Padres morosos: el registro por inclumplimiento de la cuota alimentaria suma casi 1.000 casos por año
En muchos casos, el fin de una relación de pareja con hijos es el inicio de una pelea económica. En cinco años, la cantidad de padres que no cumple con la cuota se triplicó en la Ciudad y se duplicó en la Provincia: casi mil padres entraron en el Registro de Morosos Alimentarios en el último año en Capital y Provincia.
Los datos surgen de las áreas de Justicia porteña y bonaerense, donde el registro se puso en funcionamiento en el año 2000 y 2004, respectivamente. En la Ciudad hay 2.592 inscriptos, de los cuáles 20 son mujeres. Hasta hace cinco años había 852 personas anotadas. En la Provincia, había 1.057 deudores registrados en 2010.
Hoy son 2.491, la mayoría varones.
Para anotar a un papá o a una mamá en el registro de morosos hay que tener una orden judicial y haber comprobado que el progenitor adeuda dos cuotas consecutivas o tres alternadas. De figurar en la nómina, el deudor queda inhabilitado para muchas cosas: no puede obtener créditos, pedir tarjetas de crédito ni abrir una cuenta corriente; tampoco se les renueva u otorga licencia de conducir, indicó el diario Clarín.
De las 443 personas que fueron anotadas en la Ciudad el año pasado, sólo el 9% se puso al día con la cuota. “El registro sirve porque le frena a los deudores alimentarios diferentes trámites y accesos a licitaciones, licencias y cargos. Pero es bajo el porcentaje de deudores que revierten su condición”, reconocen desde el Ministerio de Justicia bonaerense al citado matutino.
El hombre separado debe hacerle frente a una nueva vida, donde, por mes, casi todo es doble: dos alquileres, dos expensas, dos facturas de gas, dos de luz ... Pero además, el contacto con sus hijos queda sometido a un régimen fijo de días y horarios. En medio de esas desventajas, la cuota alimentaria se vuelve el punto de conflicto una vez disuelto el vínculo de pareja. Hay argumentos de uno y otro lado de la línea de fuego.
Los especialistas coinciden en señalar que a veces el hombre deja de pagar la cuota como una forma de “castigo” hacia la madre, que el nuevo Código Civil agiliza el trámite de divorcio pero no plantea cambios de fondo respecto de la cuota alimentaria y que la Justicia, de alguna forma, sigue apañando a los deudores.
La cuota alimentaria no se limita a la comida, sino que abarca un abanico de necesidades de los chicos: vivienda, salud, educación, ropa, esparcimiento. Todo queda afectado por la inflación, que “se come” la cuota.