Ganancias: por qué y cuánto sube este año la presión fiscal para los asalariados
En los últimos meses, el descuento por el impuesto a las ganancias de los salarios que están alcanzados por la carga es mayor que el del año pasado. Se trata de un efecto que se da habitualmente desde hace muchos años. Esto significa que el salario cae en términos reales y la incidencia del impuesto se eleva.
¿Por qué pasa eso? Durante varios años eso se daba por el congelamiento de algunos de los montos del esquema impositivo y por las decisiones discrecionales para la variación de otros. A partir de 2018, las variables que determinan quiénes tributan y con qué alícuota lo hacen se ajustan de una manera periódica y automática. Y desde entonces, las causas por las cuales sube la presión tributaria son dos y resultan muy conocidas.
Una es la aceleración de la inflación que hubo hasta hace poco y que, tras unos meses de cambio de expectativas de la mano de una paz cambiaria, vuelve por estos días tras la devaluación post-PASO. La otra razón es que los salarios caminaron en los últimos tiempos a un ritmo bastante menor que el que tomaron los precios en su corrida.
Con esta situación de fondo y tras la derrota electoral del domingo pasado, desde el Gobierno analizan modificaciones en la aplicación de ese impuesto para lo que queda de este año, informa La Nación.
La ley 27.430, aprobada en 2017, dispuso los montos que determinan cómo es el cobro del impuesto (a quiénes alcanza y con qué alícuota). Concretamente, se eligió la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte) y se estableció tomar su evolución de octubre de un año a octubre del año siguiente. La elección de ese mes tiene que ver con el rezago en la publicación del dato mensual de ese índice y con la necesidad de que la actualización se aplique a partir de los salarios de enero.
La actualización aplicada este año (en función de lo ocurrido con los salarios entre octubre de 2017 y octubre de 2018) fue de 28,29%. Ese porcentaje, además de estar muy por debajo de lo que subieron los precios en 2018 (47,6%) es apenas poco menos que la mitad de la inflación anualizada que hubo hasta junio pasado: el índice de ese período fue de 55,8%. Esa insuficiencia de la actualización es lo que explica la mayor presión tributaria para los contribuyentes.
Los valores que se movieron en ese 28,29% son los de los salarios más bajos alcanzados por el impuesto (este año, $38.301 netos para el caso de alguien que no tiene deducciones por familia ni por otros conceptos), los montos de ingresos que determinan qué alícuota se paga dentro de una escala y las cifras de la parte del impuesto que se define como un monto fijo (otra parte es un porcentaje sobre parte del ingreso).
El efecto de la mayor carga impositiva en términos del porcentaje efectivo de descuento salarial puede verse en ejemplos concretos. Un asalariado sin cargas de familia ni deducciones de otro tipo que en 2018 tuvo un salario promedio mensual bruto de $60.000, tributó ese año $46.568,41 (un promedio mensual de $3880), un 7,19% de su sueldo neto de aportes a la seguridad social; ¿qué pasa si este año tuviera un salario mensual promedio un 30% mayor al del año pasado en términos nominales? Entonces, con una remuneración de $78.000 mensuales, tributaría levemente más en términos de porcentaje de su ingreso: un 7,45%, con un monto anual de $62.731,66 (un promedio mensual de $5227). Mientras tanto, su salario perdió un 16% de poder adquisitivo.
¿Y qué pasaría bajo la hipótesis de que la persona tuviera un salario un 55,8% mayor, con lo cual compensaría el efecto de la suba anualizada de precios? En ese caso, según La Nación, con un salario mensual de $93.480 la carga fiscal anual sería de $112.399,44, equivalente a 11,14% del ingreso neto, en lugar del 7,19% que había significado el impuesto en 2018 a igual poder de compra.
En el caso de un asalariado con dos hijos a su cargo, el mínimo no imponible es este año de $44.511 (considerando que no hay deducción por cónyuge porque también trabaja y tiene sus ingresos). Considerando para alguien que tiene esta situación los mismos números que en los párrafos anteriores (un salario de $60.000 en 2018 y de $78.000 este año), la carga tributaria anual sería de $29.966,54, un 4,63% del sueldo neto. Para 2019 y considerando un aumento nominal de 30% ($78.000 mensuales), Ganancias representa un monto total anual de $40.990,31, un 4,87% del salario neto, que hoy sirve para comprar menos cosas. Y, en el supuesto del aumento de 55,8% (a la par de la inflación de los últimos 12 meses), $87.375,35, un 8,66% del ingreso neto.