¿Cuál es el impacto del teletrabajo en la economía?
En agosto de 2020, dentro de la interminable cuarentena impuesta por el gobierno como medida de control frente a la pandemia del Covid 19 se promulgaba la ley de Teletrabajo 27.555. La misma nacía tarde: desde marzo del mismo año la imposibilidad de concurrir a prestar tareas acosaba de forma terminal a las empresas y colocaba en riesgo miles de puestos de trabajo.
Dentro de ese contexto surgió la idea de que la modalidad de trabajo no presencial constituiría la regla, siendo la presencialidad la excepción, más allá de la extensión de la pandemia. Esta premisa no se enarbolaba solo a nivel nacional, sino que constituía una idea global. Surgían voces que sostenían que el mundo económico había cambiado de forma insoslayable y que el empleo no presencial traería reducción de costos y por lo tanto crecimiento. Claramente nada de ello ocurrió de forma tajante.
En ningún momento fue estudiado el costo real empresario a la hora de reformular el modo de trabajo, es decir de "armar" una oficina por cada empleado
Analicemos lo siguiente: el empleador debe de proveer el equipamiento, hardware, software, herramientas de trabajo y el soporte necesario para el desempeño de las tareas. Desde ya asumir los costos de instalación, mantenimiento y reparación de las herramientas o compensar al trabajador por el uso de herramientas propias. Claramente no se puede pretender que el empleado corra con los gastos descriptos. Lamentablemente jamás se consideró como afrontaría la empresa empleadora el costo logístico de solucionar y solventar las cuestiones enumeradas.
Claramente lo expuesto aquí no es una postura contraria al teletrabajo ya que cada empresa debe conocer cual es la mejor forma de organizar sus tareas. Inclusive el trabajo a distancia, en modalidad hibrida, es ofrecido hoy como un atractivo en la búsqueda de talento, pero no se traduce en una mejora insoslayable dentro del total de las organizaciones, dependerá de la cultura empresaria y las pretensiones de sus recursos humanos el éxito o el fracaso.
Por otra parte, pareciera que ningún "gurú" fue capaz de observar el efecto inmediato en la economía de desmovilizar no cientos, sino millones de ciudadanos laboralmente activos de las calles.
El impacto del teletrabajo en la economía
Se repetía hasta el cansancio la frase de "la nueva normalidad", pero claramente no era normal vivir aislados, con carencia de interacción. Cada oficina, fábrica, comercio, etc., forma un ecosistema económico. Concurrir a trabajar "mueve" la económica, amplía la necesidad de servicios externos, asesoría profesional de terceros, reuniones, almuerzos, adquirir vestimenta, alimentos, celebrar eventos, etc. Miles de comercios fueron arrasados al ver que sus clientes simplemente ya no existían. El impacto sobre el mercado inmobiliario tampoco pasó desapercibido, la baja de precios aun hoy en día golpea a los propietarios.
Esto afecta directamente al empleo y el consumo, ambos formadores del núcleo virtuoso de la economía. Inclusive golpea a las voraces arcas del estado, quien recauda menos ante la baja de consumo.
Según estudios de Addeco y Santander, el teletrabajo dificultó la conformación de equipos de trabajo, cuestión no menor en el mercado laboral económico actual, donde varias metas, objetivos y resultados se califican en lo global, más allá de lo individual.
En resumen, al omitir analizar los aspectos económicos que inciden sobre la actividad empresarial global, será difícil migrar a un sistema laboral 100% remoto, más allá de aquellas actividades tecnológicas descentralizadas. Será necesario conciliar un nuevo acuerdo legislativo laboral e impositivo empresarial que permita modernizar las relaciones económicas.