Inteligencia artificial: ¿quienés son los jugadores? ¿es necesario un nuevo marco legal?
Los nuevos desarrollos en inteligencia artificial (IA), se perfilan como un atractivo económico de alto rendimiento, pero necesitado de altas dosis de inversión.
En los últimos días se ha reavivado el interés (y la polémica), de la mano del ChatGPT, desarrollado por la empresa OpenIA. Este chat responde preguntas complejas y hasta admite "errores" emulando actitudes dignas de un ser humano. El desarrollo es apoyado por Microsoft, quien ha invertido una cifra cercana a los u$s10.000 millones.
Por su parte, Google, competidor directo en el mercado, quien se ve amenazado por el avance de esta tecnología, ha comenzado a desarrollar Bard para no quedar atrás en la carrera. Dos gigantes del se encuentran apostando fuertemente en el mercado.
Así como ChatGPT ha sido disruptivo, DALL E 2, hace lo suyo en el ámbito de las imágenes: una IA capaz de crear cualquier figura que le sea cargada.
El mercado de los tokens, el cual parece instalarse en varios ámbitos comerciales (tokenización de acciones, transacciones inmobiliarias, etc), se encuentra también al alza en aquellos desarrollos vinculados a IA: un negocio valuado en u$s4.000 millones.
Combinando blockchain, IA, descentralización y privacidad se obtiene un resultado mas que atractivo para los inversores del rubro. Fetch.ai, SingularityNET, The Graph son algunos de estos criptoactivos que se han visto beneficiados con los avances tecnológicos.
El rápido avance de la inteligencia artificial
Sam Altman, fundador junto a Elon Musk de Open IA, entiende que o bien se "esclaviza a la IA o ella nos esclavizará a nosotros", haciendo alusión a la velocidad con la que esta tecnología, una vez desarrollada podrá "competir" contra las aptitudes humanas. Corremos el riesgo de volvernos lentos. Las metas de Altman no se limitan al avance de la IA: espera aplicar tecnología a fin de controlar la fusión nuclear y la edición genética: esto es eliminar genes que provoquen enfermedades.
La cuestión del empleo no se ha salvado tampoco del debate. Así como la producción en masa y la posterior robotización han modificado la cantidad de puestos de trabajo que requería una actividad, la IA amenaza con eliminar directamente actividades por completo. Comienza a hablarse de comercios "inteligentes", sin empleados. Una evolución del autoservicio.
El desafío del presente radica en impacto tecnológico sobre la dignidad humana, el empleo, el perfilamiento y el procesamiento de datos. Si bien falta mucho camino para recorrer para que la IA pueda comportarse al 100% como un ser humano, es necesario fijar los limites y regulaciones que marcaran el camino en la materia. Mientras eso ocurre, parece ser que la normativa actual ya ha quedado vetusta. El derecho no puede ignorar la economía y la costumbre, como fuente del mismo deberá de ser jerarquizada en la pirámide.