La economía del conocimiento como ley federal y el rol del consenso fiscal
Desde hace unos meses hablamos de la importancia de la ley de economía de conocimiento, con puntos importantes a resaltar tales como: vital para el crecimiento del país, el talento y las neuronas como política de estado para reconocer que el valor del intangible está además en la expansión sin limites ni fronteras geográficas, un crecimiento en el que hay menos restricciones a la industria física con un activo puesto en servicios innumerables que puedan dar el salto tan esperado para el desarrollo de un país que busca ser competitivo, que quiere seguir siendo emergente.
El intangible tiene bajo costos mientras su eficacia aumenta. Innovación, competitividad, y un Estado que acompañe.
Hemos expresado cómo aumenta trasversalmente la productividad y la creación de empleo de calidad en una economía que lo pide a gritos. Generar empleo inclusivo puede ser un comienzo, pero no es una herramienta que pueda sostenerse sola. Se verificaría de manera indiscutible un crecimiento como complejo exportador.
La ley de economía de conocimiento, amplia el universo de sujetos, y ello integra actividades productivas que se caracterizan por el uso intensivo de la tecnología. El desarrollo y la investigación se suman a nuevos sectores y contarán con la oportunidad de sentirse apoyados en el crecimiento actual y para futuras generaciones.
Recordamos a quienes los abarca: software, servicios informáticos y digitales; producción y posproducción audiovisual, biotecnología, neurotecnologia, ingeniería genética, servicios geológicos y de prospección, nanotecnología y nanociencia, actividades de ingeniería, ciencias exactas, naturales, agropecuarias, ciencias médicas, vinculadas a tareas de investigación y desarrollo experimental; industria aeroespacial y satelital y servicios profesionales de exportación junto a inteligencia artificial, robótica, internet.
El acceso no es complejo y los beneficios, son más que interesantes: ya que otorga una estabilidad fiscal hasta el año 2029. Entre ellos, reducción en el Impuesto a las Ganancias con alícuota del 15%, otorgamiento de un bono fiscal, beneficios en contribuciones patronales, exención de retenciones y percepciones, crédito fiscal por impuestos análogos al IG pagados/retenidos en el exterior sobre ingresos recibidos por el beneficiario por la realización de actividades promovidas.
Nos detenemos en un punto en particular. Se trata de una ley de alcance federal. Donde se busca que la estabilidad vaya mucho más allá de los beneficios aquí expresados, y se reduzcan o se eximan de impuestos provinciales a los mismos, para que la presión fiscal realmente ceda y el beneficio tome vida propia desde todas las vertientes tributarias, desde todos los niveles.
El consenso fiscal suscripto por la Nación y las Provincias el año pasado, contenía compromisos comunes entre el Estado Nacional y las Provincias, repleto de esquemas que llevaban alivio fiscal al contribuyente, y desde ese punto, los servicios digitales y las actividades que hoy forman la ley de economía de conocimiento, podrían esperar que el federalismo que está en su ADN, sea puesto en práctica con una adhesión que ponga a las Provincias el compromiso de dar desde su lugar, la estabilidad fiscal a estas actividades para que no caiga todo en un proyecto que tan solo pudo prosperar.
Los regímenes de retención, el impuesto sobre los ingresos brutos tendrían que quedar excluidos, dando paso a que los beneficios den a las empresas promocionadas, certezas reales y palmarias.
Sobre todo en materia de intangibles, debería reforzarse mucho mas el accionar de las provincias de adherir a la Ley, eximiendo de impuestos y retenciones a las actividades promocionadas. Cuando tenemos las herramientas en la mano, el no fracaso de las mismas conlleva acciones y decisiones, que en parte son política de Estado, pero el escenario está casi listo, y las empresas que integran este gran universo, pueden ser el futuro del país.
Ingresos brutos es el impuesto mas regresivo y distorsivo de la estructura tributaria, es hasta perverso, y las Provincias se resisten a disminuir sus alícuotas mucho menos a dejarlo fuera del sistema, esperamos de manera mas que optimista que a los efectos de hacer que esta ley federal sea un éxito integro, cedan y al adherirse no lo apliquen a estas actividades en pos de llevar a las mismas al crecimiento mas que deseado, necesitado. Es una oportunidad en la que leyes federales, donde Nación y provincias se unen con el objetivo de promocionar actividades, hagan lo suyo. Es una expresión de deseo, pero el país lo necesita. Es ley, que sea adhesión, que se honren los compromisos y que las empresas promocionadas demuestren que pueden colaborar a que el país crezca.