Habló Thiago Lapp y contó cómo cambió su vida tras ganar u$s900.000 en el Mundial de Fortnite
Thiago Lapp tiene 13 años y se encontró en el medio de una suerte de tormenta mediática a fin de julio último, cuando quedó quinto en el primer torneo mundial de Fortnite en la competencia en solitario, y recibió 900 mil dólares en premios (más otros 50 mil por su partipación en la competencia en duplas con Tadeo Timmermann).
Asediado por la prensa, su padre Ramón prefirió el perfil bajo para la familia y evitó las declaraciones a su regreso al país. Pero ahora Thiago Lapp se sumó al equipo argentino de gamers profesionales 9z, y en un video promocional le contó su experiencia en la competencia a Frankkaster, el fundador de 9z, que ganó la competencia nacional del videojuego League of Legends (LoL) hace diez días y se aseguró una plaza en el campeonato mundial del LoL.
En diálogo con Frankkaster, Thadeo Lapp contó que luego del torneo su vida no cambió demasiado: sigue levantándose todos los días a las 7.30 am para ir al colegio (donde salvo por un par de amigos nadie lo relaciona con el chico que ganó casi un millón de dólares en un videojuego) y sigue interesado en competir en forma profesional: "Empecé a pensar en ser profesional cuando estaba por clasificar, y de ahí empecé a pensarlo como mi proyecto para los próximos años."
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Frankkaster consultó lo que muchos le preguntan: qué hará con el dinero del premio (que ya está lejos del millón de dólares, luego de las retenciones impositivas): "Comprar una casa para mi familia y muchos chupetines", dijo. Hoy vive con su papá y sus cinco hermanos en Talar de Pacheco.
Thiago contó que comenzó a jugar a los 9 años al Counter Strike en sus diversas variantes y luego pasó al Fornite cuando apareció, en 2017; lo atrajo la posibilidad de hacer construcciones en el juego, una característica que distingue a Fortnite de otros videojuegos del estilo Battle Royale, y apoyó la presencia de los mechas, robots gigantes que algunos jugadores de Fortnite consideran una presencia excesiva en el juego.
Frankkaster le preguntó cómo se sentía al estar en el estadio Arthur Ashe, donde 20 mil personas miraban la competencia (y otras 2 millones la seguían online): "Solo me enfocaba a mi pantalla, y pensaba que estaba jugando en mi casa; y los corría, como hago siempre", afirmó.