Pescarmona rompió el silencio: "Es una venganza de los K"
Francisco Rubén Valenti fue uno de los impulsores de la expansión de Impsa como multinacional en Asia. El ejecutivo aparece en las anotaciones de los cuadernos de Oscar Centeno, chofer del exfuncionario de Julio de Vido, Roberto Baratta y cuyo domicilio en Mendoza fue allanado por orden del juez Claudio Bonadio.
Valenti, exvicepresidente de la compañía, está en Asia, justamente, y si no se presenta a la Justicia, se pedirá su captura internacional.
Allegados a Valenti señalaron a Mdzol -pidiendo un estricto respeto por sus identidades- distintas frases defensivas: "Es el tipo más bueno y honesto que conozco"; "No puedo creer que sea cierto"; "¿Justo alguien de Impsa que fue perjudicada y perseguida por el kirchnerismo iba a pgarles coima?".
Según los cuadernos de Centeno que difundió el diario La Nación la referencia a Valenti es la siguiente:
El 23 de septiembre de 2009, cuando Roberto Baratta se encontraba con Francisco Rubén Valenti, recibía bolsos con dinero y cajas de espumante de la bodega Lagarde, relata el chofer Oscar Centeno. Los encuentros, que se repetían con frecuencia, eran en el Hotel Feir's Park, en la calle Esmeralda del barrio de Recoleta. Centeno entraba con el Toyota Corolla al estacionamiento del hotel y Baratta se bajaba en el segundo subsuelo. Ese dìa, el asesor del Ministerio Hernán Gómez acompañó en el viaje a Centeno y Baratta. "Hernán Gómez fue para ver el movimiento, para una posterior entrega", escribió el chofer. Luego, Gómez sería otro de los que tendrían trato directo con Valenti.
La empresa metalúrgica Impsa fue conducida por Enrique Pescarmona durante casi 50 años. En abril de este año, el grupo de acreedores encabezado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se quedó con el 65% de las acciones del grupo. Tras la reestructuración de la deuda y el cambio de propietarios, Valenti siguió en la empresa hasta abril de este año como uno de los tres miembros del nuevo directorio, en representación de la nueva conformación de accionistas.
La bodega Lagarde fue obtenida por la familia Pescarmona en 1969. En todos los encuentros que registró Centeno, Valenti le regalaba cajas de vino tinto o espumantes a Baratta. En 2005, Enrique Pescarmona felicitaba al entonces presidente Kirchner por "tenerla clara" en materia económica. Antes de las elecciones de 2015, Cristina Kirchner visitó Mendoza y dio su último guiño a la empresa. Los cuestionamientos por el buen vínculo entre esta empresa y el gobierno kirchnerista fueron disparados, entre otros motivos, a partir de que Impsa recibiera la concesión de obras en Venezuela, Paraguay y Brasil. "Me va bien porque el gobierno me ha ayudado en Venezuela".
En respuesta a Mdzol, Pescarmona, que no está en el país y prefiere llamar a Valenti por su segundo nombre, Rubén, tal como se lo conoce en la empresa, aseguró por mensaje de texto: "Es una venganza K porque nosotros no entramos en la joda".
De acuerdo a la crónica del sitio, el empresario estaba notoriamente ofuscado por la situación, una queja que estuvo en la misma línea que la utilizada por quienes en estricto off the récord se animaron a decir algo, en el "momento cero" del escándalo de allanamientos y detenciones y cuando nadie se animaba a atender el teléfono.
Con menos vehemencia, agregó: "Como verán, los serios en lo nuestro pagamos más que los chorros. Yo, perdiendo el 65% de una empresa de 110 años mientras casi todos los chorros andan sueltos".
En relación a Valenti, indicó: "Un hombre como Rubén, que trabajó toda su vida y vivió 18 años en Asia para encontrarle trabajo a Mendoza, está acusado de algo que no hizo, mientras los chorros siguen sueltos".
"Lo que hizo Impsa -prosiguió Pescarmona- es inédito: vivió compitiendo en el mundo como única empresa que nunca tuvo ventajas impositivas ni de otro tipo".
En este punto, graficó el aporte tecnológico para la generación de energía, que adjudicó a la gestión de Valenti: "Hicimos 50 mil Mw en donde Argentina participó con menos de 10 mil. Si consideramos la capacidad instalada de Argentina de 25 mil Mw, Impsa hizo en el mundo más de dos Argentinas", aseguró a Mdzol.
La relación de Impsa con todos los gobiernos siempre fue de "tire y afloje" y pudo mantener -solo hasta en que la última década sus ventajas competitivas fueron frenadas por el poder político- relativo éxito. Durante el kirchnerismo, Pescarmna ganó dos veces las licitaciones para las represas Kirchner y Cepernic en Santa Cruz, y lo bajaron.
Cuando Impsa entró en crisis a raíz de la falta de pago de los compromisos contraídos con gobiernos que eran socios del kirchnerismo, como los de Brasil y Venezuela, hubo un acercamiento con Cristina Kirchner ya en el poder, que el Gobierno vendió públicamente como "un salvataje a la empresa". Siempre rodearon la historia dos fantasmas: que le iban a dar un "rescate definitivo" a la firma, cosa que no sucedió, y que el kirchnerismo, quería quedarse con la empresa.