Roggio admitió pago de coimas a Ricardo Jaime y fue aceptado como arrepentido
El empresario Aldo Roggio fue finalmente aceptado este miércoles como "arrepentido" por el juez federal Claudio Bonadio en la causa por los cuadernos de las coimas.
Según trascendió, el empresario de la construcción y dueño de Metrovías admitió haberle pagado coimas a Ricardo Jaime, el exsecretario de Transporte del kirchnerismo.
El empresario admitió haberle pagado 5% de los subsidios correspondientes al Ferrocarril Urquiza al ex secretario de Transporte y también por la explotación del subte.
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La homologación de Roggio como arrepentido llega luego de varias jornadas de indagatoria. Ahora será “imputado colaborador”.
El empresario quedó imputado como partícipe necesario de presunta asociación ilícita por la que los principales directivos de empresas de primera líneas entregaban coimas millonarias, principalmente a Roberto Baratta, mano derecha del por entonces ministro de Planificación, Julio De Vido.
Jaime está detenido desde abril de 2016, cuando fue condenado como responsable por la tragedia de Once.
El sistema de los retornos fue utilizada para mantener el esquema de subsidios que daban lugar a los pagos que se exigían, con incluso la amenaza de rescisión del contrato de no cumplir.En su explicación, Roggio dio detalles sobre la situación de rehenes que esto entrañaba. Señaló que el procedimiento de subsidios estaba previsto en el contrato (cláusula 7.4.1.) como modalidad de ajuste, sea a través de: tarifa, disminución del canon o vía subsidio, a opción del Gobierno.
Según declaró, se determinó un porcentaje del 5% de los pagos recibidos, que se pagaba en dinero en efectivo, periódicamente y en la persona del Secretario de Transporte.
La exigencia se afrontó siempre con el margen de rentabilidad de la empresa, luego de pagar todos los gastos relacionados con la operación segura de los servicios. Los subsidios nunca implicaron una mejora contractual ni de ingresos.“No tuvimos oportunidad de negarnos a esta exigencia”, dijo el Ingeniero Roggio, “habiendo soportado la presión hasta el límite de nuestras posibilidades, máxime teniendo cuenta que se trata de un servicio esencial y la gran incidencia del rubro personal (70% del total) en los costos de operación del servicio.” Este esquema duró hasta el año 2011.
“Este debería ser un punto final a esa cultura hostil y adversa en las que empresas como la que conduzco, en la que trabajamos 15.000 familias, hemos tenido que desarrollar nuestras actividades” concluyó Roggio.