¿Qué es el ‘contagio reputacional’ y cómo evitar que tu empresa lo padezca?
El mundo de los negocios está cada vez más globalizado e interconectado. Hoy, las organizaciones públicas y privadas están sujetas a diversos riesgos que no sólo afectan sus ingresos económicos y aspectos legales, sino también su reputación. Un ejemplo de lo anterior es el contagio reputacional; es decir, la posible afectación que puede sufrir una empresa al estar relacionada –en muchos casos de manera inconsciente– con otras compañías o actores involucrados en polémicas.
El caso de Odebrecht es, sin lugar a duda, el ejemplo más claro de "contagio reputacional" en América Latina. La multinacional brasileña, además de crear una cadena de sobornos que se extendió por toda la región, se convirtió en uno de los mayores escándalos de corrupción al pagar cerca de 788 millones de dólares en comisiones ilegales, acabando con la reputación de gobiernos, empresarios, ministros y altos funcionarios de América Latina.
Hay que tener presente que las políticas de anticorrupción y los programas de integridad también tienen un trasfondo social. Por esta razón, es necesario poner en marcha un programa de integridad dentro de las empresas que fomente el desarrollo y la implementación de buenas prácticas, disminuyendo así el número de actos delictivos que se presentan en las compañías.
Implementar estas prácticas permite crear una estrategia de protección de la imagen y la reputación de la empresa. Para esto es necesario establecer las reglas de comportamiento interno de la compañía, que el personal desempeñe sus labores dentro los marcos legales, reducir los riesgos operacionales que pueden causar daños a las personas y a otras firmas. Aunque parezcan simples, estas acciones son contundentes para crear un programa de integridad corporativo eficiente.
"Estoy convencido de que implementar este tipo de programas generará grandes impactos que pueden, incluso, aumentar la productividad de la compañía, potenciar los costos de producción, reducir el impacto ambiental de la organización, mejorar los procesos productivos y elevar la seguridad en el trabajo, entre otros beneficios", afirma Juan Cruz Amirante, Director Ejecutivo Asociado de la Práctica de Investigaciones y Disputas de Kroll.
Es clave que las empresas tengan presente que la percepción que los consumidores poseen de una marca nace, por lo general, de su entorno interno. Las compañías que quieran mantener y aumentar su productividad, deben contar con una buena reputación, y para expandirse e internacionalizarse, deben fortalecer sus programas de integridad y las políticas empresariales que previenen los contagios reputacionales.