Apertura de la actividad: la importancia de la implementación de protocolos de seguridad e higiene
Mientras nos acercamos a la finalización de una nueva extensión del aislamiento social preventivo y obligatorio dispuesto por el gobierno nacional, mucho escuchamos acerca del impacto económico que esta medida ha tenido en la economía formal e informal y la necesidad de la reanudación de la actividad productiva.
Sin embargo, nada escuchamos respecto de qué protocolos implementar junto con la vuelta a la actividad.
Nadie resulta ajeno a que esta pandemia ha marcado un antes y un después en nuestra cotidianeidad y ha modificado significativamente las actividades que solíamos realizar.
De esta manera, asistir a clases no es lo mismo, realizar las compras en el supermercado no es igual a como acostumbrábamos, las reuniones laborales actualmente no se desarrollan de la misma manera, la forma de realizar trámites bancarios sólo por dar algunos ejemplos.
Lo cierto es que gran cantidad de nuestras actividades no volverán a ser iguales. De aquí en adelante, sin duda alguna, la forma de viajar, ir a un gimnasio, ver una película en un cine, concurrir al teatro o asistir a eventos de concurrencia masiva como congresos, jornadas, festivales o recitales, se van a ver modificados.
Todos estos cambios se verán reflejados no solo en nuestra vida social sino también en el dictado de clases, las reuniones presenciales, el ejercicio de profesiones liberales, el desarrollo de la actividad productiva y la actividad comercial, todo ello dará lugar a una "nueva normalidad".
Entre los múltiples desafíos que esta pandemia y su apertura plantean tanto al estado como a empresarios y trabajadores está el desarrollo de actividades económicas en un marco de seguridad para todos los involucrados.
Para lograrlo, es necesario el aporte de cada uno de estos tres actores. No se trata de eslabones aislados sino todo lo contrario, ya que la falta o la falla de medias preventivas repercutirá invariablemente en todos ellos y sobre terceros en el contexto sanitario actual.
Consideramos necesario actuar en forma preventiva y más allá de lo que el poder ejecutivo o el ministerio de salud dispongan, en el marco de las facultades de dirección de la empresa que asisten al empresario, trabajar en la implementación de protocolos de higiene y seguridad a nivel empresa, no importa su escala, con el objeto de resguardar al personal y a terceros de la propagación del virus.
Por supuesto que no pueden establecerse reglas generales ya que por la naturaleza especifica de cada actividad estas podrían no resultar adecuadas o difícil implementación. Sin embargo, hay cuestiones que deben tenerse en consideración al momento de confeccionar los protocolos.
Las recomendaciones de la OMS constituyen normas básicas de protección que no pueden ser pasadas por alto, la higiene de manos constante, medidas de higiene respiratoria, el distanciamiento social de un metro, el evitar contacto de nuestras manos con ojos, nariz y boca se han repetido hasta el hartazgo, no obstante reforzar e impulsar su cumplimiento a nivel institucional es recomendable.
Un protocolo de higiene y seguridad debe contemplar no sólamente los puntos mencionados anteriormente, sino que también -en la medida que resulte aplicable- el trabajo a distancia, información sobre síntomas, la implementación de turnos de trabajo para disminuir la concentración de personas, el acceso de público las instalaciones, la utilización de tapabocas, pautas de limpieza de áreas comunes, la provisión de elementos de seguridad, etc.
Asimismo, consideramos que no se trata de documentos que deban permanecer inalterables, sino que deben actualizarse en forma constante en función de las nuevas resoluciones y recomendaciones de los organismos sanitarios y de las decisiones administrativas que rigen nuestra vida y en tal entendimiento deben ser comunicadas a los trabajadores que se vean alcanzados por aquellas.
Los protocolos deberán contener previsiones respecto de situaciones tales como los viajes del personal al exterior. Si bien esta actividad hoy se encuentra restringida, dicha restricción no será permanente, por lo que sería de buena práctica incorporar normas o recomendaciones para quienes viajen en un futuro o quienes tuvieran contacto con personas que hubieran viajado a las que sean consideradas zonas de riesgo.
Casi cincuenta días atrás se produjo una abrupta interrupción en la actividad económica a nivel nacional, lo que llevó prácticamente a la paralización de un sin número de empresas que no pudieron continuar prestando servicios con normalidad ante un hecho sin precedentes y puso al borde del cierre a tantas otras.
Al día de hoy, son contadas las actividades se están desarrollando con relativa normalidad en un contexto de extrema fragilidad económica. Resulta vital poner en marcha nuevamente el sistema productivo y tanto la información como la prevención jugarán un papel preponderante en esto. El Estado cuenta con recursos limitados frente a magnitud de la crisis que se nos presenta.
Mucho se ha dicho acerca del rol social de la empresa y de la responsabilidad empresarial, sin dudas la implementación de medidas de seguridad e higiene contribuirán a disminuir la circulación y evitar la propagación del virus, de esta forma las empresas protegerán a sus recursos más valiosos y la comunidad en la que se desempeña, sosteniendo en el tiempo su actividad productiva.