¿Qué pasa si me demandan, no puedo pagar y no tengo bienes?
Las demandas por demora en los pagos, ya sean deudas de AFIP o comerciales, generan preocupación en las personas. En el caso de no tener cómo pagar, las dudas se multiplican, ya que se desconoce si puede haber o no consecuencias penales.
¿Qué pasa si me demandan y no puedo pagar?
Al tener una deuda pendiente conlleva una serie de problemas. Uno de los más frecuentes cuando no hay un acuerdo entre las partes ni intención de los acreedores en esperar es la vía judicial.
En el caso de no tener dinero como tampoco bienes se puede declarar la insolvencia. Se trata de un estado patrimonial en el que un deudor no puede cumplir con sus obligaciones porque carece de medios líquidos. Es decir, los pasivos superan a los activos.
Cabe recordar que, para confirmar la inexistencia de bienes, no bastará con la manifestación del deudor. En este sentido, de acuerdo con el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, el acreedor puede pedir oficios judiciales a entidades como el Registro de la Propiedad Inmueble o la Dirección Nacional de los Registros Nacionales de la Propiedad Automotor para confirmarlo.
En este caso, la deuda judicial comenzará un proceso de prescripción en el que el deudor, cada cierto tiempo, deberá reclamar el dinero si no quiere que prescriba. Según la Ley 27.586, las deudas suelen prescribir a los diez años, aunque existen plazos más cortos según el tipo de deuda. Si el acreedor no toma acciones para renovar la ejecución en ese tiempo, la deuda prescribe.
Durante ese tiempo, el deudor tendrá un pésimo historial crediticio en informes como el Veraz, lo que dañará seriamente sus finanzas personales. Dentro de las consecuencias se encuentran la imposibilidad de tomar un crédito o acceder a ciertos productos financieros.
Además, en el caso de que la persona goce de una mejora patrimonial, podría verse afectada. Por ejemplo, si hereda le pueden embargar los bienes o si consigue un empleo, la retendrán parte de su salario.
Sin embargo, en nuestro país hay ciertos bienes y tipos de ingresos que son inembargables, como la vivienda única familiar en algunos casos (siempre que esté declarada como bien de familia), salarios mínimos vitales y móviles, pensiones y jubilaciones en ciertos porcentajes, y beneficios de seguridad social. Esto significa que, aunque el demandado tenga ciertos ingresos o bienes, no siempre pueden ser utilizados para pagar la deuda, lo que limita las posibilidades del acreedor.
¿Cómo puedo mantener las finanzas personales en orden?
Para evitar incurrir en este tipo de situación, la clave está en tener las finanzas personales en orden. Una de las claves es gastar menos de lo que se gana. Este principio básico asegura una estabilidad financiera al gastar solo en lo esencial y evitar deudas innecesarias.
Llevar un registro de ingresos y gastos ayuda a identificar áreas de ahorro y a diferenciar entre necesidades (como vivienda y alimentación) y deseos (como bienes de lujo). Con este enfoque, se construye un fondo de emergencia y se reducen riesgos de endeudamiento.
Otra cuestión a tener en cuenta es tener un presupuesto. Este asigna montos específicos para gastos como vivienda, transporte y alimentación, lo que ayuda a visualizar y controlar las finanzas.
Identificar ingresos netos y clasificar los gastos, evita en gran medida la situación anteriormente descrita, en la que los gastos superan a los ingresos. Esto permitirá tener ahorros y posteriormente poder invertirlos para que crezcan y enfrenten la inflación.
Los ahorros sin invertir pierden valor, incluso si están en monedas extranjeras como el dólar. Actualmente hay muchas opciones como la bolsa o el mercado inmobiliario, los cuales permiten un crecimiento mayor del capital y contribuyen a la independencia financiera a largo plazo.
En paralelo, se debe evitar la "deuda mala". Estas no generan beneficios y dificultan la estabilidad financiera, como las tarjetas de crédito usadas para compras impulsivas. Si no se pagan a tiempo, acumulan intereses altos que crean una "bola de nieve" difícil de controlar. A diferencia de la "deuda buena" como las de educación o vivienda, esta no aporta valor al patrimonio.
Por último, para mejorar la situación financiera, no solo es importante reducir gastos y evitar deudas, sino también incrementar los ingresos. Esto puede lograrse buscando un mejor empleo, emprender un negocio o adquirir habilidades que permitan obtener un ingreso mensual más alto.