridades y equipos de rescate reconocen que todas estas decisiones fueron vitales para la supervivencia de los 33, sobre todo en los primeros dí­as, cuando la incertidumbre era el sentimiento predominante entre los trabajadores atrapados, señala Efe.

Urzúa, que perdió a su padre cuando aún era niño y debió convertirse en cabeza de familia y encargarse de seis hermanos menores, encabezó además los intentos de los propios mineros para encontrar una salida en los primeros dí­as tras el accidente.Cuando estos intentos fracasaron, dio esperanza a sus compañeros basándose en su experiencia en situaciones parecidas, ya que antes le habí­a tocado vivir otros accidentes mineros.

En enero de 2006, estuvo en el incendio de la mina Carola, también en norte de Chile, donde tras la explosión de un camión murieron tres trabajadores, informa Efe.

En la profundidad de la mina San José, Urzúa impuso en los primeros 17 dí­as de encierro una rutina alimentaria que se repetí­a cada 48 horas: los mineros ingerí­an dos trozos de jurel en lata y media taza de leche. Un lí­der para los expertos de la NASA

También racionó los paquetes de galletas y duraznos (melocotones) en conserva que habí­a en el refugio.

El 23 de agosto, un dí­a después de que se supiera que los 33 estaban vivos, Urzúa fue quien respondió la primera llamada telefónica del ministro de Minerí­a, Laurence Golborne: "Estamos bien, esperando que usted nos rescate", le dijo.

Al dí­a siguiente respondió una llamada del presidente Sebastián Piñera: "Bajo un mar de rocas, estamos esperando que todo Chile haga fuerza para que nos puedan sacar de este infierno", le comentó al presidente. Las dotes de liderazgo de Urzúa fueron destacadas hasta por los expertos estadounidenses de la NASA que llegaron a la mina para asesorar a los encargados del rescate en técnicas de supervivencia, tal como publica Efe.

En otra ocasión, este topógrafo, también fanático del fútbol y organizador de "pichangas" (partidos informales), le dijo al psicólogo Roberto Iturra que redujera el tiempo de las entrevistas con los mineros, "porque aquí­ abajo tenemos mucho trabajo que hacer". Su madre, Nelly Iribarren, está "muy feliz" con el próximo rescate y lo observa como un nuevo nacimiento de su hijo. "Claro que ahora no seré yo, sino la Madre Tierra", comentó.

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